Capitulo 9

Al entrar a la habitación de su hermano se llevó una gran sorpresa encontrándolo despierto, salto de alegría hacia él y lo abrazo fuerte.

-¡Ay hermanito! No puedo creerlo. - Decía mientras suspiraba.

-Hola hermana. -Contestó con dificultad sintiéndose aprisionado en los brazos de su hermana.

-¿Cómo te sientes??-Se preocupó.

-Bien Julieta, cuando desperté sentía mucho dolor en la cabeza, pero ahora estoy mejor.

-¿Te han dado alguna medicación?

-Pues si y eso me ha calmado el dolor.

-¡Ay que bueno hermanito! Sentía tanto miedo...

-No te preocupes ya estoy bien...

-No, no estás bien. Ahora debes descansar... -Le recomendó.

-Tranquila Julieta. ¿Cómo están los niños?

-Pues están bien, ahora están en la escuela.

-¿Y tú porque no has ido?

-Porque quise pasar a verte.

-No quiero que descuides tus estudios por mí...

-¡Ay Tomás! Ni siquiera he faltado tanto.

-Mmm bueno... ¿Has hablado con la policía?

-No, aún no...-Contestó cabizbaja.

-Es extraño que no hayan venido a interrogarte.

-Seguramente aguardaban a que despiertes.

-Si, seguro. -Contestó haciendo una mueca hacia el costado.

-Bueno, tu tranquilo. Todo se solucionará.

-Hermana quiero hacerte una pregunta...

-Dime...

-¿Nadie ha ido a buscarte a casa? -Pregunto afligido.

-Pues no, pero en verdad no entiendo que fue lo que sucedió con esos tipos. ¿Puedes decirme por qué te buscaban?

-No es nada...

-¿No es nada? ¿No eres capaz de decirme la verdad luego de habernos expuesto a ese peligro?-Discutió.

-¿Quién está corriendo con las consecuencias ahora? ¡Mírame cómo estoy! Aquí tirado en este hospital...

-No entiendo porque elegiste el mal camino, en verdad no lo entiendo...

-¿Quién te ha dicho lo que sucedió?-Indagó

- Nadie...

- ¡Ah no me quieres decir! -Exclamo ofendido.

-Tu no hablas, yo no hablo... Simple.

-¡Yo soy el hombre de la casa!-Exclamo queriendo exigir que hable.

-Tú no eres el hombre de la casa, apenas eres un niño... Y tus consecuencias también las llevamos nosotros.

-¿Por qué dices eso?

-¡Por nada Tomás! Por nada... Es mejor que me vaya debo intentar vender algo...

-Te prometo que en cuanto salga de aquí volveremos a vender como antes...

-No te preocupes hermano.-Contestó Julieta acariciando la mano de Tomás. - Tu prioridad es que te mejores... Además, necesito una niñera para los niños.

-Uff no quiero imaginarme volver a casa.-Suspiro.

-Si, lo se pero los niños estaban preocupados por ti, en cuanto sepan que ya has despertado serán muy felices.

-Si, en verdad que sí. Solo que el tiempo que esté en casa tendré que soportar mi padrastro.

-¡Ay hermano! -Suspiro. -No veo la hora de hablar con mamá para que lo eche de una vez, pero sabes como es ella...

-Ella nunca lo sacará de la casa...

-Bueno hermano tendrás que ver como le haces para soportarlo porque tendrás una larga recuperación en casa. Ya me ha dicho que no te quiere allí.

-¿Y quién se cree? Es nuestra casa, no la de él...

- tranquilo, tranquilo... -Intentaba tranquilizarlo.

-Si mamá no lo saca de la casa, tendremos que buscar un lugar en donde vivir... Yo ya no quiero vivir bajo el mismo techo que él.

-¿Y tú crees que mamá lo sacará de la casa? Pero tampoco podemos regalársela.

-¿Y entonces que haremos?

-¡Pues nada Tomás! Ya hemos tenido muchos problemas y lo que debes hacer ahora es recuperarte.

-Está bien Julieta... ¿Debes ir a buscar a los niños?

-Iré a casa a buscar lo que compre para vender e iré a buscar a los niños...

-En cuanto me recupere sabes que iré contigo como siempre.

-Yo sé que si hermanito... Ahora debo irme, cualquier cosa que necesites solo debes pedir que me llamen. ¿Si?

-Está bien, tú quédate tranquila que estoy bien aquí.

-Está bien hermanito. Adiós... -Sé despidió de su hermano y salió para su casa en busca de la bolsa en la que tenía todo guardado.

Al llegar, en su casa no había nadie, eso era una tranquilidad porque su padrastro siempre se encargaba de malograr su día. Ingreso a su habitación y busco la bolsa donde traía todo, pero no la encontraba, volvió a buscarla, pero nuevamente no la encontró. Comenzó a buscar por toda la casa, convencida de que alguno de sus hermanos habría cambiado de lugar la bolsa, pero no había caso, allí no estaba.

Fue directo a la cocina y quedó allí parada pensando, no podía entender por qué habían desaparecido sus cosas, pero con solo pensar el porqué su padrastro no estaba en la casa era obvio que algo tenía que ver. Él no se perdía de dormir en las tardes por nada en el mundo, a menos que tuviese dinero y seguramente dinero tenía.

Comenzó a desesperarse y sus ojos se llenaron de lágrimas, sabía que era capaz de todo, pero no creyó en que sería capaz de robarle lo único que le generaría dinero para comer. De la impotencia se sentó y puso los brazos sobre la mesa para apoyar su cabeza y comenzar a llorar, era tan grande su impotencia, tenía tanto con que cargar y no sabía que hacer.

Debía descargarse de alguna manera, y Selene estaba siempre allí para escucharla, volver a encontrarse con ella era de las pocas cosas buenas que le habían sucedido durante estos días.

Julieta lloraba mientras hablaba con Selene, y ella no pudo evitar querer ayudarla.

-Bueno amiga, no te preocupes. Yo podría conseguirte trabajo.

-¿Trabajo?

-¡Claro que si!

-¿Y de qué sería este trabajo?

-Yo conozco a una persona que tiene un restaurante, sé que si se lo pido te dará el empleo.

-¿En serio harías eso por mí?

-Si amiga... Ahora deja que hable con él y volveré a llamarte.

-¡Ay muchas gracias amiga!! ¡Te quiero!! -Exclamaba con felicidad.

-Y yo a ti...

Selene corto la llamada y llamo directamente a su hermano Lucas que era dueño de un restaurante para pedirle trabajo.

-¡Hola hermanito!