Mi pasado, es más fuerte que yo, parte 2

Narra Rodrigo:

Después, de que su segundo marido se alejara de mi madre, llevándose con él a mi hermana, mi madre cayó en depresión, ya que al parecer si sentía algo fuerte por aquel hombre, pero que gracias a su modo de pensar lo había arruinado.

Así que decidió, que para ser feliz no necesitaba a ningún hombre en particular, solo tenía que ser libre y disfrutar el día a día.

Cuándo cumplí 4 años, conoció a Pedro, un hombre que se enamoró de ella a primera vista, en una fiesta donde coincidieron.

Tuvieron un noviazgo de algunos meses, después decidieron casarse, estaban enamorados y esperaban a su primer hijo, así que todo iba bien.

Pedro le pidió a mi madre que me llevará a vivir con ellos, que yo debía estar con ella y crecer a su lado no con mi abuela.

Y así fue, me mudé con ellos, Pedro se esforzaba por hacernos felices, proveía todo lo que necesitábamos, con tal de que mi madre, se dedicara 100% a la familia, ya que a él no le gustaba la idea de que ella trabajara.

Cuando tenía 6 años llegó mi cuarta hermana, pero, las cosas empezaron a cambiar, Pedro, ya no era igual conmigo, ahora toda su atención era para sus hijos, mientras que yo pasé a segundo plano.

Seguía respondiendo por mí, pero el cariño ya no era igual, y mi madre parecía que se asfixiaba con todo lo que conlleva una relación en pareja, la convivencia, los hijos, la rutina, etc.

Y así seguí creciendo, con el resentimiento de sentirme desplazado sentimentalmente por mis hermanos, mi madre y mi padrastro.

Así que para llamar su atención, empece a dar problemas en la escuela, en el vecindario y con mis hermanos. Pero nada de lo que hacía daba resultado positivo, al contrario, cada acción mía solo desencadenaba problemas y más problemas en mi casa.

Pedro cada día se veía más fastidiado con mi presencia, así que comenzó a quedarse algunos días por fuera de casa, de rumba con sus amistades y mi madre, para tenerlo contento, siempre le daba la razón.

Así que se volvió una rutina, yo peleaba por cualquier motivo, con el que tuviera a mi lado, mis hermanos, mis amigos, profesores, mi madre, Pedro... Eso llevaba a discusiones fuertes y constantes entre mi madre y Pedro... Luego de eso cada uno se iba por su lado de fiesta con sus amigos, cuando se encontraban borrachos se reconciliaban y a los días otra vez comenzaba el círculo vicioso...

En este son, ya habían pasado 10 años, y ahora tenía 16 años, pero nada mejoraba ni tenía la intención de hacerlo, las agresiones entre Pedro, mis hermanos, mi madre y yo cada día eran mayores... Por lo que creo que cada temporada de vacaciones ellos descansaban de mí, cuando me enviaban con mi abuela.

No puedo negar, que pasar unos días con mi abuela me traía cierta paz, pero también incrementaba mi rabia, al sentirme desplazado por «mi familia». Así, que después de renovar energías, volvía peor que nunca...

Por este motivo decidí que debía cambiar de táctica, si quería que me prestarán atención, ya no bastaba con las niñerías que venía haciendo, tenía que pasar a otro nivel, y fue cuando se me ocurrió que así como ellos pasaban de fiesta en fiesta y de borrachera en borrachera, yo también haría lo mismo, así ellos reflexionarán y todo volvería a ser como antes, cuando Pedro llegó a nuestra vida.

Pero nada más lejos de la realidad, ya llevaba varios meses de fiesta en fiesta, cada fin de semana y nada pasaba, al contrario al parecer mi familia era feliz cuando yo no estaba en casa, así que en cada borrachera yo empecé a sacar todo eso que tenía clavado en el pecho, y ¿como? Pues fácil perturbandoles su tranquilidad en cada madrugada, escándalo trás escándalo se volvió cada fin de semana, cada que llegaba ebrio a casa. Y ese fue el detonante, para que Pedro me echara de su casa. ¿y si se preguntan que hizo mi madre o mis hermanos? Pues nada, absolutamente nada. cómo siempre le dió la razón a Pedro y fue así como terminé mudandome con mi «mita»