Mientras esperaba a que su segunda esposa terminara de “asearse", pidió que le trajeran un poco de té. Si bien la situación de salud de ella lo estaba preocupando bastante, no podía dejar de pensar en la situación con su primera esposa.
De tan solo pensar en lo cruel que fue ella, no solo al atacarlo a sus espaldas, sino que matarlo al lado de su hijo mayor, hizo que todo su cuerpo comenzara a temblar tanto de ira como de dolor.
Su última esperanza era su matrimonio con su cuñada; sin embargo, al tener esta una salud tan critica, le preocupaba también que la diosa se retractara en cualquier momento y que decidiera al final no prestarle su poder.
—¡Cerda ya está limpia!—gritó su segunda esposa.
Luego de bañarse tras unos minutos con unos paños muy suaves de algodón, se colocó la bata que le habían traído como pijama quedándose sorprendida por lo que veía en el espejo. No podía creer que alguien tan fea y horrenda como ella, pudiera vestir algo tan bonito.
—¿Ocurre algo, mi señora?—preguntó el ama de llaves.
—¿De verdad Cerca puede tener este vestido bonito?—preguntó al borde de las lágrimas—no quiero arruinarlo por tenerlo puesto.
—¡Claro que sí!—respondió el ama de llaves con un nudo en su garganta—ahora usted es la segunda esposa del duque de Nova Verona, Dante Rosfield, ¡Usted puede tener eso y muchas cosas más!
Le dolía, le dolía en el alma ver como alguien que parecía ser tan dulce pudiera haber sufrido tanto, que de manera inconsciente se siguiera llamando así misma cerda, cuando en realidad era un insulto que ella recibía con el fin de herirla más.
—Te ves de mejor semblante—dijo Dante.
El duque veía como su cuñada era acompañada por el ama de llaves hasta la mesa donde él estaba bebiendo té, ya que sus piernas eran tan delgadas que si a dura penas era un milagro que pudiera caminar.
—Te escuché decirte a ti misma de nuevo llamarte "Cerda"—habló dando un sorbo a su te—debes saber que esta ya no es la mansión del comandante, ya no sufrirás más. Ahora eres una persona, no un animal. Por lo que te prohíbo seguir llamándote de esa forma.
Vio como su ahora segunda esposa asentía con la cabeza, un poco avergonzada por haberlo hecho enfadar. Suspiró intentando calmarse, debía ser suave con ella.
—¿Sabes leer?—preguntó tomando un papel y una pluma.
—No señor, solo sé hablar un poco—respondió apenada.
No sabía como había aprendido a hablar en realidad, tenía recuerdos muy vagos de su pasado, antes de entrar en la mansión del comandante. Lo único que recordaba era a una mujer enseñándole algunos vocablos.
—Bien, en cuanto puedas físicamente, mandaré a una institutriz a enseñarte—dijo pasándole la hoja—allí está escrito tu nombre, el leerlo será la primera tarea que deberás hacer para mí. Desde ahora Cerda dejará de existir y Atenea comenzará a vivir.
Al sostener la hoja con sus esqueléticas manos, no pudo evitar sonreír y dar pequeños saltos en su silla. Danta se conmovió al verla, parecía que hubiera recibido oro cuando tan solo fue nombrada.
—Otra cosa—dijo sacando el anillo de su madre—la tradición implica realizar una ceremonia para reconocer de manera oficial la llegada de una segunda esposa, pero debido a tu estado de salud no quiero exponerte tanto hasta que estés mejor. Pero como símbolo de nuestra unión, deberás llevar el anillo de la duquesa de Nova Verona.
Dicho eso, se colocó detrás de ella y colocó la gargantilla con el anillo colgando en su cuello. Ante el peso de la joya, Atenea inclinó su cabeza. No estaba acostumbrada a sentir tanto peso, pero estaba embobada debido a la belleza de la joya.
—¿En serio puedo tenerlo?—preguntó incrédula.
—Puedes, pero debes jurar que lo protegerás—respondió sentándose de nuevo—era el anillo de mi madre, la antigua duquesa, que en paz descanse. Significa mucho para mí, por lo que cuidado mucho.
—¡Cer...Atenea lo cuidará con su vida!—gritó alegre.
Cuando se dispuso a hablar, sintiendo una punzada de dolor en su cabeza que lo dejó por un segundo pálido. Mareado hasta más no poder, se retiró de su lugar con el fin de descansar. Desde que había vuelto en el tiempo, no había descansado o comido algo en realidad, por lo que su cuerpo estaba pasándole factura.
Tras asegurarse de que trataran como se debía a su segunda esposa, se fue a dormir dando la orden que bajaría en la noche a cenar con su hijo y que tuvieran su platillo favorito listo.
No muy lejos de ese lugar, al otro lado del piso donde estaban los cuartos principales, la duquesa Giselle se estaba arreglando para bajar a comer en el comedor.
—¿Ocurre algo?—le preguntó a su doncella principal—desde hace un tiempo me has estado viendo como si hubieras visto un fantasma.
Su doncella, la cual estaba acompañándola desde que llegó a la mansión del duque, mostraba una mirada de terror por primera vez en todo ese tiempo. Por lo que tomando asiento, debido a que su estado de embarazo avanzado la dejaba bastante agotada, miró fijamente a su sirvienta en espera de respuestas.
—Es el duque, mi señora—dijo en un susurro su doncella.
—Así que por fin volvió, siendo así, ¿Cuál es el problema?—preguntó suponiendo que por fin su esposo había llegado.
—Trajo a una segunda esposa, duquesa—habló en un susurro muy bajo.
La cara de la duquesa se hizo un poema, entre pálida y roja estaba. Sin embargo, al analizar mejor su situación su cara se volvió por completo un tomate, mucho más rojo que su cabello rojizo. Para ella, quien era la hija de un admirado y respetado comandante, el que Danta haya traído en secreto a una segunda mujer era una humillación total.
—Llévame a la habitación de esa perra—dijo levantándose—haré que la echen hoy mismo. ¡Dante tiene que respetarme!
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Updated 62 Episodes
Comments
Evelyn Leal
Pobte estúpida no sabe lo que le espera.
2023-12-11
3
Lili Rausseo
pero xq rayos grita eso como si se hubiera ganado 1 BILLÓN de dólares
2023-11-30
5
Nancy Narvaez Banda
👏👏👏⭐⭐⭐ excelente historia
2023-11-30
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