sentimientos.

-Raúl levántate no te di tan fuerte, además sabias donde te iba a golpear porque no te quitaste.

-Quería comprobar tu fuerza.

-Y que tal

-No lo volveré a hacer.

-Entonces concéntrate, mira te traje estas piedras de maná para que practiques

Lucía le había prometido enseñarle a manejar las piedras, para qué controlará su maná.

-Gracias Lucía

-Todavía no terminamos, si te pasas del maná la piedra explota y puede lastimar a las personas.

-si, pero ya recargada se puede moldear para darle otra forma?

-Cómo?

-Por ejemplo si quiero hacer flechas y que lleven un pedazo de esta piedra, para que al tocar su objetivo explote.

-A ya no, tienes que romper la piedra y estar ahí presente para pasarles maná y así lanzarlas. Pero serían muchas flechas y mucho maná, no sé si se puede hacer.

-Pero en teoría se podría?

-Si quizás sí hacemos unas pruebas, pero para eso tendríamos que ir más lejos para que nadie nos vea

Así ellos dos practicaban, comían y estaban en sus clases juntos, solo que Lucía empezó a sentir una presencia extraña, después de un tiempo se dio cuenta de que era a Raúl a quien seguían o más bien lo estaban cuidando

- Si lo cuidan a él no debe ser peligroso Raúl tu padre va a Orión seguido.

-Si, en vacaciones yo voy con él. ¿Por qué quieres ir?

-Si, por qué no. Unas vacaciones en otro reino sería genial, pero mi padre jamás lo va a permitir

-Te voy a traer un regalo cuando regrese


-Quiero algo bonito, nos vemos después de las vacaciones.


Así una vez más se separaban, todos en la academia empezaron a notar la amistad de ellos dos, aunque siempre estaban acompañados de más compañeros ellos estaban juntos en todo, tocando el violín y el piano, entrenando juntos incluso ellos dos aprendieron a bailar juntos.

Así pasaron años tras año, ahora Lucía tiene 15 años al igual que Raúl, el príncipe tiene 16 años y Rafael está por cumplir los 17, este año es el último en la academia y empezará con los preparativos de su boda.

Alberto logró frenar la insistencia del emperador por Lucía, pero para que el emperador dejara de insistir, no le quedo más remedio de contarle el por qué, le contó lo del lago, algo que siempre molesto mucho a los Emperadores, acabo castigado algunos días, solo que el tema no está olvidado, le pidieron tratar de llevarse bien con ella.

La fila de carruajes se estacionan para dejar a los alumnos, el carruaje de Lucía es uno de los primeros en entrar, su hermano ha pasado temporadas en el castillo con la princesa Clara, ella no quiso ir a la academia y fue educada en el castillo.


-La ayudo a bajar señorita.

-Oh príncipe.

-No creo ser la persona que esperabas.

Al parecer se le hizo tarde.

-😅 es bueno verlo príncipe, como ha estado.

-Bien este año es la graduación de tu hermano.

-Así es, será nuestro último año juntos.

-Lucía perdón por llegar tarde.


-Raúl, donde estabas.

-Príncipe buenos días.

-Buenos días Raúl, bueno los dejo tengo que ir a mi dormitorio.

Nos vemos Lucía

-Si príncipe que esté bien.

-Raúl te tengo un regalo.

-déjame adivinar un pañuelo.

-oye paso mis vacaciones bordando, mira mis manos, deberías ser agradecido.

-Lo soy, con este tengo 5 pañuelos.

-Quee, los tienes todos.

-Si todos son igual de bonitos, están guardados en mi casa.

-Que mentiroso esos pañuelos son todo menos bonitos.

-Para mi son hermosos.

vamos se nos hace tarde


Este año sus clases son completamente diferentes a excepción de tres, magia, combate y etiqueta. Solo se verán en esas clases y a la hora de sus Alimentos.

-Te traje un regalo


-Unos aretes, están bonitos

-claro yo personalmente los escogí

-Huy cuanta modestia y dime que novedades hay en Orión.

-Bastante ven vamos a sentarnos.

Las armas que se mandaron de prueba si funcionan pero la cantidad de maná es mucha.

-Entonces debemos encontrar la forma de recargarlas antes de qué sean usadas.

-Vamos te acompaño por tu horario.

El horario de Lucía, esta vez si tenía que tomar cocina

-Hay yo para qué quiero estas clases, son aburridas, solamente la de administración y los negocios me agradan.

-Pues para que no te gusten tienes muy buenas calificaciones, saldrás con excelencia académica si sigues así.

-Señorita buen día, venimos a ver los horarios.

Así ellos acomodaron sus horarios, como siempre Lucía haciendo pucheros por algunas materias que no le agradaban.

-ven te enseñaré algo ya ha de estar en mi cuarto, las mandé hacer desde antes de vacaciones para que me las entregarán.

-Que son.

-Es sorpresa.

-Tengo curiosidad

Entre plática caminaban por los pasillos, ambos son muy amables así que la mayoria de su generación los saluda al pasar, en la academia no tienen que hacer reverencia a alguien de más status, solo con un saludo formal es suficiente.

Pero ellos dos se han caracterizado por ser educados con todos sin importar si son nobles o plebeyos, ambos roban miradas por todos lados

-Llegamos, ven entra toma asiento, es más cierra para que nadie moleste, voy a buscar donde lo dejaron, esta vez traje muchas cosas.

¿Por qué te quedas en la puerta?

-Lucía... mmm no puedo entrar tan descuidadamente a tu cuarto y tampoco cerrar la puerta.😟

-oh vamos, has estado en mi cuarto desde los 10 años, hasta en algunas ocasiones has dor...

Raúl tapándole la boca entra a su habitación con la cara roja.

-Pero que, acaso quieres que todo mundo se entere, no estés diciendo eso tan descuidadamente.

-Solo dormimos en algunas ocasiones nunca paso nada

-Bueno si, pero, pero.

-Ya solo deja la puerta abierta y ya deja de estar nervioso no te voy a hacer nada, solo hasta que tú quieras

-LUCIA!!

-Solo estoy jugando, tu cara toda roja me da risa

-Pues no es gracioso

-mejor ten mira ya la encontré


-Está muy bonita, es para mí.

-Y para quien más, le puse las piedras como quedamos, el metal es resistente, pero tendríamos que probarlo primero.

-yo solo te di unos aretes

-Bueno ya después me das otra cosa

-La mía es más delgada y menos pesada. Te parece si entrenamos en el bosque.

-Si ahí te veo, me voy, tu compañera no debe tardar en llegar.

-Puedes quedarte por mí no hay problema.

-Deja de jugar ya me voy te veo en la noche.

Hasta ese momento Lucía seguía tratando a Raúl como su amigo, pero lo que dijo la dejó pensando, todos estos años realmente se vio como una niña, quiso disfrutar su infancia lo más que pudo, pero ahora con el toque de Raúl a su rostro y su negativa de entrar y estar solos, había despertado algo en ella.

Raúl caminaba hacia su habitación, al llegar puso la espada en el piso y se recostó en su cama.

La sensación que sintió al ver al príncipe tomarla de la mano para ayudarla a bajar del carruaje, no le había gustado para nada, verla tan hermosa lo había descontrolado un poco, aún más que sea tan confiada de dejarlo entrar a su habitación.

-Pero que esta pasando...

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