Capítulo 11

Tanto Charlotte como Darcy empezaron a pensar las distintas posibilidades de quién se trataría esta persona que quiere dañar a Elizabeth. Por ahora mandarán a investigar toda actividad sospechosa. Su prioridad es salvar a la emperatriz, es por eso que se levantan y se dirigen a la habitación donde ella se encuentra descansando. El rubio deja a solas a las dos mujeres para que la peliblanca pueda hacer su trabajo sin ser molestada, así que pone seguridad en la entrada, prohibiendo el paso de cualquiera hasta que salga la joven.

Charlotte la saluda nuevamente y le comenta que empezará enseguida con su tratamiento. Quiere aprovechar lograrlo lo antes posible, ya que tiene un mal presentimiento y no le gusta para nada que deba estar atenta a sus movimientos. Le dice que se recueste y que va a poner sus manos en la parte izquierda donde está su corazón. Le indica que respire profundamente, si empieza a sentir un cosquilleo es normal. Charlotte empieza con el proceso, una luz blanca está presente entre sus manos y cierra los ojos, puede visualizar que está firme en el corazón de la emperatriz unas cadenas. Trata de apartarlas, tendrá que hacerlo una por una o puede correr riesgo la vida de Elizabeth. Por hoy solamente quitará unas pocas o se quedará sin energía. Pudo arrancar tres y ya se sentía débil, por lo que tiene que parar. Observó un poco de cambio en el rostro de la emperatriz, ya no se veía tan demacrada, es una buena señal.

—Es todo por hoy su alteza.

—Ya me siento un poco mejor, muchas gracias.

—Todavía no logró curarla por completo, pero no se preocupe, lo hará de a poco.

Ella le toma las manos a la peliblanca. Sus ojos azules y cabellera rubia ya están empezando a tener un poco de brillo. Se mantiene joven y hermosa.

—De todas formas estoy agradecida que hayas venido desde tan lejos solamente para ayudarme.

La peliblanca asiente. Hablan un poco, más que nada la joven le cuenta a la emperatriz su vida en Saltis. Un poco de su familia y que vino acompañada de Oscar, su maestro. Elizabeth escucha atentamente todo y comprende el interés que siente su hijo hacia la joven.  Mañana continuarán con su terapia, ahora la peliblanca irá a descansar, quedó un poco débil, debe comentarle a Darcy su suposición ahora mismo, por lo que sale de la habitación y se dirige a la oficina del rubio. Golpea y escucha un pase, él se encontraba leyendo unos documentos y firmándolos. Él mira y se asombra, no esperaba que Charlotte estuviese ahí.

—¿Sucedió algo, lady Bennett?

Ella asiente y toma asiento al frente del príncipe.

—Es magia antigua. El tipo de maldición que tiene su alteza es de encadenar su corazón apretándolo lentamente hasta provocarle un paro cardiaco no sin antes debilitar su cuerpo. Tenía entendido que ese tipo de poder desapareció con el tiempo.

El rubio aprieta los puños. Más ganas de asesinar a la persona responsable crece en su interior. Alguien quiere dañar a su familia y no lo va a permitir.

—¿Podrías identificar el culpable?

—Puedo intentarlo, su majestad. Mi magia chocaría con la persona que podría hacer ese tipo de hechizo, ya que pude estar en contacto con la maldición y tiene rastro. Como le dije antes, vendrá cuando sepa que la emperatriz está bien.

Suspira con cansancio y su mano va directo hacia su frente. No quiere exponer en peligro a la peliblanca, pero es la única que puede armar este rompecabezas. Ella lo mira un poco preocupada, puede notar el cariño que tiene hacia su madre. Tendrá que poner de su parte para ayudarlos, hasta que pueda encontrar al responsable. Total, ya ha cambiado muchas situaciones, así que el futuro ya no está escrito, por lo que tendrá que notar las señales de peligro que tenga en su momento. Trata de calmarlo diciéndole que pronto encontrar al culpable para que puedan volver a la normalidad y el sonríe un poco.

El rubio sugiere que vayan a caminar un poco para despejar la mente y ella acepta. Llegan a un invernadero que estaba conectado con un jardín de flores. Ella queda admirada por la decoración que tiene el sitio. Hacía más frío adentro, entonces se percata que fue diseñado para que ella pueda estar. Se emociona y le sonríe al príncipe, algo que le hace sonrojar y le sonríe de vuelta.

—Lady Bennett, tengo algo importante que decirle

La joven lo mira, dando a entender que puede continuar. No tiene idea de qué querrá hablarle, pero ella está atenta a lo que tenga que decir.

—Siento atracción hacia su persona. Es muy bella tanto por dentro como por fuera. Quiero que esté a mi lado no solamente como amiga, sino que como alguien más, alguien importante en su vida porque ya lo es en mi vida— Le toma la mano y la besa— Me gustas, Charlotte Bennett y quiero que sigamos conociéndonos con posibilidad de que seamos algo más.

El rostro de Charlotte está completamente rojo. La tomó desprevenida aquella confesión. Sin embargo, se alegra de que el rubio tenga sentimientos hacia ella.

—Acepto sus sentimientos con mucho gusto y es correspondido.

Con terminar esa frase reaccionó el príncipe, por lo que no lo pensó dos veces y la besó, sorprendiendo a la peliblanca.

Aunque duró unos segundos, fueron suficientes, ya que el rubio quiere ir despacio, por lo que le dio un beso lleno de inocencia. Ahora está convencido que se está empezando a enamorar de la joven y que todo empezó desde el primer día que la vio en aquel imperio que el invierno es eterno. Charlotte se pone nerviosa y si habla sabe que va a tartamudear, por lo que no dice algo, pero con mirar al príncipe, sabe que esto es solamente el inicio de algo que está creciendo en ambos.

Con mayor determinación quiere saber quién será el responsable de asesinarla y acabar con todo este misterio lo antes posible para pasar su vida con Darcy.

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