Olvidó

La maldita televisión sigue zumbando en el fondo mientras me siento en el sofá, sintiendo mi mente nublada por las drogas y el alcohol. Un anuncio llama mi atención. Al parecer, hoy es el cumpleaños número quince de algún puto heredero de una de las corporaciones más grandes del país. La celebración será un evento de lujo, con todas esas caras famosas y sonrisas falsas. Miro la pantalla mientras muestran a las celebridades que asistirán, pero solo puedo centrarme en un rostro en particular.

Mi hijo.

Ahí está, en ese maldito acercamiento de cámara, su cara joven y sin expresión. Un alfa sano y fuerte, destinado a un futuro lleno de privilegios y oportunidades. No muestra ninguna emoción, ni siquiera una jodida sonrisa. Pero él es cortés, siempre cortés. Y eso es todo lo que puedo ver de él a través de esta basura de televisión.

Apago el televisor con disgusto. No puedo soportar ver cómo mi hijo, a pesar de tenerlo todo, es infeliz.

Me levanto del sofá, sintiendo el peso de mi propia vida fracasada. Camino por el apartamento, pasando por las paredes desconchadas y las botellas vacías que han invadido cada rincón. Mi hijo merece algo mejor que esto. Merece algo mejor que yo.

Pero la vida no es justa, y las decisiones que tomé en el pasado me han llevado a este punto. No puedo cambiarlo, no puedo retroceder el tiempo. Solo puedo aceptar mi realidad y enfrentar las consecuencias.

Suspiro con resignación mientras me alejo de la televisión, dejando atrás las imágenes falsas y las sonrisas forzadas. Mi hijo puede tener todo lo que el dinero puede comprar, pero no puede comprar la felicidad verdadera.

Mientras camino hacia la habitación, me repito una y otra vez que debo seguir adelante. Que debo encontrar una manera de hacerle saber a mi hijo que a pesar de mis fallas y mi vida desastrosa, todavía lo amo. Que todavía estoy aquí, luchando por él de la única manera que sé.

La vida puede ser una mierda, pero todavía hay cosas que valen la pena. Mi hijo es una de ellas. Y aunque mi corazón esté roto y mi alma esté oscurecida, haré lo que sea necesario para que sepa que, a pesar de todo, todavía soy su padre, quien lo dió a luz, quien se partió el culo con tal de verle feliz.

El enojo comienza a hervir dentro de mí, un fuego ardiente que se alimenta de mi coraje y desesperación. Maldigo en voz alta mientras lanzo un vaso vacío contra la pared, viendo cómo se hace añicos en mil pedazos. Es solo una pequeña liberación de la rabia que siento hacia mi situación.

Recuerdo todas las veces que intenté llamar a mi hijo, esperando desesperadamente escuchar su voz del otro lado de la línea. Pero en su lugar, todo lo que obtuve fue la jodida contestadora. Una y otra vez. Nunca se me permitió contactarlo, nunca se me permitió ser parte de su vida. Fui arrojado a la mierda como un pedazo de basura, y no hay nada que pueda hacer al respecto.

Me siento impotente, atrapado en esta jodida prisión que he creado para mí mismo. A medida que lanzo más objetos, el apartamento se convierte en un campo de batalla caótico. El ruido de las cosas rompiéndose llena el aire, pero no alivia mi frustración.

No puedo hacer nada para acercarme a mi hijo. Estoy atrapado en este ciclo autodestructivo, alejado de todo lo que me importa. Mi corazón se retuerce con el dolor de la pérdida y la separación, pero no hay escape. No hay redención.

Golpeo la pared con el puño, sintiendo el dolor recorrer mi brazo. Es solo un recordatorio físico de mi propia maldición. Miro a mi alrededor, viendo los restos de lo que alguna vez fue un hogar, destruido por mi ira y mi desesperación.

Me quedo allí, en medio de este caos, sin saber qué hacer a continuación. No puedo cambiar el pasado, no puedo arreglar los errores que cometí. Solo puedo enfrentar las consecuencias de mis acciones y vivir con ellas.

Respiro hondo, tratando de calmar mi mente tumultuosa. Sé que no puedo seguir destruyéndome a mí mismo y a todo lo que me rodea. No puedo permitir que la ira me consuma por completo.

Me siento en el suelo, rodeado por los restos destrozados de mi hogar. Es un recordatorio constante de mi propia destrucción.

La maldita puerta suena una y otra vez, interrumpiendo mi existencia. Gruño y respondo con rudeza desde adentro.

—¿Qué demonios quieres?—, le escupo a través de la puerta. Pero, a pesar de mi disgusto, decido abrir y enfrentar a quien sea que esté al otro lado.

La figura que se presenta frente a mí es un alfa alto y sombrío. Sus ojos fríos me miran con cierta indiferencia. Mantenemos una breve pero intensa sesión de miradas heladas antes de que yo finalmente rompa el silencio.

—¿Qué diablos quieres?—, pregunto bruscamente. No tengo tiempo ni paciencia para las formalidades.

El alfa, con una maldita amabilidad falsa, me pide que guarde silencio. No puedo evitar sentir un estallido de ira ante su actitud condescendiente.

—¿Y quién demonios te crees para decirme qué hacer en mi propio piso?—, respondo con un tono sarcástico. —Si tienes algo que decirme, mejor que lo digas rápido—.

No estoy dispuesto a aguantar las tonterías de nadie en este momento. Tengo suficientes problemas propios como para soportar a algún extraño metiéndose en mi vida.

El alfa me mira fijamente, como si estuviera evaluando si vale la pena o no tratar conmigo. Me importa un carajo lo que piense. Solo quiero que se vaya y me deje en paz.

—Escucha—, dice con un tono más serio, pero aún con ese aire de superioridad. —Vivo al lado y necesito un poco de paz. Así que si puedes mantener tus ruidos y tus problemas bajo control, te lo agradecería—.

Una risa amarga escapa de mis labios. —Oh, claro. Estoy aquí para satisfacer tus jodidas necesidades de tranquilidad. ¿Qué tal si te preocupas por tus propios asuntos y me dejas vivir en mi propia casa como me plazca?—

El alfa parece considerar mis palabras por un momento antes de responder, manteniendo su maldita compostura. —No estoy interesado en entrometerte en tus asuntos. Solo quiero un poco de paz y tranquilidad. Si podemos mantenernos fuera del camino del otro, será mejor para ambos—.

Lo miro con desprecio. —Si eso es lo que quieres, no te preocupes. No tengo ningún interés en socializar contigo ni en entrometerme en tu vida de mierda—.

La tensión en el aire es palpable mientras nos observamos el uno al otro. No nos caemos bien, eso está claro. Pero al menos tenemos un acuerdo tácito: mantenernos alejados el uno del otro y buscar nuestra propia paz.

Cierro la puerta con fuerza, dejando al alfa ahí parado, como una sombra indeseada en mi vida. No necesito a nadie más en este momento, especialmente a alguien que piensa que puede decirme qué hacer.

Vuelvo a mi soledad, cerrando esa puerta en más de un sentido. No sé qué deparará el futuro, pero una cosa es segura: no tengo intención de dejar que este alfa ni nadie más se entrometa en mi camino.

Más populares

Comments

୨ bri ୧

୨ bri ୧

JAJAJAJAJAJA PARA UN POCO FLACO

2024-02-01

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play