Giovani y Giorgio

_Asi que son dos varones !¿ Y como estás ? _ dijo al teléfono preocupada Francis. 

_ Super bien. Aunque no lo creas. Mí panza es inmensa con cuatro meses. - contestó Luna. - mientras comía unas nueces. - Federica ya empezó el colegio y yo estoy cuidándome mucho. Las ecografías salieron perfectas. - 

_ ¿Sabes que Nico estuvo muy enfermo ? Fue internado con un problema cardíaco. - contestó su amiga - ¿y si es cierto que tenía una vasectomía ? - 

_ Mira Francis. He borrado a Nicolás de mis pensamientos - mintió Luna. Lo de la vasectomía sería puro cuento. Ahora ya no importa. Lo importante son que mis niños nazcan sanos y bien.

_ ¿Necesitas dinero ? Recuerda que solo pedírmelo - dijo Francis. 

_ Vendí dos cuadros de mí madre a Franco. Ese dinero me basta para pasar este año. No te preocupes -- dijo. 

_ Así que Franco eh ! Que tal es ? - 

_ Maravilloso, pero solo un amigo - respondió Luna. 

Las dos chicas quedaron charlando un rato más por Skype. Luna se veía más hermosa que nunca. 

Después de hablar con su amiga ,comenzó otra vez a estudiar con sus libros de diseño. Se había inscripto en una facultad local y estaba cumpliendo uno de sus sueños. Estudiar Decoración de ambientes. 

Pasaba horas estudiando, paseando por la ciudad y la playa, charlando y jugando con Leopoldina y Federica o recorriendo los fines de semana las atracciones de la región. Había mejorado las estancias con compras de artesanías locales y pasaba horas mirando y seleccionando con ojos críticos muchos pequeños tesoros para mejorar su hogar. 

Cuando cansada se acostaba a dormir acariciaba su vientre y pensaba en Nicolás. Recordaba la fiebre sexual que le había unido a ese hombre. Simplemente él la había transformado. Fue el responsable de hacerle conocer el deseo con palabras mayúsculas. Esos niños habían sido concebidos con el más absoluto grado de pasión. Recordándolo se mojaba y todo su cuerpo latía como aguardando una unión que no se daría nunca más. 

Ella había sido de Nicolás Hamilton de cuerpo y alma. Nunca jamás se habría imaginado un fin de su romance como el que tuvo. Y después vino el odio y el dolor. Un rencor que aún sentía pero que debía dejarlo atrás o nunca podría olvidarlo. 

Cuando el sueño llegaba se dormía cansada , rogando a Dios por una vida diferente. Una vida donde ella y sus hijos serían los protagonistas de lo que quedaba de su historia. 

Los días y meses pasaron. Con seis meses de embarazo rindió sus primeras materias. Y luego cerró por un tiempo sus libros y comenzó a preparar la habitación de sus hijos. 

Federica eligió las cunas de sus hermanos y con una destreza que le venían de genética dibujo  con detalle muchos diseños infantiles en la habitación de los mellizos. Después comenzó a pintarlos. Había comprado en la feria local muchos óleos de distintos colores y fue creativa y genial en su trabajo. Sin dudas sacó la capacidad artística de su abuela. 

A los ocho meses el doctor Rossi , internó a Luna para controlarla el último tiempo de gestación a fin de estar atento a que los cordones umbilicales de los niños no se enreden y sus latidos sean siempre fuertes y constantes. Hasta que un día, cuando algo le preocupó, la preparó para la cesárea. 

Francis Logan había venido apenas supo que su amiga fue internada. 

Luna decidió dejar a su hija la elección de los nombres hacia bastante tiempo. Eso le trajo algunos dolores de cabeza. Federica tenía todo un cuaderno con anotaciones de nombres cada uno más inusitado que otro. Pero ella se lo había prometido. Y las promesas de una madre deben cumplirse. Así que, con resignación , Luna acepto la final selección de Federica. 

Después de una interminable espera , frente al quirófano , Federica , Leo y Francis pidieron conocer a los pequeños. Luna estaba bien y dormía. Ellas , frente a las incubadoras , miraban asombradas las maravillas que Luna y Nicolás Hamilton habían creado. 

Federica lloraba de alegría. 

Jamás , nada en la vida la habían preparado para ese sentimiento maravilloso que era el amor fraternal. 

Cuando Luna despertó en la habitación , Francis y Federica venían con los bebés en sus brazos. 

_¿ Estás bien hija ? - dijo Leo. 

_ Muy bien , gracias a Dios. 

_Mami , te presento a Giovani Nicolas Morton- dijo su hija con una gran sonrisa. 

_ Y yo te presento a Giorgio Nicolas Morton- dijo su amiga llorando. 

Giovani y Giorgio eran pequeños ,de cabeza pelada pero muy hermosos. 

Luna lloraba de alegría. Sus hijos estaban sanos y su amada familia la rodeaba. 

--¿Que más podía pedirle a la vida ? 

Los enfermeros sacaron las primeras fotos de la familia junto a los gemelos. 

El doctor vino a ver el maravilloso espectáculo. 

Un especialista en pediatría que había revisado a los pequeños los había encontrado en perfecto estado de salud. Su paciente Luna, no podía estar mejor. Era el primer parto de gemelos univitelinos que había asistido como médico y se sentía feliz de que está hermosa mujer le hiciera parte de esta maravilla del universo. 

Giovani y Giorgio eran dos nuevos italianos de Cagliari y el el cirujano obstetra que los había traído al mundo. 

Pidió también sacarse una foto con los niños para resguardar ese hermoso momento en su memoria. 

Luego vinieron las recomendaciones. Serían idénticos. Entonces reconocerlos al principio sería un problema para la familia. Le dió varias indicaciones al respecto y se fue contento a su consultorio a contarle a sus compañeros de trabajo. Una página preocupante en su carrera se había cerrado con éxito. Logró mantener a la madre y a los niños sanos durante el parto y ahora era momento de respirar aliviado y festejar el acontecimiento. 

_ ¡Nacieron mis hermanos ! Son muy hermosos. ¡Mami está muy bien ! _ dijo Federica a su amiga Mara por teléfono. 

Estaba tan feliz que volvió a pensar : --Que tonto fuiste Nicolás. Tus hijos , que nunca conocerás son una maravilla. Yo, su hermana mayor , me encargaré de cuidarlos toda la vida. 

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