cap 8: Tarde y desánimo

Por primera vez en 5 años Elena llegó tarde para sorpresa de todos y de ella.

El no haber dormido bien, le jugo en contra y las ojeras que tenía hasta un ciego podría notarlas.

Corrió a su lugar de trabajo y comenzó a ordenar todo, el jefe se le acercó a preguntarle si se encontraba bien o así o si había tenido algún problema.

al ver el estado de la pobre le dio el día libre, pero ella no aceptó, así que se quedó ayudándole, le llevó una taza de café bien cargado y le habló a una de las chicas para que le ayudaran a cubrir un poco las ojeras.

Con todo en perfecto orden y los platillos saliendo de la cocina se dispuso a enviar la comida a las mesas.

El momento mas ajetreado era al mediodía en el que no solo tenía que vigilar que los platos para la mesa estuvieran bien presentados, sino que debía supervisar y coordinarla las entrega que se hacían a domicilio.

Fue en ese momento en que se quebró al constatar no vería a Michael, ahi comprendió que era cierto que ya no estaría, fue un golpe a la realidad y el dolor que su corazón sentía no había maquillaje que pudiera cubrirlo.

Fue al baño y lloró un rato, se limpió y retocó su maquillaje para salir con determinación para seguir trabajando como si nada pasara.

Debía hacerse a la idea por más que le doliera, pues si se retiraba a casa quién pagaría las deudas y los medicamentos de su mamá.

Po otra parte.

Michael se levantó un poco desanimado y hasta entristecido, esas palabras emitidas por Elena rondaban su mente y era un duro golpe a su ego. En otra instancia no le hubiera afectado en lo más mínimo, ni le hubiera dado crédito a nada.

Antes del accidente no creía en el amor y tenía a la mujer que quisiera a sus pies, pero eso había cambiado y ahora era un hombre más sensible.

Cintia no significaba nada para él, es más no creo yo jamás haberla amado; simplemente fue atracción en un principio y accedió a casarse más por agradecimiento a su padre, que por amor.

Ahora para él todo estaba claro amaba a Elena de verdad, pero ella lo veía como su mejor amigo.

Se cambió para salir a correr, iría a un parque que vio de camino a casa de Felipe.

En la casa todos estaban levantados y al verlo con ropa deportiva se imaginaron lo quería.

El hijo mayor de Felipe había llegado en la madrugada de viaje y desayunaba para irse nuevamente.

Para un médico el trabajo era mucho y sus pacientes su prioridad.

Felipe quería que descansara, pero no lograría hacerlo desistir de ir al hospital.

Regresaba a casa luego de una semana de viaje dando un seminario quería valorar a sus pacientes que estaban muy enfermos, en especial los niños de 6 años que tenía cáncer de hueso en su pierna derecha y se le estaba deformando.

A su corta edad Fabián era considerado una eminencia en oncología con 31 años era un médico exitoso, respetado y admirado por muchos por su compromiso y entrega a sus pacientes.

No había tenido suerte en el amor, por eso permanecía soltero.

Michael y él era muy parecido, pero no físicamente sino en cuanto a su personalidad, además eran contemporáneos pues solo se llevaban dos años ya que Michael tenía 33 años.

Buen día saludo Michael con una sonrisa un tanto amarga, no estaba de humor.

Buen día Señor, contestaron todos menos Fabián quien tenía la boca llena.

Buen día dijo una vez que tragó ignorando a Michael siguió desayunando tranquilo.

Quiere algo de comer joven le dijo Rita la esposa de Felipe con una cálida sonrisa.

Solo un café contesto.

Saldrá Señor le pregunto Felipe intrigado.

Si necesito trotar y tomar aire puro, dijo frotándose la nuca, acto que hacia siempre que estaba estresado.

Sucede algo más muchacho Felipe le palmeo el hombro.

Odio que me conozcas tan bien le dijo con una sonrisa ladina y acotó, no es nada que no conozcas ya, pero lo resolveré solo necesito poner en orden mis pensamientos nada más.

Está bien supongamos que te creo, siéntate y tomate el café.

Michael obedeció.

Fabián en silencio los observaba, vio la interacción de ambos y noto esa confianza y complicidad que él y su padre tenían.

Rita volvió con el café y unos panqueques obligándolo a comer.

Fabián se reía para sus adentros sabía que su mamá ganaría y así fue a Michael no le quedó de otra que comérselos.

Fabián terminó su desayuno y tomó un trozo de pan dulce y una manzana para comérselo luego.

Vas a seguir comiendo hijo pregunto curioso Felipe.

Si padre contesto Fabián encogiéndose de hombros.

No sé cómo es que no estás gordo lo molesto Felipe.

Padre no voy a desaprovechar la oportunidad de comer la rica comida de mamá, esta es mi primera y tal vez única comida del día tengo tantos paciente que no creo pueda comer algo más, contestó tomando su maletín y la bata medica.

Se acercó y le dio un abrazo y un beso en la mejilla a su mamá y un abrazo a su padre.

Cuídate hijo le dijo Rita despidiéndose con la mano mientras Fabián encendia el auto.

Tendría que estar descansando dijo con pesar.

No lo lograras ni que lo amarres a la cama le dijo Felipe extrechándola en brazos.

Lo veo tan solo ojalá y consiga una buena mujer ya quiero nietos que contemplar dijo con nostalgia.

Y yo pero mejor no le digamos nada todo llegará a su tiempo.

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