Capítulo 18

Escuchando las palabras de Alda explicando el motivo de su repentino dolor excesivo, Sinta quedó en silencio.

Sentía que no podía discutir con la afirmación de Alda, que era en realidad cierta, que se había estado esforzando demasiado levantando pesas, tensionando su cuerpo hasta sus límites.

Sintiéndose observada por Alda, Sinta se volvió algo cautivada y cohibida tímidamente.

"De acuerdo, hermano mayor, ¡gracias por tu ayuda! Siempre recordaré tu consejo", respondió Sinta suavemente.

Hizo una reverencia respetuosa a Alda porque, gracias a él, su cuerpo, que solía sentirse mal, ahora se sentía muy fresco y enérgico.

Era como si sus articulaciones hubieran evolucionado y mejorado.

"¡Muy bien, todos escúchenme! ¡He decidido que Riko Setiadi sea nombrado aquí y ahora como el próximo jefe de la familia Setiadi!", proclamó el gran señor Setiadi en voz alta.

Nadie presentó objeciones, ya que en la familia Setiadi, la persona con la mayor fuerza individual se convierte en el jefe de la familia.

Por lo tanto, en esta familia de luchadores, todos se entrenan intensamente para alcanzar la meta más alta.

Pero desafortunadamente, su fuerza tiene límites, y solo unas pocas personas en cada generación destacan.

En esta generación, era Riko, mientras que otros como Sinta y el resto, incluso si se entrenaran hasta el punto de forzarse, todavía no podrían ser los más fuertes.

Sin embargo, no fue en vano porque, gracias a esta regla ancestral, la familia Setiadi era increíblemente fuerte, apenas encontrando rivales a su altura en el mundo secular.

Riko tuvo que aceptar, ¡eso era una regla de la familia! Pero su espíritu de entrenamiento no decaía porque deseaba derrotar a Alda.

Su objetivo actual era vencer a Alda, mientras que el anciano que se consideraba su mentor era alguien con quien no se atrevía a soñar con vencer.

"No me mires tanto, aunque parezca fuerte, ¡comparado con Alda no soy nada! ¡Podría durar solo unos cinco movimientos antes de ser derrotado!" Riko trató de explicar a su familia.

La familia Setiadi, al escuchar esto, quedó asombrada; ¿Riko solo podía durar cinco movimientos? ¿Cuán formidable era la fuerza de Alda?

"No, no mientas. Anteriormente solo podías aguantar tres movimientos antes de ser derrotado, Riko", contradijo descaradamente Tama.

Sus palabras, aunque inesperadas y directas, eran verdaderas.

¡Thump...!

¡La familia Setiadi quedó en alboroto!

Alda, que había descendido y ahora estaba junto a Tama, rápidamente le tapó la boca.

Avergonzado, Alda no esperaba que Tama fuera tan directo como siempre, incluso en la casa de otra persona.

Riko tenía una expresión incómoda, como si estuviera tragando una mosca viva. Había intentado aumentar su resistencia en dos movimientos para parecer más creíble, pero fue refutado de inmediato por la corrección de Tama.

Riko tampoco sabía que Tama lo avergonzaría frente a su familia. Antes, parecía que el chico podía contenerse a sí mismo para no hablar sin miramientos, incluso si era la verdad.

"Alda, ¡no aceptaré esto! Me hace parecer más débil que Riko, ¡no soy tan malo!" protestó Tama.

Aunque la comparación era entre Alda y Riko, Tama se sentía menospreciado por el desempeño de Riko.

Porque el historial de Tama contra Riko era igual: solo tres movimientos para ser derrotado por Alda.

La familia Setiadi volvió a entrar en alboroto; ¡no querían creerlo, pero Riko no negó la afirmación de Tama! Mientras que Riko fue derrotado en cinco movimientos, la revelación impactó a todos en la familia.

Esta incredulidad generó renuencia a aceptar la realidad; si Riko solo duraba tres movimientos, entonces todos eran indignos de resistir siquiera un solo movimiento de Alda.

Todos en la familia Setiadi dirigieron su mirada hacia Alda, haciéndolo sentir un poco avergonzado.

Y también Sinta, cada vez más cautivada. Pensaba que Alda simplemente era hábil para curar heridas, pero era excepcionalmente formidable.

Incluso Riko, anteriormente considerado el mejor de la familia, ahora parecía un desvalido.

"No hace falta que me presten tanta atención, ¡no soy tan bueno como eso!" dijo Alda, volviendo a su asiento calmadamente.

Se sentía incómodo y evitaba hacer cualquier cosa innecesaria.

El evento de enfrentamiento intergeneracional de la familia Setiadi continuó, aunque ya no estaban tan entusiasmados como de costumbre, poniendo menos pompa y gracia en sus movimientos.

Demostraron la verdadera esencia de sus artes marciales, porque en su medio estaban Alda, Tama y Dion observando.

El evento continuó hasta el final, culminando en una celebración con bebidas y comidas compartidas, después de lo cual se alentó a la generación más joven a familiarizarse mejor con Alda y los demás.

Los jóvenes compartieron la excelencia de sus movimientos de combate, con la esperanza de que Alda demostrara frente a ellos.

Alda solo pudo suspirar resignado y, sintiéndose obligado, realizó varios movimientos de combate.

Cuando Alda ejecutaba los movimientos de combate, parecían simples y fáciles de seguir, sin embargo, la fuerza detrás de cada ataque era inmensa, dejando claro a los practicantes de artes marciales el poder incorporado en esos golpes y movimientos.

Los jóvenes e incluso los miembros mayores de la familia Setiadi observaron los simples movimientos de lucha de Alda sin parpadear.

Miradas de admiración y hechizo surgieron en algunos de ellos.

Incluso Sinta parecía enamorarse de Alda después de estos acontecimientos.

Un rostro atractivo combinado con su esbeltez y altura daban una apariencia elegante a primera vista.

Con solo 25 años, tenía un tremendo poder temible.

"Bueno, todos, ¡ahí está la esencia de las artes marciales que aprendimos del viejo! Me esforzaré por enseñar a nuestra familia a mejorar aún más en el futuro", anunció Riko a todos una vez que Alda regresó a su asiento.

Mientras Alda volvía a sentarse en la silla proporcionada al dejar el suelo de la arena, Sinta se acercó apresuradamente con una pequeña toalla para ofrecerle a Alda para limpiar el sudor de su ejercicio, aunque no fuera visible o abundante. No obstante, estaba ansiosa por hacerlo.

"Hermano Alda, ¡aquí tienes una toalla! ¡Has sudado bastante!" susurró Sinta, su voz tensa mientras se la entregaba antes de regresar rápidamente a su asiento.

Al final del salón principal, el padre de Sinta solo pudo sonreír ante el comportamiento de su hija.

"Ves, aunque no tenga un hijo excepcional, ¡no está mal tener un yerno destacado!" reflexionó entusiasmado.

La familia Setiadi nunca valoró la riqueza al buscar un yerno. Su preocupación era la fortaleza.

Muchos en el salón principal no eran parientes de sangre de la familia Setiadi; eran yernos de la familia.

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