CAPÍTULO. 12 CONFESION

Adán quedo perplejo, jamás se imaginó que Barbara y Beatriz la madre de su esposa estuviesen en ese lugar.

(Bárbara Yildiz y Beatriz de Yildiz)

– ¿Que hacen aquí? – pregunto Adán con molestia.

– Hola querido yerno, ¿cómo estás?, ¿pues que hacemos aquí?, fácil, te explicare, tu queridísima abuela nos envió para que al casarte te recordaras que todo lo que estás haciendo es por Venganza. – dijo Beatriz la madre de Barbara.

– No las quiero ver en la boda, esto no les incumbe a ustedes. – dijo Adán abriendo paso para que las dos mujeres entraran a la casa.

– Eso no se discute Adán, sabes muy bien como es tu abuela, además yo soy tu adorada tía y Barbara es tu prima, ¿qué loco no? – dijo Beatriz irónicamente.

– ¿Queee?, ahora se volvieron locas, yo no puedo permitir que ustedes vayan a mi boda. – dijo Adán más que furioso.

– Bueno, nosotras solo cumplimos con tu abuela, así que no tienes alternativas, Barbara, cariño no vas a saludar a tu esposo como se debe. – dijo Beatriz haciendo que Bárbara se sintiera incomoda.

– Si mama, pero prefiero hacerlo en privado, sabes que no me gustan las demostraciones de cariño en público. – dijo Barbara mirando a Adán.

– Cariño, con confianza que no estas en público, solo estoy yo y hagan como si no existiera. – dijo Beatriz con sus brazos cruzados esperando que los esposos se dieran un beso.

Barbara se inquietó mucho y para no llevar la contraria de su madre se acercó a Adán y le dio un sutil beso en sus labios.

En ese momento Adán confirmo sus terribles sospechas, definitivamente está completamente enamorado de Amira, ya que con ese simple beso sintió como si la estuviese traicionando.

– Bueno querido yerno muéstrame mi habitación, y ustedes vayan a descansar y aprovecha Adán para que mi hija te dé una buena despedida de soltero. – dijo Beatriz con burla.

– Por el pasillo al final a la derecha puede quedarse en esa habitación que iré con Bárbara a la mía – dijo Adán con un tono de molestia.

Beatriz se fue a la habitación con una sonrisa siniestra, mientras que Adán jalaba por el brazo a Barbara para entrar en la suya.

– Bárbara me puedes explicar qué demonios está sucediendo. – pregunto Adán sulfurado por todo lo que estaba pasando.

– Adán te juro que esto no fue idea mía, esto fue idea de la abuela que hablo con mi mama y le pidió que estuviésemos aquí porque te notaba desconcentrado y que a lo mejor podías perder el objetivo. – dijo Barbara soltando un suspiro para luego sentarse en la grande y cómoda cama.

– Barbara, tengo que ser sincero contigo, me gusta Amira. – soltó Adán esperando la reacción de ella.

Barbara abrió sus ojos de par en par, quedando más que sorprendida ante tal declaración que le acaba de hacer Adán.

– Adán estas seguro de lo que me estás diciendo. – pregunto Barbara aun incrédula.

– Si Barbara, estoy más que seguro, es que ella es tan especial. – dijo Adán para luego sentarse al lado de Barbara y colocar ambas manos en su rostro.

– Esto es terrible, ¿qué vamos a hacer?, pero lo peor de todo es que logre escuchar de la abuela que en lo que te cases quiere que nosotras vivamos contigo y hagamos la vida de cuadritos a Amira, y no solo eso ella creo que también va a ir a la mansión. – confeso Barbara como con temor.

– De que estas hablando Barbara, mi abuela no me puede hacer eso. – dijo Adán levantándose de la cama como un resorte

– Sabes muy bien que ella si lo puede hacer, Adán Esto está saliéndose de control. – fue lo único que dijo Barbara.

– Bien, sabes que serás mis ojos y mis oídos en esa mansión, realmente no quiero hacerle daño a Amira, pero no hay nadie que pueda evitarlo, y tendré que cerrar mi corazón, porque primero está la venganza contra mi suegro Farid Haddad el asesino de mis padres. – dijo Adán con su mirada ensombrecida y sus manos empuñadas apretándolas fuertemente.

– Como tu digas Adán, pero siempre recuerda nuestro trato. – dijo Bárbara.

– Claro que no se me olvida Barbara o acaso crees que soy idiota. – dijo Adán tratándose de controlar para no pagar su rabia en contra de Barbara.

– Adán, a veces pienso que debimos haberlo intentado, tal vez hubiésemos sido felices. – dijo Barbara con una mirada llena de tristeza.

– Te estas escuchando Barbara?, está loca, primero él hubiese para mí no existe y segundo somos primos y solamente te veo como eso como una prima a la cual quiero muchísimo, pero hasta allí. – dijo Adán acercándose a Barbara.

– Si lo sé, yo también te quiero primo. – dijo Barbara dándole un abrazo a Adán para luego acostarse juntos en la cama y seguir conversando de todo lo que se venía.

Era muy tarde ya cuando Amira daba vueltas en la cama de lo emocionada que estaba, pues en su mente estaba la felicidad que iba a vivir de ahora en adelante, siendo ella prácticamente inocente de todo lo que se venía a acuestas, de pronto escucho como cuidadosamente la ventana de su habitación era golpeada por pequeñas piedras.

– Walid, ¿primo que haces allí?, anda sube, ¿qué sucede? – dijo Amira preocupada por lo tarde que era.

Walid, subió por los pequeños peldaños y entro a la habitación de Amira con una mirada triste.

– Amira, necesito hablar contigo de algo muy delicado, realmente necesito confesarte algo. – dijo Walid tomando las manos de Amira y mirándola fijamente.

– Me preocupas Walid, que es eso que quieres confesarme. – dijo Amira con un semblante de preocupación más fuerte.

– Amira, estoy enamorado de ti, realmente ya esto que siento por ti ha ido creciendo desde hace muchísimo tiempo, y no quiero que te cases con ese hombre, sé que somos primos y dirás que estoy loco, pero estoy dispuesto a todo por ti, yo estoy formando una pequeña empresa que poco a poco va creciendo, al principio sé que no será fácil, pero podre darte la vida que te mereces, Amira yo te Amo, no te cases con Yildiz, él te hará sufrir mi corazón lo presiente. – dijo Walid con sus ojos cristalizados.

Amira quedo impresionada por tal confesión, no sabía que decir o que expresar, era algo que no se esperaba.

– Amira no lo pienses tanto, no es necesario que lleves tantas cosas, solo vámonos por favor, no quiero verte sufrir, Amira no cometas una locura. – dijo Walid esperando una respuesta de su prima.

– Walid, eres mi primo y te quiero, pero como eso, como primo, yo estoy enamorada de Adán, y quiero casarme con él, es mejor que te vayas, no sufras por mí, yo estoy muy segura de que conseguirás a alguien que te ame. – dijo Amira dándole un beso a Walid en su mejilla.

Walid salió de la habitación de Amira bastante triste y se fue hacia el jardín para solo observar las estrellas y prometerse así mismo que daría su vida por esa niña de sus ojos, a pesar de que todo lo que estaba haciendo lo hacía por ella no descansaría porque aún había posibilidad y él estaba más que seguro de que Adán no era de fiar, mientras que por otro lado Amira se acostó en su cama pensando en todo lo que le había dicho Walid, pero eso era una idea de que no haría ni por más loca que estuviera, no quería hacer sufrir a su primo pues no lo ama.

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