Observo con desdén a aquellos alfas, con su maldito olor a ego y superioridad que emana de cada poro de su piel. Es como si quisieran establecer su dominio con solo su presencia. Pero a mí no me impresionan en lo más mínimo.
Puedo reconocerlos fácilmente, incluso sin tener que ver sus marcas o su porte arrogante. Esas hormonas que desprenden, tratando de imponer su mandamiento sobre todos a su alrededor, son tan obvias como una patada en los huevos. Pero a mí no me asustan, no me intimidan.
Me importa una mierda si son alfas o cualquier otra cosa. No me interesa su estatus social ni su supuesta superioridad genética. Para mí, son solo seres humanos con un olor desagradable y una actitud irritante.
He visto a muchos alfas a lo largo de mi vida, y ninguno de ellos ha logrado intimidarme. No me doblegaré ante su presencia arrogante. No les daré el placer de verme temblar o rendirme.
Sé cómo defenderme, cómo mantenerme firme en mi propio territorio. No necesito la ayuda de nadie, mucho menos de un alfa presumido. Pueden intentar imponer su dominio sobre otros, pero a mí no me afecta.
Así que pueden seguir con su juego de superioridad, su deseo de controlar a los demás. A mí no me importa. Estoy acostumbrado a lidiar con malditos idiotas, y los alfas no son diferentes. No les temo, ni les concedo ningún poder sobre mí.
No me costó mucho descubrir qué casta pertenecía ese idiota del apartamento 16. ¿Quién demonios se creía que era? Primero decide mudarse a la zona más pobre y miserable de la ciudad, y luego viene a quejarse de todo.
No necesité ser un maldito detective para darme cuenta de su estatus. Sus modales condescendientes, su forma de hablar como si estuviera por encima de todos los demás. Era obvio que se consideraba mejor que el resto de nosotros.
Pero eso no me importa en lo más mínimo. No me impresiona su posición social o su riqueza. En este vecindario de mierda, todos estamos luchando para sobrevivir. No hay lugar para esa maldita arrogancia.
¿Quién diablos se creía que era para venir a este lugar y quejarse? Debería agradecer que no haya sido recibido con una patada en el trasero. Aquí no hay espacio para sus aires de grandeza ni sus quejas estúpidas.
Somos gente de verdad, luchando con problemas reales. No necesitamos a alguien como él viniendo a decirnos cómo vivir nuestras vidas. Puede quedarse encerrado en su apartamento y vivir en su burbuja de falsa superioridad.
No le daré el gusto de dejarme afectar por su actitud. No me importa cuál sea su casta o qué riquezas tenga. Al final del día, todos somos iguales: luchando por sobrevivir en este lugar de mierda.
Así que que se vaya a quejarse a otro lado. No necesitamos su presencia aquí. Seguiré con mi vida, lidiando con mis propios problemas y sin preocuparme por lo que piense ese imbécil del apartamento 16.
Entonces...
Me encuentro en los pasillos del edificio, revisando el correo mientras me fumo un cigarrillo. Solo hay facturas, así que las meto todas en mi bolsa junto con mis latas de cerveza y una botella de vodka. No hay nada más interesante en el correo, como siempre.
Justo cuando me dispongo a dar otro trago a mi cerveza, escucho a alguien decir que no debería beber tanto. Alzo la mirada y veo al maldito imbécil del apartamento 16. Lo miro con apatía, sin mostrar ni una pizca de interés en lo que tiene que decir.
—¿Y a ti qué mierda te importa? —le respondo con rudeza, dejando claro que su opinión no me importa en absoluto.
Él se acerca, con esa actitud condescendiente y una mirada que intenta intimidar. Pero yo no me dejo amedrentar tan fácilmente.
—Solo estoy preocupado por tu salud, eso es todo —me suelta con su tono pedante.
Le lanzo una mirada fría y despectiva, sin contener mi irritación.
—¿Preocupado por mi salud? ¿Quién te crees que eres para preocuparte por mí? Tú no eres nadie en mi vida, ni siquiera eres alguien relevante en este maldito vecindario.
Él intenta mantener su falso aire de superioridad, pero yo lo veo a través de sus ojos.
—Solo estoy tratando de ser amable y preocuparme por los demás —me responde con su estúpida sonrisa.
No puedo evitar soltar una risa burlona.
—Amable, ¿eh? No necesito tu amabilidad. Puedes guardarla para alguien más. Yo sé cuidar de mí mismo.
