Capítulo 3

La noche era más fría de lo habitual, la misteriosa luz nocturna ocultaba mucha más de lo que dejaba ver, el pequeño hilo de luz que se colaba en la habitación dejaba a simple vista el rostro tranquilo de Helena, la cual estaba en medio de un profundo sueño, Apolo, escuchaba los tranquilos ronquidos y palabras incomprensibles de la joven.

Los dulces susurros pocos entendibles eran un deleite para cualquier oído, esto a causa de la dulce y relajante voz de la joven, sin embargo, Apolo seguía en medio de una insoportable inquietud, mejor que nadie lo sabía, había perturbado el ciclo de vida y muere, ni siquiera podía imaginar lo que le ocurriría si se descubría su “error”.

Al salir de sus pensamientos, Apolo salió evitando hacer cualquier ruido que pudiese perturbas el sueño de Helena, cuando estuvo en el jardín se pudo percatar de la presencia de Alfonso.

-¿Por qué me sigues? -preguntó Apolo un tanto arisco.

-Solo tenía curiosidad, además estoy bastante aburrido -respondió Alfonso un tanto relajado.

-No soy un centro de entretenimiento, si estás aburrido, busca algo que hacer, no tengo tiempo para ti.

-Ambos sabemos que lo mejor que puedes hacer es romper la marca sobre Helena -dijo Alfonso con un tono más severo-. Si tiene que morir, déjala morir, ni siquiera piensas en defenderla del idiota que intento matarla, mientras más lejos este de nosotros mejor será.

-No te metas en mis asuntos Alfonso, lo que haga o no con Helena es solo mi problema, sobre lo que pase con el idiota de su exnovio, solo le interesa a ella, no meteré mis manos hasta allí.

-No lo entiendo, por años has estado bien, estás a punto de cumplir tu condena, si este asunto se revela jamás regresarás al cielo, ¿qué harás si esta vez te dan una condena peor?, perder un título y pagar doscientos años vagando no es nada en comparación con un castigo más severo.

-No tienes que entenderlo, estoy cansado de decirte que no te entrometas en mi camino o mis problemas.

-Solo me preocupo por ti, pero es inútil, solo te preguntaré una última cosa, ¿borraste su nombre de tu libro?.

-Si -respondió Apolo con un nudo en la garganta-. Nadie lo notó, será mejor de esa forma, además no creo que nadie quiero supervisar los nombres qué pongo o quito de mi libro.

-Bien, si vas a trabajar vete, yo cuidaré de ella esta noche, ¿Está bien?.

-Volveré en el amanecer, simplemente iré tras un par de demonios que se pasaron de listos.

-En el caso de que ella pregunte algo, ¿Qué le digo? -preguntó Alfonso con cierta preocupación.

-Solo responde sin ocultar nada -respondió Apolo rápidamente-. En algún punto ella sabrá todo, sea lo que sea intenta explicarle un poco sobre nosotros, aunque seamos demonios, no somos iguales a aquello que fueron creados desde cero como tal, ella debe temer más a ese tipo de seres.

Apolo desapareció en la oscuridad del jardín y tras un largo suspiro, Alfonso, decidió ingresar de nuevo a la casa.

Las cosas que pasaban por las noches estaban ocultas para el ojo humano, incluso en los rincones más claros y visibles había algún secreto.

La mayoría de los seres míticos y sobrenaturales se ocultaban fácilmente entre los humanos, aunque no se relacionaban fácilmente con ellos, puesto que el corazón de los humanos podía albergar mucho más rencor y odio del que se podía imaginar, aunque la mayoría de los ángeles existía para proteger a los humanos, estos no tenían permitido relacionarse con algún humano.

El olor metálico era ciertamente común para Apolo, en su día a día trataba con ángeles y demonios con pecados parecidos al suyo, incluso peores o más simples, el trabajo de Apolo consistía en borrar la existencia de aquellos seres, en el caso humano, este solo debía ir por las almas de las personas que aprecian en su libro.

En algunos casos, él mismo debía acabar con la vida de la persona en cuestión, fuese de forma rápida, que eran los peores casos, o de forma lenta, ya fuese con una maldición o enfermedad.

En esos momentos el olor a metal y gritos de dolor eran mayores de lo habitual, aquel fatigante olor tan característico provenía de un demonio a sus pies, este ya no tenía fuerza, incluso la apariencia humana había desaparecido mostrando con fuerza sus atributos demoniacos.

-¡Ahhhhh! -un grito desgarrador salió de lo más profundo de la garganta del demonio.

-Si sigues quejándote todo será más difícil, lo único que me da gracia sobre esto, es que intentaste hacerme frente -dijo Apolo con una sonrisa cínica en su rostro.

Apolo estaba manchado de la sangre, su rostro no mostraba expresión alguna, la indiferencia en su rostro inquietaba todavía más a la víctima frente a él.

-¡Ten piedad! -exclamó aquel demonio al borde de la locura.

-Ambos sabemos que estás haciendo una petición absurda, lo mejor será que cedas, claro, a menos que desees alargar tu sufrimiento un poco más, con gusto puedo hacerlo.

Apolo pisó con fuerza la mano del ser ahora deforme que se arrastraba frente a él, el agudo y ruidoso grito hizo que los oídos de Apolo vibraran.

-Estoy cansado de oír tus quejas, tengo cosas más importantes que hacer -dijo Apolo remarcando su indiferencia.

De un tirón Apolo arranco las oscuras alas, aquel demonio dejo de forcejear o quejarse, ya no le quedaba ningún símbolo de su inmortalidad, y sin previo aviso Apolo acabo con la vida de este.

Por más cínico que Apolo pudiese lucir a ojos de los demás, en el fondo este no sentía nada, se había acostumbrado a ver como la vida se desvanecía frente a él, hiciera lo que hiciera, así de terrible era su trabajo.

La falta de empatía fue algo adquirido con el paso de los años y justo como era de esperarse, esta indiferencia era parte incluso de la vida sentimental de este, tampoco tenía algo que lo pudiese motivar.

Todo lo que una vez tuvo se le fue arrebatado, incluso sus esperanzas fueron destruidas por sus errores y el tiempo.

Cuando Apolo regreso a casa, el sol todavía no había salido, Helena seguía en medio de un profundo sueño. En el fondo, Apolo sabía que ella no confiaba en él, podría decirse que incluso sentía miedo al estar cerca de él, pero solo era cuestión de tiempo para que se adaptara.

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Comments

Martha Divas Delgado

Martha Divas Delgado

Apolo es un ser k le perdono a helena la vida

2023-07-13

1

Dolores Hernandez

Dolores Hernandez

Mary este demonio Apolo es la muerte y tenía que llevarse a la chica pero desidio perdonarle la vida y ese va Aser su otro pecado el perdonale la vida a Hellen

2023-07-09

1

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Apolo tu trabajo es exterminar a las.personas malas, Helena duerme plácidamente no te siente cuando llegaste de tu trabajo

2023-06-26

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