Capitulo 5

Acaso tenía sentido estar en un lugar donde no la querían ayudar, solo la maltrataban, ni las terapias le hicieron efecto, ¿Como? Si el responsable de su trauma, estaba en casa, Tomo su pequeño bolso y salió sin ver atrás, no quería ser vista por nadie, menos por Santiago, se odiaba tanto, quería olvidarlo, merecía tener una vida feliz y alejado de ella, no podía condenarlo, camino y pidió cola hasta llegar a otro pueblo, un lugar donde el trabajo era fuerte, ella solo era una chica, con cuerpo de mujer.

_¿Dónde está Génesis.?_

_La corrí, tuvo el descaro de decir que tú la violaste, que la amenazaste por hacer lo mismo con Carlos si decía algo?._.

_¿Por qué dijo eso? ¿Dónde fue?_

_No lo sé, ojalá, no vuelva._

El hombre guardó silencio, hacía como si no le importara, pero no era así, estaba obsesionado con ella, se imaginaba tenerla como mujer, no era solo una aventura, una violación, era un hombre loco y obsesionado.

_(Te encontraré y te traeré, serás mi mujer, génesis)._

Los días pasaban y Juan actuaba como el hombre amoroso, pero no dejaba de buscarla, la quería de vuelta, nunca la vio como hija, su obsesión por ella crecía y crecía cada vez más y no descansaría hasta encontrarla.

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_¿Cómo está señora, Guadalupe, está Génesis?_

Santiago no había visto más a Génesis, él no pensaba mal de la señora, que tenía una actitud muy diferente, a la que tenía con génesis.

_Hola Santiago, Génesis se fue, no quiso decir nada, está en una etapa de rebeldía._

Santi solo asintió, pensó lo mismo, Guadalupe no podía mentirle con algo así.

Quien no quitaba su vista de él, era Juan, se burlaba de ellos, no sabían nada y no le creerían a ella, sería una mentirosa siempre.

Mientras Juan buscaba a Génesis, ella decidió hacer su vida, trataba de olvidar todo lo que había pasado en tu vida, solo deseaba que algún día pasará todo y le creyeran lo que había pasado.

No quería saber nada de hombres, no estaba bien sicológicamente para estar en una relación, que le recordara ese momento tan feo.

_Hola, estás muy linda._

_Gracias._

Su cabeza estaba algo agachada, su corazón acelerado, no espero mucho para salir de ese lugar, sentía miedo de todos los hombres, se imaginaba que todos tenían malas intenciones, nadie podía culparla.

_¿Estás bien niña?_

_Si señora._

La mujer, quien le había dado trabajo de limpieza, la veía sudando, a veces se preguntaba por qué no salía, por qué usaba ropa alargada, por qué no sonreía.

Sin saber que Génesis, recordaba las palabras de su madre, lo que le había pasado, era por su vestimenta, por ser risueña, decidió dejar todo eso y ser un fantasma.

Un año después

Génesis se había enterado de que su madre dejó al hombre que le había cambiado la vida tan drásticamente y de una manera dolorosa, sintió felicidad, su mente solo pensaba en que su madre se había dado cuenta de lo que realmente pasó y podía regresar a su casa, tal vez podían empezar una vida nueva y olvidar el pasado.

Lo que ella nunca pensó, es que su madre la culpaba y eso fue justo lo que escucho a penas llegó a casa.

_¿Ah que viniste? Juan me dejó para buscarte a ti, eres una calienta cama, nadie te tomará en serio, te metiste con mi marido._

Génesis no podía creer todas las cosas que le decía su madre, estaba tan ciega, no creía en ella, no recibió lo que esperaba.

Su pequeño bolso aún seguía en su espalda, no sabía si pasar o no, aún no recibía una bienvenida de su madre, eso le dolía tanto, en todo ese año, vio tanto amor de madre hacia otros jóvenes, quienes no valoraban nada de eso, para ellos eran molestias.

_¿Cómo puedes decir eso, mamá.? ¿Soy tu hija, crees más en ese hombre?_

_No creo en ninguno, ambos se burlaron de mí, ¿por qué no lo buscas?_

Solo pensar en su cara se llenaba de terror, no quería ni estar cerca de él, sintió que era un error haber regresado.

_Ya estás aquí, pasa._

No muy convencida, pasó, pero las cosas no eran igual, su madre no se cansaba de reprocharle haberse metido con Juan, la culpaba de todo y eso le dolía mucho a ella, no solo eso, veía a cada instante a ese hombre, la tenía acosada, aunque no podía obligarla a nada y su miedo no era tanto, no podía seguir así.

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