15. La lluvia y el relámpago

Aunque dos guardaespaldas de mi padre sujetan a Cristóbal de los brazos, yo lo abrazo fuertemente; el juez y las otras personas que estuvieron en mi boda no estoy segura de cuándo desaparecieron, y luego que entró el otro grupo de guardaespaldas que no reconocía, es que supongo Melanie logró salir de ahí.

- "Suéltame Sofi, no te preocupes estaré bien", me dice Cristóbal sereno.

Pero yo estoy muy nerviosa; tanto que no me di cuenta de que detrás del nuevo grupo de guardaespaldas, estaba el gerente del hotel y se había dirigido hacia nosotros.

- "¿Qué está sucediendo acá, señor March? No se permiten agresiones en este lugar", expresa el gerente del hotel.

- "Es lo que digo, permitieron la entrada a alguien que no estaba invitado y este lunático arruinó la boda de mi hija, como ustedes no supieron manejarlo me encargaré yo", dice mi padre mientras me empuja haciéndome caer al suelo y sujeta de la chaqueta a Cristóbal.

- "Suelte al señor Tudela de inmediato, o me veré obligado a que el personal de seguridad lo saqué del recinto", manifiesta el gerente mientras que los guardaespaldas que ingresaron obligan a los de mi padre a soltar a Cristóbal, quien me ayuda a ponerme de pie.

- "¿Qué tontería es esta?, ¿por qué en lugar de apoyarme a mí, que soy su cliente, protegen a ese idiota?, ¿qué clase de servicio es este?", expresa muy molesto mi padre dirigiéndose al gerente.

- "Lo siento señor March, pero es nuestra obligación proteger a un socio de nuestra cadena de hoteles, y el señor Cristóbal Tudela es uno de sus accionistas, además en lo personal no creo que sea un lunático, pero si igual cree necesario podemos llamar a la policía y que aclaren esto, mientras tanto no permitiremos agresiones", dice el gerente mientras da indicaciones para que los guardaespaldas nos lleven a Cristóbal y a mí a otro ambiente.

Supongo que mi padre no quiere a la policía involucrada en todo esto, después de todo él secuestró a una persona, mi amiga Lucía, e incluso a mi misma; así que a lo lejos lo veo refunfuñar y echar chispas, la única que me preocupa ahí es mi hermana Andrea; me tiene bloqueada por lo que no puedo mandarle un mensaje, y tampoco puedo advertir a Miguel porque de la forma en que ella me suplicó que no lo llamara, había algo que temía tanto de mi padre que no sabía cómo enfrentarlo, es un pendiente que tengo con ella y pienso descubrirlo pronto.

Llegamos a la oficina del gerente, y ahí nos estaba esperando un señor muy elegante, de unos cuarenta y cinco años, me miró y al parecer sé sorprendió al verme vestida de novia; cuando Cristóbal ingresa me sujeto de su brazo, estoy tan confundida con todo lo ocurrido, Cristóbal solo me sonríe y me susurra "tranquila pronto te llevaré con los demás" y se acerca aquel señor que parecía lo estaba esperando.

- "¿La ayuda que pidió era para robarse una novia?, joven Cristóbal, le interroga sin dejar de mirarme.

- "Don Rafael Tudela dijo que no importara qué fuera, con tal de ayudar a la señorita Sofía March", le respondió Cristóbal tomando una uva que estaba en el frutero de la mesa.

- "Según lo que me dijo el señor Tudela, es que la señorita Sofía March era su novia, y que me asegurara que estuviera bien", dice aquel señor acercándose a mí, "¿usted es la señorita Sofía March?", me interroga.

- "Sí, dígale a don Rafael que sinceramente le agradezco la ayuda y que por favor disculpe las molestias que eso hubiera causado", le respondo nerviosa.

- "Al menos ella si es amable y cortés, joven Cristóbal", dice aquel señor sonriendo, "sus amistades están en la casa que hemos alquilado, la avioneta privada está a su disposición", le dice a Cristóbal entregándole una tarjeta, "es el piloto que los llevará, coordine con él cuando estén listos para el viaje que quieran hacer, igual cualquier cosa está hospedado en este hotel hasta que lo necesite joven Cristóbal, y supongo...", guarda silencio para tomar el hombro de Cristóbal "...que no quiere que le dé todos los detalles a su padre, solo que le informe que la señorita y usted están bien", le continúa diciendo mientras toma su saco para salir.

