Capítulo 15

En un lugar oscuro, alejado de toda zona urbana, se encontraba una persona leyendo unos libros en la soledad. Era de magia antigua, las páginas de este ya estaban desgastadas por los años que tiene de su existencia. Una mueca sale en su rostro, solamente se puede observar eso, ya que era de noche y no tenía alguna luz para alumbrar el sitio. Otra persona entra en aquel punto y se arrodilla, con su brazo apoyado en la pierna izquierda y su cabeza completamente agachada.

—¿Lo lograste?

El que estaba leyendo le preguntó a la persona que acaba de llegar. Mirándolo desde una distancia.

—No amo, la emperatriz sigue viva según mis informantes gracias a la ayuda de alguien ajeno al imperio.

Este por primera vez en este rato reacciona con impresión. Sus planes fueron frustrados por alguien más.

—Así que alguien que no es de este imperio logró quitar la maldición, una muy extraña, poco perceptible y complicada de librar y tú vienes diciendo que alguien más pudo lograr hacer todo eso.

El que estaba arrodillado se puso tenso y nervioso. La voz imponente y llena de malicia se hacía presente en ese espacio cerrado. Las malas noticias no han terminado.

—Fue una joven albina del imperio Saltis, el príncipe Darcy fue a buscarla personalmente para que lo pueda ayudar.

—¿Qué dijiste? Mejor retírate o soy capaz de matarte en este instante y todavía me puedes ser de utilidad.

—Sí, amo.

La persona se levanta apresuradamente y sale del lugar. Una vez que esa persona volvió a estar sola, una risa siniestra se presencia. “Así que estás viva, Charlotte Bennett. No esperaba que la situación fuese distinta, pero supongo que tendré que volver a entrar en acción. Sin embargo, ese Darcy me está arruinando mis planes, quería evitar entrar en acción hasta que ellos mismos se autodestruyeran. Parece que esta vez la suerte no está de mi lado”. Fueron los pensamientos en la soledad de aquella persona.

En el palacio imperial, se encontraba la emperatriz paseando junto con Charlotte en el jardín que tenía en el sitio. Hoy es el último día que le dará tratamiento a Elizabeth y su corazón le dice que no se aleje de acá, ya que se supone que solo se quedaría hasta poder curar por completo a la emperatriz. Elizabeth pudo percibir los sentimientos que en estos momentos chocan con la joven Bennett, así que para su caminata y le dice que deben sentarse para hablar mejor, algo que la peliblanca asiente.

—¿Qué te aflige?— La albina se sorprende— Tus ojos se ven perdidos.

—Tiene razón su alteza— Toma un respiro antes de volver a hablar— El príncipe me pidió que viniera al imperio Gamta solamente para curarla, pero ahora tenemos una relación mucha más cercana que aquella vez, mi corazón se encuentra dividido. No quiero irme de acá, pero las temperaturas altas afecta mi magia y mi vida.

Estar cada día compartiendo con Darcy, le hizo darse cuenta de que crece sentimientos genuinos por el rubio, algo que nunca experimentó por completo en sus dos vidas. La idea de tener que alejarse de él le duele su corazón, pero tampoco puede arriesgar su vida, ahora que tuvo una oportunidad para vivir nuevamente. Mira el cielo y recuerdo de los días de los momentos que compartieron se hacen presentes, sacando una sonrisa de la joven, algo que no pasa inadvertido por la emperatriz.

—Estoy segura de que mi hijo piensa lo mismo que tú— La peliblanca la observa mientras la emperatriz comenzó hablar, volviéndola al presente— Eres bienvenida de quedarte el tiempo que quieras, todos estamos agradecidos por lo que hiciste por mí, una completa desconocida para ti, pero que quisiste ayudar de todo corazón.

Lágrimas empiezan asomarse por los ojos de Charlotte, no por tristeza, sino por las palabras de aliento que le dio la emperatriz, a lo que esta reacciona y la abraza para consolarla. Están así un rato hasta que la peliblanca se tranquiliza y se separan. Tienen que volver a la habitación de Elizabeth para terminar de quitar por completo la maldición que ya no le afecta. La emperatriz cambia completamente el tema, más tarde hablará con el rubio para que no deje ir a Charlotte del imperio. Aunque sabe que este ya no va a querer alejarse de la peliblanca, lo pudo observar el primer día que la albina llegó al palacio, la miraba con ternura y cada vez que hablaba de ella sus ojos se le iluminaban.

En otro lado, alguien camina por los largos pasillos del palacio, saludando a la servidumbre mientras pasaban delante de aquella persona, mostrándose alegre y amable, su destino es el salón del trono donde estaban reunidos los nobles del imperio para rendir cuentas al emperador sobre sus territorios. El guardia de la entrada lo reconoce y lo saluda cordialmente, algo que responde de igual forma. Anuncia su llegada, algo que sorprende a todos los presentes. Su caminar era elegante y con gracia, por lo que no podía pasar desapercibido. Hace una reverencia y saluda al emperador que seguía impresionado por aquella visita inesperada.

—Es buena volver a verlo, tío.

Todos están en la misma situación que el emperador. La persona que estaba ahí es el sobrino del emperador, hijo de su unió hermano que se fue del imperio cuando conoció a una noble de otro imperio y quedaron flechados en el primer instante que se vieron. Este ya no frecuentaba visitar el palacio, pero aun así se mantenían en contacto a través de las cartas que se mandaban de vez en cuando. Ojos y pelo rojizo son los que se destacan de aquel joven. Todos lo conocían por su reputación de ser alguien amable con todos. Su madre era alguien que poseía magia y él lo heredo que era el fuego. Nadie sabía que iría a visitarlo porque cuando lo hacen avisan con anticipación, por lo que su llegada significa que hay malas noticias, al menos eso estaba dando a entender con su presencia.

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