Capítulo 8. ¿Bebé?.

Helena no podía pensar en la razón por la que Lewis no se habia acostado con ella .

Basado en la forma en que se había enamorado de Aleira y desvió su atención hacia ella, incluso si no estaba Aleira, no debería haber hecho los movimientos de no tocarla en absoluto.

Ella también era una mujer normal. Cuando necesitaba algo, buscaba en secreto a alguien con quien desahogarse.

Era solo que si Lewis aún se negaba a tocarla, temía que el asunto saliera a la luz después de un largo período de tiempo.

Después de lo que sucedió anoche, por fin estaba satisfecha y una sonrisa malvada se extendió por todo su corazón, mientras miraba al hermoso hombre dormido desnudo en su cama.

Por fin había robado al hombre perfecto, lo tenia todo , estatus, el clan Black y a Lewis Harris.

Justo , sonó el teléfono de Lewis.

Era un llamador desconocido.

Al ver que Lewis despertaría Helena tomó el teléfono.

De repente, sus ojos se volvieron siniestros y feroces.

Después de colgar el teléfono con frialdad, rechinó los dientes y masticó tres palabras: "¡Aleira!" ¡Suspiro! "¡te odio!"

….

En el hospital

Aleira acaba de despertar después de una larga lucha los doctores la trajeron a la vida o tal vez había sido Dios que devolvió su vida.

Tal vez esa era la nueva responsabilidad que los cielos le habían otorgado, la razón de su supervivencia.

El signo de amor, de su inmenso amor, la prueba de que ese amor existió era el bebe de ella y Lewis estaban en su estómago.

Los recuerdos que le pertenecían a ella y a Lewis finalmente se podían escuchar.

Ella sonrió satisfecha y se acarició la parte inferior del vientre, que aún no se había levantado, su rostro brilló con la luz de una madre.

Cuando Helena abrió la puerta y entró. Lo que vio fue la expresión extremadamente dichosa de Aleira.

¡Ella la odiaba!

¡Estaba tan enojado que le picaban los dientes!

¡Debería haberlo pensado! ¡Debio deshacerse de Aleira!

¡Aleira quedó embarazada así como así!

Inesperadamente, cuando Lewis la amaba, ¡el mundo entero se llenó de ella!

En este momento, el amor de Lewis le pertenecía a ella, ¡pero la persona que dio a luz a la semilla de Lewis era, en cambio, una persona abatida, esa maldita Aleira!

¡Ella no podía aceptarlo!

Caminó enojado hacia adelante, levantó la mano y abofeteó a Aleira

Aleira ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar antes de recibir otra bofetada.

Todavía incapaz de desahogar su ira, le golpeó el estómago. Aleira protegió rápidamente y pidió ayuda.

"¡Ayuda! ¡Que alguien venga!"

Helena, ¿estás loca? "¡No lastimes a mi hijo!"

Helena sonrió con frialdad, "¿Crees que puedes quedarte con este niño? "¡Ilusiones!"

Al escuchar pasos cada vez más cerca, Aleira de repente agarró una botella de reactivo químico marcada con la palabra 'Veneno' y se la arrojó a Aleira.

Los dos lucharon uno contra el otro por un tiempo.

Cuando la puerta se abrió, Helena agarró la mano de Aleira y la obligó a poner en su boca la botella de reactivo venenoso.

Aleira estaba asustada por sus acciones inexplicables y estaba estupefacta.

Por un momento.

Algunas enfermeras y médicos irrumpieron por la puerta y entraron. Siguiéndolos estaba Lewis, que había corrido a toda prisa. Lo que vio fue una escena como esta.

Aleira alimentó a la fuerza a Helena con medicina, Helena no tenía forma de refutar, ya estaba echando espuma por la boca, al borde de la muerte.

Lewis se adelantó para abrazar el cuerpo de Helena y rugió: "¿Por qué estás parado ahí? ¡Sálvala!"

"¡Si algo le pasa a ella, todo tu hospital será enterrado con ella!"

Los ojos de Lewis estaban rojos como los de una bestia

Los médicos temblaron mientras llevaban a Helena a la sala de emergencias para que lo rescataran mientras Lewis los seguía.

¿Ni siquiera le echó un vistazo a Aleira?

Nadie podía ver la hinchazón y el enrojecimiento de su rostro, los débiles rastros de sangre que dejó Helena.

Sabía que cuando Helena despertara, se convertiría en esa viciosa verdugo nuevamente, celosa de esa malvada mujer.

Se abrazó las rodillas con impotencia, encogiéndose en una pequeña bola.

Las lágrimas empaparon lentamente su ropa. Se acarició la barriga y dijo con voz ahogada: "¿¿Bebé??" "¿Puedes darle fuerza a mami??".

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