Maldición. Me he quedado sin un puto centavo. Mi cuenta bancaria está vacía, al igual que mi cartera. ¿Cómo diablos conseguiré trabajo si tengo un expediente tan malditamente malo desde hace años?
Me pongo en modo de búsqueda frenética, buscando mis papeles como un loco. Revuelvo cajas y cajones en mi armario, esperando encontrar algo que pueda salvarme de esta situación de mierda. Pero no hay nada. Nada más que un montón de papeles sin importancia y recuerdos que ya no significan nada para mí.
Me rindo. No puedo recordar dónde demonios dejé esos malditos papeles. Mi memoria es un completo desastre desde mucho antes de convertirme en esta persona que soy ahora. Ya no tengo la capacidad de recordar cosas simples, como dónde dejé algo importante.
Enciendo un cigarrillo y lo fumo mientras me siento en el maldito suelo. La desesperación se apodera de mí y siento cómo el humo se mezcla con mi frustración. No hay nada más que hacer en este momento. No tengo opciones. Estoy jodido.
¿Qué más puedo hacer? Me he convertido en un puto desastre viviente.
Me pongo a pensar, si alguna vez fui alguien ordenado. ¿Yo? Un maldito desastre en el presente, pero antes, solo era un Omega mimado y malcriado. Era el hijo mayor de una familia poderosa y acomodada en la asquerosa élite.
Es difícil de creer, casi imposible. Miro mi vida actual, en la que no tengo nada más que mis vicios y mis jodidos problemas. No hay rastro de aquella vida privilegiada que alguna vez tuve. Todo se desvaneció y me dejó aquí, en este agujero de mierda.
No hay lugar para el melodrama ni las lágrimas. Soy realista. Soy consciente de mi situación. No puedo volver atrás, y francamente, ni siquiera quiero.
Me pongo a pensar en mi yo de antes, en el puto imbécil con el que me casé y que arruinó mi vida. Él fue quien me quitó todo, mis sueños, mis ambiciones, mi puto futuro.
No puedo evitar recordar mi pasado, aunque no es como si hubiera sido feliz. Pero al menos tenía una vida decente, una maldita fachada de arte y elegancia. Era parte de la decoración de un mundo superficial y vacío.
No puedo echarle la culpa a nadie más que a mí mismo por las decisiones que tomé. Fui débil, me dejé llevar por las apariencias y perdí mi esencia en el camino. Ahora estoy atrapado en esta vida de mierda, con el peso de mis errores sobre mis hombros.
Cierro los ojos y, por un momento, soy transportado a mi pasado. Me encuentro en una fiesta elegante, rodeado de personas que parecen sacadas de una película de época. La música clásica que se escucha en el fondo me resulta totalmente nefasta, pero eso no importa. Estoy aquí para socializar y aparentar.
Saludo y tuteo a todos en aquella sala, fingiendo una sonrisa que no refleja lo que realmente siento. Entonces, mis ojos se encuentran con los de un muchacho alto y atractivo. Sus ojos azules cautivan como nadie lo ha hecho antes. No puedo evitar sentir una extraña conexión con él.
Me acerco y me presento, tratando de mantener mi compostura. —Hola, soy Glen Hill—, digo con cierta indiferencia en mi tono de voz.
El joven sonríe amablemente y responde: —Mucho gusto, soy Alexander Crusoe—.
La conversación continúa de manera formal y educada, pero puedo sentir una chispa de interés mutuo en el aire. Intentamos encontrar puntos en común, pero la música, el ambiente y las personas que nos rodean dificultan cualquier intento de conexión real.
Alexander era encantador en aquel entonces. Un joven gentil y amable que logró cautivar mi corazón. Era el prototipo del alfa perfecto, al menos en mi mente distorsionada por las apariencias y las expectativas sociales.
En ese instante, tomé la decisión equivocada pero irrevocable: decidí que él sería mi esposo. ¿Qué demonios estaba pensando? Fue un gran error, una elección basada en vanidad y la ilusión de que podría tener una vida perfecta, llena de lujos y comodidades.
La verdad es que Alexander nunca me amó realmente. Fui solo una pieza más en su rompecabezas de poder y control. Y ahora, mientras recuerdo aquel momento en el que decidí que él sería mi esposo, me doy cuenta de lo ingenuo e iluso que fui.
Solo queda la amarga realidad de un matrimonio fracasado y la pérdida de todo lo que alguna vez creí tener.
Finalmente, el recuerdo se desvanece y dejo atrás esos vacíos pensamientos que solo me arrastran hacia abajo. Dirijo mi mirada hacia una caja que ha caído al suelo de manera inesperada. No recuerdo haberla visto antes, pero es la única caja en buen estado en esta miseria de hogar.
La curiosidad me consume y decido revisarla. Mis ojos captan un brillo inesperado cuando descubro que son mis papeles. Mi expediente, mi pasado, todo lo que alguna vez fui está contenido en esas hojas arrugadas y desgastadas.
No puedo evitar sentir una extraña emoción, pero no me atrevo a llamarla esperanza. No quiero dinero para intentar —salir adelante— o construir una vida falsa. Eso ya lo intenté y fallé miserablemente.
Sin embargo, hay algo en tener mis papeles de nuevo, algo en recordar quién solía ser, aunque sea por un breve momento. Es como si me recordara a mí mismo que alguna vez tuve una identidad, una existencia más allá de esta decadencia y autodestrucción.
No permitiré que la emoción se apodere de mí. No me engañaré con falsas ilusiones. Pero en este momento, mientras sostengo mis papeles en mis manos temblorosas, hay una pequeña chispa de algo más. Algo que no puedo nombrar, pero que me recuerda que todavía estoy vivo, aunque sea en los bordes más oscuros y desolados de la existencia.
La idea de conseguir un trabajo cruza mi mente, aunque sé que mis posibilidades son escasas. Morir no es un problema para mí, pero al menos me gustaría hacerlo cuando mi hijo ya tenga una pareja e hijos propios. No es que me importe mucho su felicidad, pero al menos puedo asegurarme de que tenga alguien a su lado antes de que me vaya.
Pero, ¿qué trabajo podría conseguir en mi estado actual? Mi expediente es una mierda y mi reputación está por los suelos. La verdad es que no tengo muchas opciones, si es que tengo alguna. Tal vez deba conformarme con lo poco que me queda y seguir sobreviviendo como pueda.
Tal vez un trabajo me brinde un poco de estabilidad temporal, pero sé que no cambiará la esencia de quién soy ni la realidad en la que me encuentro.
Quizás encuentre alguna oportunidad que me permita ganar algo de dinero para sobrevivir un poco más. No espero mucho, solo lo suficiente para mantenerme a flote.
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Comments
Elizabeth Moreno
es la realidad cuando te sientes y eres un fracasado casi sin esperanzas de un cambio
2024-02-02
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靈魂的空虛
Que problema, está novela dice la realidad adulta, no un sueño de fantasía como otras, y esto bueno, soy un adolescente, así que tengo que aprender de las experiencias de otros, aunque sea inventado, pero hay una realidad de la que se puede aprender.🤨😀
2023-07-28
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