- "Gracias Antonio, eres lo único bueno de la casa Tudela", dice Cristóbal.

- "No lo creo, pero algo si es claro, al mejor de los Tudela lo tengo enfrente", le responde sonriendo y luego se dirige a mi y entregando una tarjeta dice "Antonio Fuentes, asistente personal de don Rafael Tudela, para servirle", me sonríe y se retira.

Tengo mi celular en mi mano y la tarjeta en la otra, no sé ni donde guardarla, estoy con este vestido de novia que me hace sentir muy incómoda, Cristóbal se acerca y me sonríe tiernamente...

- "¿Señorita March, cuándo pensaba decirme que habló con mi padre?", me dice serenamente, pero no puedo evitar ponerme nerviosa, luego me mira de pies a cabeza "no importa, que él crea que eres mi novia sirvió para poder ayudarte, ¿quieres ir a ver a los demás así, o prefieres cambiar tu ropa?", continúa diciendo.

- "Siento no decírtelo, don Rafael Tudela no me dejó hablar mucho que digamos y dejé que creyera eso, y ahora con lo que pasó supongo que terminará pensando que una chica tonta como yo, no debería salir con su hijo, aunque realmente no estoy saliendo con su hijo", le dije mirando el suelo, visiblemente nerviosa, y aunque había tratado de mantenerme fuerte, estaba afectada por lo ocurrido.

Cristóbal levanta suavemente mi rostro, y me abraza suavemente; siento otra vez ese aroma característico suyo; y creo firmemente que un "gracias" no es suficiente para todo lo que lleva haciendo por mí.

- "Tú jamás serías una chica tonta, eres una mujer muy fuerte, inteligente, bonita y valiente", cuando escuché eso me separé de él y lo quedé mirando como si no pudiera creerle "ahí como que te ven, casi me rompes las costillas abrazándome para que no me vayan hacer daño", me dice y yo solo me sonrojo.

En ese momento, ingresa el gerente del hotel con un grupo de señoritas que traían consigo diferente tipo de vestimenta para mujer y zapatos.

- "No me respondiste, pero supuse que no hubieses querido ir a ver a los demás vestida de novia, te pedí varias opciones de vestir para que pudieras escoger, tomate tu tiempo", me dice y sin opción a qué le responda sale con el gerente de la oficina.

Para alguien que en su anterior vida era una fashionista, era fácil darse cuenta de que la ropa que tenía al frente era de la última temporada, sé que Cristóbal no viene de una pobre familia, es más la fortuna de su familia era mayor a la de mi familia, pero conociendo como él se comporta sé que lo que gaste ahora saldrá de su propio bolsillo, así que trato de elegir las menos costosas de las disponibles, incluido el abrigo que igual necesitaba porque el clima se había vuelto muy frío.

Cuando terminé abrí la puerta, y no vi a Cristóbal, de repente noto que con sus equipajes salen del hotel mi padre, mi madre y mis hermanos; sé que no debería preocuparme por Melanie por cómo se comportó en mi otra vida, pero sabía que en esa época su familia estaba atravesando por problemas de liquidez aunque trataron de ocultarlo, nunca me enteré cómo lograron mantener la imagen de que todo estaba bien, así que no pude evitar preocuparme de que si mi familia la trajo y no estaba yéndose con ellos, probablemente no tendría los recursos para regresar, le pregunto al gerente si me puede informar en qué habitación estará registrada Melanie Santos, y me dice que ella compartía habitación con Andrea, pero que ya habían cancelado; ¿dónde podría estar?, pensé.

Luego veo salir del ascensor al padre de Fabián y sus dos amigos con sus maletas, me oculte detrás de una columna, se acercaron a recepción supongo a pagar las habitaciones y luego se retiraron del hotel; se me ocurrió entonces preguntar por Fabián Álvarez, al principio el gerente no estuvo muy seguro de decirme, pero como vio que Cristóbal se acercaba, me terminó por dar información, al parecer se había cambiado a la habitación que había reservado para nuestra luna de miel.

