Capitulo 4. Tambores de Guerra.

Novela : El regalo de Federica

Autor : Elsa Elena Isasa

Atención : El capítulo tiene contenido erótico. Solo para mayores de 18 +

_ ¿Bailas conmigo ?-- le había dicho el desconocido y Luna nerviosa tomó el último trago de su whisky tan rápido que se ahogó.

El hombre de inmediato puso su mano cálida sobre su espalda desnuda y le dió suaves golpecitos.

La mano del desconocido sobre su piel le erizaron por completo el cuerpo.

_ No lo conozco - dijo recuperándose.

_ Soy Nicolás - respondió pasándole la mano.

Luna que no parecía la Luna que ella conocía ensayó una sonrisa y le pasó también su mano.

_ Soy Luna - contestó.

Una mano potente se apoderó de la suya. Y el impacto que le produjo hizo erizar todos los pequeños vellos de sus brazos. Su mente le decía : vete ! Pero su boca respondió:

_ Bailemos entonces. -

De inmediato sintió otra vez el calor de la mano de él sobre su espalda desnuda acompañándola hacia la pista de baile.

Y entonces el tomó su mano y la otra ceñida con fuerza de su cintura. Sus cuerpos se tocaron y empezaron a moverse al ritmo de la música.

Sintió el aroma diferente y la respiración de él sobre su oído.

Trató de cerrar la mente que la cuestionaba pero en vez de eso, cerró los ojos y recostó su cabeza en el hombro del Apolo llamado Nicolás.

El baile parecía eterno. La música envolvía sus cuerpos que se apretaban cada vez más y el roce de las piernas de Nicolás con su falda corta le producía escalofríos.

Cuando terminó la canción dijo como susurrando:

_ Tengo que irme Nicolás. -

- Te acompaño - dijo él también en tono bajo y grave.

_ No es necesario. Gracias. Estoy alojada en el hotel. -- contestó.

_ Igual te acompaño - repitió Nicolas.

Caminó hacia el ascensor sintiendo el fuego de su mano en su espalda. Entró, tocó el botón del piso y lo sintió pegado a su cuerpo.

_ Estoy loco por besarte - dijo Él.

Luna solo levantó los brazos y rodeó su cuello.

Una maravillosa boca se prendió de la suya. Los labios de Nicolás se movían como conociendo los suyos. Ella creía que se desmayaria pero las manos de él bajaron de su nuca a su cintura y entonces ella sintió toda su excitacion apretándola.

Cuando al fin el dejó sus labios Gimió de placer.

El ascensor se paró en su piso.

El se separó de su cuerpo.

Ella seguía recostada en la pared del ascensor con los ojos aún cerrados.

_ Luna , llegamos - dijo Nicolás .

Ella de pronto salió de su ensoñación.

--Gracias - dijo tratando de caminar por el pasillo sin caerse.

Pero el la seguía.

Colocó la tarjeta sobre la cerradura y la puerta de su suite se abrió.

_ Estás sola - dijo él mirando adentro.

_ La luna siempre viaja sola -- contestó ella.

_ Bien. Entonces entraré - dijo Nicolás.

_ Casi no te conozco. - trataba de poner cordura a sus locos sentimientos.

_ Ya nos conoceremos los dos - y Nicolás cerró con su espalda la puerta.

Después solo tuvo que extender la mano y tirar sobre su cuerpo el cuerpo de Luna.

Los besos eran incendiarios. Iban de su boca a su cuello y con una mano el se arrancaba el saco y la corbata. Ella le desprendió temblorosa la camisa y comenzó a besarle el pecho mientras él gemia.

Solo tuvo que bajar su cierre para que el impúdico vestido plateado resbalara derrotado hacia el suelo. El le alzó de golpe y la llevó besandola otra vez en la boca hasta la inmensa cama. Y después vino el incendio de besos desesperados y gemidos cada vez más fuertes.

El ya estaba desnudo cuando ella volvió a abrir los ojos. Le escuchó repetir su nombre :

_ Luna. Luna.

Su boca ya estaba en sus pechos haciéndole retorcerse de placer. Y luego bajaron más y más. Entonces el le sacó las bragas de golpe y enterró sus dedos en su intimidad que le latía como si su corazón estuviera allí debajo.

Luna sabía que debía parar está locura pero ya no pensaba. Lo vió oler su mano y lascivamente llevarse los dedos a la boca y probar su sabor. Y entonces él la dejó.

El Adonis desnudo salió de la cama y se fue hacia donde estaba el saco de su traje. Sacó un preservativo del bolsillo y lo abrió con la boca. Y se dió vuelta a mirarla.

Caminó despacio hacia ella colocándose la protección.

Todavia estaba a tiempo de decir que no.

Pero todo su cuerpo palpitaba como hacia siglos no lo hacía.

Sin embargo el aún no entró en su cuerpo.

Solo abrió sus piernas que temblaban y su cabeza entró entre ellas.

Luna, nunca había sido amada de esa manera.

_ Oh Dios ! - dijo cuando sintió la boca de Nico y volvió a repetir : - Oh Dios! -- cuando la lengua la invadió.

Su cuerpo se curvó como un arco y apretó la cabeza de Nicolás contra si.

Luego el levantó su cabeza y le miró a los ojos. Y mirándola la penetró.

Luna gritó de la impresión. Cada parte de su cuerpo respondía con oleadas de placer por ese contacto. Y él empezó a moverse y el placer se hizo cada vez mayor.

Luna pensó que se desmayaria. Su cabeza era un caos. Su cuerpo no la obedecía y solo se retorcía gimiendo. Y quería más de esa sensación tan hermosa y distinta. El repetía su nombre en su oído y pujaba cada vez más fuerte.

Luna se prendió con las dos manos de las sábanas porque parecía que volaría por el aire en la marejada inmensa dónde estaba.

Y la sensación se hizo demasiado intensa. Su vien*** empezó una contracción desconocida.

Apenas con un hilo de voz pudo decir:

_ ¡Por favor Nicolás!. ¡Por favor!

_ Repite mí nombre ! ¡Repitelo !

_ ¡Nicolás ! ¡Nicolas !

Y entonces , en ese instante, en la última embestida poderosa , conoció por fin Luna lo que era culminar.

Y el suyo fue tan poderoso que sus ojos se inundaron de lágrimas mientras su boca sonreía.

¿Puede haber algo más extraño? ¿Llorar y reír a la vez ?

El le besaba la cara, el cuello y repetía :

_ Fue hermoso. Muy hermoso Luna.-

Y el corazón de los dos parecían tambores de guerra. Estaban transpirados tirados uno junto al otro , asombrados de la magia de ese primer encuentro.

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