La conversación continúa de manera molesta y tensa. Nos intercambiamos palabras ásperas, sin cortarnos ni un pelo. No nos importa herir los sentimientos del otro. Somos dos almas perdidas en este lugar, con nuestras propias batallas y demonios internos.
No hay espacio para la cortesía o el trato amigable. Solo somos dos extraños que se cruzan en un pasillo, cada uno con su propia carga de mierda.
Termino la conversación de forma abrupta, sin dejar que sus palabras me afecten. Me despido con un gesto de desprecio y continúo mi camino, dejando atrás al imbécil del apartamento 16 y su supuesta preocupación por mi salud.
No necesito su compasión ni sus consejos. Soy perfectamente capaz de manejar mi propia vida, sin importar lo que él piense. Y así seguiré, navegando por las aguas turbulentas de mi existencia, sin dejar que nadie me diga cómo vivir o cómo beber.
Doy una breve mirada hacia atrás y ahí está, el entrometido del apartamento 16, presentándose como Jason Makart. Con una sonrisa falsa en el rostro, se ofrece "amablemente" a ayudarme.
—¿Necesitas ayuda con esas bolsas? Puedo darte una mano —dice con su tono condescendiente.
Reniego en voz alta y groseramente, dejando en claro que no necesito ni quiero su maldita ayuda.
—No necesito que un imbécil como tú me ayude. Puedo manejar mis cosas por mí mismo —respondo con dureza, sin preocuparme por su supuesta amabilidad.
Jason parece sorprendido por mi respuesta, pero no me importa en lo más mínimo. No quiero tener nada que ver con él ni con sus pretensiones de bondad.
—Está bien, como quieras. Solo estaba tratando de ser amable —dice con su voz condescendiente, como si fuera el santo patrón de la amabilidad.
Le dirijo una mirada fría y despectiva, sin darle el gusto de sentirse superior.
—Guarda tu amabilidad para alguien más. No la necesito de un cretino como tú.
La conversación se vuelve tensa y desagradable. Intercambiamos palabras duras y ofensivas, sin preocuparnos por herir los sentimientos del otro. No hay espacio para las buenas formas ni los gestos amigables entre nosotros.
Él sigue intentando mostrarse como el "buen samaritano", pero yo lo veo a través de su máscara.
—De verdad, puedo ayudarte. No tienes que ser tan grosero —insiste, tratando de mantener su actitud condescendiente.
No puedo evitar soltar una risa amarga y sarcástica.
—No necesito ni quiero tu ayuda. ¿No lo entiendes? No eres nadie en mi vida, ni siquiera mereces mi atención.
Decido ponerle fin a la conversación de una vez por todas. Le dedico un gesto de desprecio y me alejo, dejándolo atrás con sus buenas intenciones y su actitud falsa.
No necesito su ayuda ni sus intentos vacíos de ser amable. Soy capaz de enfrentar mis propios problemas sin depender de un extraño como él. Continúo mi camino.
Finalmente, me encierro en mi maldita casa. Estoy agobiado por ese imbécil del apartamento 16 y su insistencia en querer ayudar. El calor es insoportable en estos días, así que me amarro mi cabello negro y largo para mantenerlo fuera de mi cara. Me apresuro a abrir una lata de cerveza y me siento en mi sofá.
La cerveza fría baja por mi garganta y me brinda un poco de alivio momentáneo. No hay necesidad de hacer un drama de ello, simplemente es una forma de escapar por un momento de toda la mierda que me rodea. No me importa si es considerado socialmente aceptable o no. Tomo un trago tras otro, dejando que el alcohol corra por mis venas y adormezca un poco mi mente.
Me siento solo en mi apartamento, sin nadie más que mis pensamientos oscuros y la cerveza para hacerme compañía. No necesito más. No quiero más. El mundo puede irse al carajo por todo lo que me importa.
Así que aquí estoy, en medio de mi desordenada y agobiante guarida. Bebo mi cerveza en silencio, sin necesidad de palabras o emociones. Solo quiero estar solo.
No hay necesidad de hacerlo bonito o sentimental.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 60 Episodes
Comments
Elizabeth Moreno
esa soledad lo mata y uan asi se resiste a ver la realidad
2024-02-02
0
୨ bri ୧
es genial
2024-02-01
0
୨ bri ୧
LO AMO AJAJAJAJAJA
2024-02-01
0