- "Deberías olvidarte de ese tipo para siempre, ¿por qué estás preguntando por él?", me pregunta Cristóbal.

- "Quería salir de una duda, pero supongo que ya no debería importarme", digo pensando una vez más desde cuándo empezó la traición.

Cuando estaba sospechando que Fabián debía estar con Melanie, la vi salir del ascensor, abrazada de uno de los hombres que estuvo en mi frustrada boda, que fácilmente le llevaba unos treinta años, cuando se dió cuenta que la había visto, se avergonzó y decidió ver a otro lado, mientras salía con su acompañante; si hubiese prestado más atención a los demás en mi anterior vida quizás me hubiese dado cuenta de lo que realmente estaba pasando a mi alrededor.

Cristóbal me dice que los demás están esperando en la pequeña casa que ha alquilado, que debemos apurarnos porque ha empezado a llover, así que nos apresuramos a tomar el automóvil.

Cuando llegamos a la casa, abrace con cariño a Lucía, estaba muy feliz de verla bien y me disculpé por lo que pasó por el solo hecho de ser su amiga, me dijo que no me preocupara que todo estaba bien, también jugué con Happy.

La casa que había alquilado Cristóbal era pequeña, tenía dos habitaciones, en la más grande nos acomodamos Paulina, Lucía y yo; en la otra Ignacio y Cristóbal, se suponía que debíamos partir en la madrugada pero se había desatado una gran tormenta y se había prohibido cualquier vuelo; así que los planes cambiaron un poco.

Me enteré de que Cristóbal, la mañana de mi secuestro había visitado a su padre cuando se enteró por el señor Antonio que había sostenido una reunión con su supuesta novia; mientras eso sucedía el señor Rafael le comentó que hace un par de días, Máximo March le pidió confirmar si iría al matrimonio de su hija Sofía que se iba a realizar al día siguiente, y si en verdad yo era su novia. Cristóbal sospechó de tal situación, y le mintió a su padre al confirmarle que éramos novios, porque pronto averiguó que tanto Lucía y yo habíamos desaparecido; don Rafael puso a su disposición al señor Antonio Fuentes, quien con sus recursos pudo localizarnos y con su personal de seguridad rescataron a Lucía y a Happy.

Estaba descansando en la habitación, pero no podía dormir, así que salí a la sala, veía por la ventana caer la lluvia, sentía un frío terrible dentro de mí, no tenía familia a quien acudir si estaba en problemas, cuando trato de levantarme sola, esa misma familia que ni me apoya pretende traerme abajo; y las personas que me ayudan pueden terminar lastimadas, qué debo hacer ahora me pregunto.

- "¿No puedes dormir?, ya está pasando la tormenta, todo va a estar bien", escucho decir a Cristóbal que tiene a Happy en sus brazos, "ella tampoco podía dormir, así que vine a ponerle música instrumental".

Cristóbal usa su móvil para poner la música instrumental y acaricia a Happy mientras ella se acurruca en el mueble de la sala, después de unos minutos, mi pequeña mascota se tranquiliza y parece dormir tranquila.

- "Eres muy hábil para tranquilizarla, gracias por eso y por todo lo demás que has hecho por mí, siento mucho causar tanta molestia" le digo y me volteo a ver nuevamente por la ventana, ni siquiera puedo darle la cara.

Él se acerca a mí, me sonríe y se queda mirando la lluvia igual que yo; luego de un rato iba a salir, pero un relámpago iluminó nuestros rostros, me asustó un poco y abrace a Cristóbal, recordé el beso que nos dimos para convencer a los demás de que éramos novios, pero ahora no había nadie a quien convencer, pese a ello, la sensación de besarlo era inevitable, creo que ambos compartimos la misma sensación, porque poco a poco nos acercamos hasta que nuestros labios se juntaron, para dar pie al beso que siguió; no sé en qué momento pasó pero ahora estoy segura de que él me gusta mucho; y también resulta que ahora la lluvia y el relámpago son los testigos de nuestro primer beso de verdad.

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