CAPÍTULO. 5 INICIO DE LA VENGANZA

Amira iba silenciosa en el auto de Adán, su miedo era que la descubrieran, no se preocupaba por su caballo capuchino, estaba segura de que regresaría sin problemas y lo mejor que pensarían que él se había escapado, pero ella, imposible salvarse de su abuelo.

– Ya estamos por llegar, espero que por lo menos me brindes un café por haberte salvado. – dijo Adán sacando a la joven de sus pensamientos.

– ¿Qué dices?, ¿estás loco?, déjame aquí, ya van a ser las siete. - dijo Amira tratando de abrir la puerta de la camioneta.

– Hey, Hey, de quien escapas, déjame dejarte en la puerta de tu casa. – dijo Adán manteniendo su mirada por el retrovisor.

– Te dije que no, yo estoy castigada y me escapé de la habitación y si mi abuelo se entera me encerrara más tiempo, de verdad por favor, déjame aquí y si alguien te ve, solo di que te perdiste. – Dijo Amira en manera de súplica, esta vez le tocaba rebajarse un poco ya que dependía de la decisión de Adán.

Adán solto un suspiro y de inmediato detuvo la camioneta.

– Por esta vez ganas, pero recuerda preciosa las próximas las ganare yo. – dijo Adán viendo como Amira bajaba apresurada de la camioneta y algo confundida con las palabras que el acababa de decir.

Amira entro silenciosamente sin ser vista por los guardias, y como pudo subio los peldaños y entro a su habitación recibiendo de inmediato una mirada matadora de Sultán.

– Espero que las chicas el sábado bailen bien porque si no te aseguro que pequeña no te complaceré más. – dijo Sultán Molesto dirigiéndose a la ventana para salir, pues ya eran las siete y en cualquier momento llegaría alguien a la habitación.

Tres minuciosos toques se escucharon en la puerta, y era la contraseña que tenía Hazam con Amira de que alguien venia y era nada más y nada menos que su abuelo.

Amira rápidamente se colocó una bata de baño, ya había dejado agua en el y se había mojado el cabello, empezó a curarse la raspadura que tenía en su frente debido a la caída, cuando la puerta fue abierta de una fuerte manera.

– Amira – dijo Akim quedando sorprendido al ver como su nieta se limpiaba la sangre que tenía en su frente.

– Abuelo. – dijo Amira sin darle mucha importancia, siguiendo con lo que estaba haciendo.

– ¿Pero qué demonios te sucedió? – pregunto Akim con su ceño fruncido.

– Nada abuelo, me estaba bañando y me resbalé en la tina y me caí. – respondió Amira como si nada sucediera, aunque internamente se quejaba del dolor.

– Para la próxima ten más cuidado, solo vine a decirte que tienes permiso para salir con tu madre. – Dijo Akim dándole la espalda a su nieta y salir de su habitación.

Amira no entendía lo que sucedía, hoy era un día extraño, pero nada de eso importaba, le hacía feliz salir con su madre, ella sabía que Dalila siempre hacia lo que fuese por ella.

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Por otro lado, Adán llegaba a su casa con una gran sonrisa, se bajó de la camioneta, le entregó las llaves a su chofer y se dirigió al estudio donde se encontraba Emir revisando unos documentos.

– Por fin has llegado, ¿sabes que eres extraño? A quien se le ocurre salir en la camioneta a las cinco de la mañana y sobre todo ¿hacer qué? – dijo Emir con reproche.

– Ja, ja, ja, ja, ja, si supieras que hoy es el día más afortunado de mi vida. – respondió Adán sentándose en uno de los sofás del estudio.

– Ah si y eso a qué se debe, si se puede saber – pregunto Emir dejando los papeles de lado para mirar fijamente a su amigo.

– Bueno realmente fui a recorrer los linderos de los Haddad y me encontré con la nieta de Akim, andaba en caballo como una loca desenfrenada y casi chocamos, pero el animal la tumbo y la dejo allí, yo como todo un caballero la subí a la camioneta para llevarla a la clínica y esa mujer desquiciada empezó a gritar que la llevara a su casa y no me quedo de otra y eso hice, pero mira que me dijo que estaba escapada, que su abuelo la había encerrado y me imagino que fue por el show del centro comercial. – contaba Adán mientras una sonrisa no salía de su rostro.

– Por lo visto te agrado esa muchacha, ¿entonces que piensas hacer?, ya hice lo que me pediste con sus empresas, hoy mismo empiezan a bajar sus finanzas, sabes que un sistema tan obsoleto como el que está utilizando el viejo Akim cae muy rápido, él no ha entregado su legado aun y no permite que Farid actualice la organización de su empresa, esto ayudo a que se nos hiciera más fácil nuestro propósito.– dijo Emir sin ninguna emoción.

– Perfecto, te lo dije la suerte esta de mi lado, a partir de hoy comienza mi venganza con los Haddad y mi objetivo es Farid, lo vere caer, tendrá que pedir clemencia por su vida y por la de su familia, no descansare hasta verlos destruidos por completo. –dijo Adán con su mirada ensombrecida.

– ¿Y aun sigues con la idea del matrimonio? – Pregunto Emir.

– Por supuesto, ese será mi segundo golpe, Cuando se encuentren desesperados pediré la mano de Amira Haddad y allí empezará el verdadero infierno para esa familia.– dijo Adán empuñando sus manos con fuerza.

– Pienso que no es necesario lo del matrimonio, pero como sé que no desistirás de esa idea, solo dime que debo hacer y lo hare hermano, te dije que te apoyaría y así será.– dijo Emir sin titubear.

– Solo quiero que Barbara aún no se entere que estoy aquí, porque sé que es capaz de echar a perder mis planes, y como sé que mi abuela no lo permitiría puede irse en contra de ella. – dijo Adán algo preocupado.

– Tranquilo que Barbara sabe su posición, pero eso si te digo hermano si Akim llega a descubrir que ya eres un hombre casado te aseguro que no te quedaran pelotas.– dijo Emir con burla.

– ¿Tú se lo dirás? – pregunto Adán.

– No por supuesto que no, solo espero que las cosas no se te salgan de control y te termines enamorando de esa niña. – respondió Emir resignado al no poder hacerle cambiar de opinión.

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Por otro lado, en el despacho de los Haddad una fuerte discusión se llevaba a cabo.

– Te lo dije papa, nunca has permitido que yo tome el control y te actualice en el tema empresarial, piensas que todo es a la antigua, y lo que no sabes es que estamos en una época moderna, todo cambia y ahí estamos viendo los golpes de los cambios. – gritaba furioso Farid.

– Cállate!, esto tiene solución. - dijo Akim temblando de rabia.

– ¿A si? ¿Y cuál es la solución según tu? – pregunto Farid, mientras observaba que su hermano Ibrahim y su sobrino Walid no intervenían en absolutamente nada en la conversación.

– Aceptare que empieces a hacer los cambios. – soltó Akim como si nada dejando caer su cuerpo en la gran silla.

– Ja, para eso ya es tarde. – bufo Farid.

– Hermano, calma, lo vamos a lograr yo te ayudare, juntos como una familia podremos sacar las empresas adelantes, solo necesitamos un socio y va a aparecer ya verás. – dijo Ibrahim colocando su mano en el hombro de Farid para darle un poco de seguridad y calmarlo.

– Ya está decidido entonces, desde este momento Farid, tú y tu hermano se harán cargo. – dijo Akim quedando mas tranquilo.

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