Capitulo 4

-Hola Selene. ¿Qué sucede?-Pregunto inquieta.

-Mi hermano quiere verte... ¿Podrás ahora?

-Si amiga. ¿Dónde nos vemos?

-En la plaza del centro, paso por ti.

-Bien, ya voy hasta allí. ¡Adiós Sele!

-¡Adiós, amiga!

Julieta se dirigió al centro y se sentó en un banco que había en la plaza aguardando la llegada de Selene. Minutos después Selene llegó en su auto e hizo que ella subiera, un poco nerviosa Julieta subió y juntas partieron a la mansión de Bruno.

Julieta quedó impresionada ante la magnitud de esa mansión, pero prefirió mantenerse callada, ya que Selene casi no había hablado durante el viaje, eso la incomodaba, pero en realidad Selene estaba tan preocupada por lo que su hermano haría con Julieta que venía arrepintiéndose en el camino de haberle dicho que Julieta haría lo que fuera por su hermano.

Selene estacionó en la puerta de la mansión y bajo del vehículo, habló con unos hombres que estaban en la puerta y le hizo seña a Julieta para que bajara. Julieta sentía como sus piernas temblaban, sabía que este hombre era capaz de cualquier cosa y eso le daba mucho miedo, no quería dejar a sus hermanos solos en el mundo.

Uno de esos hombres palpo a Julieta apenas bajo del auto y al asegurarse que no llevaba nada peligroso consigo, la dejaron entrar.

Todo lo que se veía en la entrada era mínimo a la decoración interna de la casa, piezas de arte, cuadros de importantes pintores y mucha elegancia adornaban la casa, a medida que iba caminando por el salón más sorprendida quedaba.

Selene la hizo subir por unas escaleras y allí las esperaba Dante, que al ver a Julieta quedó asombrado por la belleza de la joven, aún más al verla con el uniforme escolar.

-Pasen por aquí.-Las guiaba Dante hacia la oficina de Bruno.

-Gracias Dante. Dime... ¿Cómo está mi hermano?-Pregunto Selene queriendo saber si este estaba de mal humor.

-Está bien Sele, tú sabes como es tu hermano. Pero ahora está tranquilo.

-¿Tú lo crees? - Lo bloqueó tomándolo del brazo, haciendo que la mirara a los ojos.

-No te preocupes por tu amiga. ¿Si? Ella estará bien.-Aseguro.

-No quiero arrepentirme de esto Dante.-Murmuraba.

-Lo hubieses pensado antes. -Contestó él mirando a Julieta que no podía escuchar lo que ambos hablaban.

-Sele. ¿Sucede algo?-Pregunto nerviosa.

-No amiga, tu tranquila. Pero debes saber que mi hermano es capaz de pedir cualquier cosa.

-Yo lo sé, y estoy dispuesta. -Contestó con la mirada hacia abajo.

-Te quiero mucho, amiga.-Dijo Selene mientras se acercaba a Julieta para abrazarla. Ambas se abrazaron y Dante mientras observaba la situación se sentía un poco culpable por lo que haría Bruno.

-Selene... Sabes que a tu hermano no le gusta esperar. -Le advirtió.

-¡Bien! ¡Si! ¡Vamos Juli! -Exclamo Selene tomando la mano de Julieta.

-No, tu hermano pidió que entrará ella sola.-Le obstaculizo el paso.

-Pero... ¿Por qué?

-Él quiere hablar a solas con ella... -

Selene observó a su amiga que ahora estaba muy asustada y la tomó de la mano.

-Ve amiga... Yo estaré esperando por ti aquí afuera. ¿Si? No va a suceder nada.

-Estás segura Selene? -Pregunto preocupada.

-No dejaré que te suceda nada. ¿Si?

-Está bien... -Contestó Julieta y se armó de valor para ingresar a esa oficina, mientras que Selene se quedaba aguardando por ella en el pasillo.

Julieta abrió la puerta con temor, tan lento que desesperaba, llevando su mirada hacia el suelo, pero al pasar algunos centímetros de la puerta chocó con los zapatos de un hombre que se encontraba allí parado. Al levantar la mirada se encontró con el temido Bruno, con su mirada vacía y su frío semblante que lo caracterizaba, infringiendo temor a esa pobre joven.

-¡Ven! Siéntate. -Le ordenó señalando el sillón, Julieta rápidamente acato su orden y se sentó allí esperando su cruel destino.

Bruno no podía dejar de observarla, su rostro bello y dulce, sus ojos verdes y su pequeño uniforme le generaba ternura, pero no se dejaría llevar por eso.

-Así que tú eres la hermana de ese delincuente. - La confrontó.

-¡Así es! -Contestó ella tocando sus rodillas con nervios.

-¿Realmente eres capaz de hacerte cargo de sus fechorías?

-Si señor... -Contestó con su voz quebrada por los nervios.

-Sabes tu hermano intentó robarme 2 millones de dólares, supongo que con eso comenzarían una nueva vida.-Mientras caminaba de un lado hacia el otro.

-Yo no estaba al tanto de lo que mi hermano hizo.

-¿Debería creerlo? -Indagó Bruno acercándose a ella haciendo que ella se enfade.

-Piense lo que quiera, al fin y al cabo estoy aquí. -Lo enfrentó.

-¡Ohhh! Mira a quien tenemos aquí, eres un lobo vestido de cordero. -Ironizó, Julieta se levantó Del sillón y se puso frente te a él enfrentándolo.

-No vine aquí para que intente humillarme, así que dígame que es lo que quieres que haga y déjeme irme.

-Tú no me dirás lo que tengo que hacer, ahora siéntate y déjame terminar. -Le lanzó una mirada que la hizo asustar. Julieta volvió a sentarse, pero ya no podía controlar los nervios que llevaba encima, sabía que Bruno solo quería humillarla y las palabras que siguieron lo confirmaban. -Como te decía... Odio que intenten verme la cara de idiota, pero tú vienes a gritarme en mi propia casa sintiéndote con el derecho de hacerme frente.

-No fue mi intención... -Intento contestarle Julieta, pero este llevo su dedo hacia sus labios haciendo un gesto para que se callara.

-¡Bien! Ya que quieres que sea directo, te lo diré.-Juieta bajo la mirada esperando lo peor.

-Quiero que vengas mañana en la noche y pases la noche conmigo.

-¡¿Qué?!-Exclamo sorprendida. -¿Para qué?

-¿Debo hacerte un dibujo o algo así? No te hagas la inocente porque realmente no me gustan, ya te voy avisando que me gustan bien perras en la cama, no quiero ninguna mojigata.

-Pero...

-Shhh.-La volvió a callar. - Si no haces lo que te pido, tu hermano ni siquiera va a salir de ese hospital. ¿Has entendido?

-Pero usted ya tiene su dinero. ¿Por qué hacer esto? -Intento discutirle.

-¿No lo quieres hacer? Está bien, es tu decisión.-Contesto Bruno dejando a Julieta en blanco, no quería hacer esto, pero al parecer no había otra opción.

-Está bien, lo haré. -Acepto Julieta con un nudo en su garganta.

-¡Bien! Puedes retirarte. -Contestó Bruno dirigiéndose a su silla dejando descolocada a Julieta. -¡Dije que puedes retirarte! -Le Repitió sin siquiera mirarla.

-¡Esta bien!-Contestó ella saliendo rápido de la oficina.

-¡Espera! -La paró y ella giró hacia él. -Dante te dirá como será todo y pasará por ti mañana.

-¡Ok! -Respondió y salió mirando fijamente a su amiga con sus ojos llenos de lágrimas.

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