capitulo 12: “siempre juntas"

Al rato después, en la mansión Whitney.

Giselle apenas llegaba a su casa, luego de un día completamente favorable, pudo acercase más a Isaac, comprendiendo que es un hombre que solo desea cambiar la imagen que tienen sobre él y ser un buen rey, y ella se encargará en apoyarlo al máximo.

Antes de que alguien le abriera la puerta, escucha un grito de su padre.

— ¡¿Como se te ocurre la idea de vender MI MANSIÓN?!— gritó Enrique.

Una sirvienta le abre a Giselle, está le dice algo nerviosa.

— señorita, que bueno que llega, el barón ha estado discutiendo con su madre desde que ambos llegaron...— Por supuesto que Margareth no se había ido con el barón en el mismo carruaje, pero ambos llegaron al mismo tiempo.

De inmediato Giselle arrugó su frente, no esperaba a que su padre daría problemas luego del divorcio, así que presiente que algo sucedió.

— así es, como has oído, esta casa ahora me pertenece por completo y la quiero vender, no pienso quedarme aquí donde los malos recuerdos abunda por aquí...— expresó Margareth con los brazos cruzados, no mostraba alguna molestia ya que Enrique no sé merece ni eso.

— tú...— pronunció el barón con total molestia, éste tenía a Sasha a su lado—... No te basto con quitarme más de mi fortuna que ahora por tu culpa ya no tendré mi título de duque...

— ¡¿QUE?!— Expresó Sasha, quién no sabía nada ya que el barón se encargaría de decirle, pero como se molestó de más, soltó las palabras—... ¡¿Como fue eso posible, Enrique?!

— agradecerle a Margareth... Ella fue quien se encargó de contarle al rey de lo nuestro... Ahora, la casa y más de la mitad de nuestro bienes me lo quito ella...

Sasha no pudo evitar mirar mal a Margareth, tanto que le costó cuidar su relación para que a la final perdiera casi todo.

— no te lo quité— dijo Margareth con una pequeña sonrisa— el rey me lo dio por tus cochinadas con esa mujer en esta casa, ¿Porque crees que la quiero vender?. Así que es mejor que vayas empacando. No me preocupa quedarme sin casa, puedo comprarme una más cómoda.

El barón gruñía con total desesperación. Es cuando llega Giselle y este sale a la defensiva.

— ¡Giselle!... Habla con tu madre y explícale que no puede vender la casa, ha perdido la cordura por completo.

Como la joven había escuchado todo, sabía que el rey le había dado la casa a su madre por derechos del adulterio de su padre, así que dice.

— por mi está bien que la venda, al final, yo ya no viviré aquí y me llevaré a mi madre conmigo, así que...

— niña insolente, tu también estás en mi contra, pero claro, te has puesto del lado de la mujer que te abandonó durante muchos años. Yo fuí quién te ayudo a tu compromiso con el príncipe ¿Y es así como me pagas?

Margareth no pudo evitar sentirse mal al recordar que si había dejado a Giselle sola por mucho tiempo, pero aún así, ella desea cuidar a su hija desde que comprendió una cosa, pero antes de que ella hablara, Giselle lo hace primero.

— por lo menos ella me pidió perdón, ella quiso comenzar conmigo siendo una madre para mí. Al contrario de ti, que solo desea utilizarme para tu beneficio, para un título que ni siquiera mereces... Te doy la gracias por ayudarme a conocer al príncipe, siento que con él y con mi madre seremos felices lejos de esta casa que solo trae malos recuerdos...— le toma la mano a su madre para irse— está discusión se acabó, la señora de la casa dijo que empaquen, que muy pronto está mansión se venderá.

— ¡Giselle! ¡Si te atreves a darme la espalda, ya no te considerare como mi hija!... ¡Haré como si no existiera!

La joven dama no se volteó y le siguió dando la espalda, pero si le aclara una cosa.

— perfecto, me ahorras las molestias de llamarte padre, que de eso no tienes ni el nombre...

Terminando así, Giselle se va con su madre, está pelea ya no tiene ningún sentido para ella. Llegando a su habitación, la joven cierra la puerta con llave.

— madre... ¿Estás bien?— preguntó Giselle, que veía a Margareth un poco triste.

— aunque no lo quería admitir, tu padre tuvo razón en algo, yo te abandoné cuando más me necesitabas...

Giselle sabia que su madre se sentiría mal si volvía a recordar sobre eso, así que de una vez la joven va y la abraza, recordándole cuanto la quiere, Margareth no duda en hacer lo mismo.

— no, no recuerdes eso, estabas en una situación difícil, pero pudiste salir de eso y ahora, estás aquí conmigo, eso es lo que te debe importar, ya el pasado quedó, igual que el barón... Estás divorciada, es hora de realizar tu nueva vida conmigo y tal vez con alguien que de verdad te merezca... Y sobre vender la mansión, por mi está bien, ellos no mereces estar cómodo después de lo que te hicieron.

— yo...— por alguna razón, Margareth llora por las palabras que dijo su hija, Giselle la abraza más, pero su madre dice—... Lo siento, es que estoy agradecida por tenerte como mi hija, el destino no pudo ser más generoso conmigo por eso.

— y yo por una madre tan querida como tú. Seremos felices, lo prometo, no importa que pase, jamás nos separaremos.

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