Capitulo 11.

Grace llora acostada junto a él y luego decide coger el libro Hamlet de William Shakespeare y continúa la lectura de donde se detuvo anoche, diciendo:

—CONSEJOS DE POLONIO PARA SU HIJO LAERTES: "Ve con mi bendición, y graba en la memoria estos preceptos: 'No des lengua a tus propios pensamientos, ni cuerpo a los que no sean convenientes'. 'Sé llama, pero evita llenarte'. 'El amigo comprobado, lo prende firme en el corazón con vínculos de hierro, pero la mano no callejes con saludar a todo instante amigos nuevos'. 'Huye de entrar en pelea; pero, peleando, acaso, hace que el competidor te tema siempre'. 'A todos, tu oído; la voz a pocos; oye opiniones, pero forma juicio propio'. 'Conforme a la bolsa, así tengas la ropa: sin traje; rica, pero discreta, que el traje a veces el hombre denuncia. En eso, sobre todo, son picantes las personas de clase y pro en Francia'. 'No prestes ni piezas prestadas; que prestar es perder dinero y amigo, y lo opuesto embota el hilo a la economía'. 'Pero, sobre todo, sé fiel a ti mismo; se sigue de eso, como el día a la noche, que a nadie podrás jamás ser falso'. Adiós; que mi bendición tales consejos haga fructificar".

Antes de que ella continuase la historia, sus ojos cansados, terminan siendo cerrados por el sueño profundo que en pocos minutos ella estaba teniendo.

Robert estaba sonriente y Grace feliz, ellos miraban a un pequeño niño corriendo por el jardín, cuando el niño acababa desapareciendo, ella miraba para los lados y no veía más al pequeño y al mirar hacia Robert, ella apenas lo ve desapareciendo, como si su imagen fuera un espejismo.

Ella entonces se despierta asustada, a su lado estaba Robert, todavía en coma, Grace se levanta de la cama, termina cayendo el libro que estaba leyendo y una foto que estaba dentro del libro, también termina cayendo al suelo, ella coge a ambos y luego ve la imagen de una mujer al lado de su esposo, los dos parecían felices y una simple foto causó un inmenso celos en ella, por un momento ella quiso rasgar, pero prefirió guardar, al final su esposo estaba en la foto y ella no quería tomar una decisión precipitada.

Después de guardar la foto dentro de otro libro, ella se prepara para finalmente dormir, después de vestirse adecuadamente, al lado de su esposo, ella se queda mirándola y preguntándose si él puede escucharla, sentir la presencia de ella, después de algunos minutos, ella acaba durmiendo.

A la mañana siguiente...

Martin, su hermano, Rodrigo y Leonardo estaban desayunando cuando Grace se sienta y todos la miran.

-Buenos días!- habló sin mirar a ellos, recogiendo el pequeño bote de mermelada de fresa, poniendo en la tostada.

- ¿Cómo se siente Grace?- Martin preguntó preocupado.

- Estoy bien señor Martin, gracias por su preocupación.

El mayordomo aparece y luego dice:

-Señora, su madre llamó y pidió que le informara que después del almuerzo, ella vendrá a recogerla para llevarla al médico de su familia.

-Gracias señor Edgar-Grace habló mientras ponía un poco de jugo en su copa.

Rodrigo y Leonardo se quedaron mirándola, que sabía que ellos la miraban, pero fingía que no le importaban.

—Cuñada, me admira mucho su audacia, supongo que cuando mi hermano despierte, usted dirá que el bebé que está esperando es de él, ¿no? ¿Quién no garantiza que sea de Leonardo?- preguntó Rodrigo.

Martin levantó la mano para golpear a su nieto, pero ella inmediatamente miró al abuelo de su esposo y sacudió la cabeza en señal negativa, impidiéndole darle una bofetada.

La mirada de Grace estaba furiosa, mientras miraba a Rodrigo, ella se levanta y dice:

—No debo responder ante ti, cuando mi esposo despierte, sabrá que el bebé que estoy esperando es de él, a diferencia de ti, él es un hombre justo, ahora si yo fuera tú Rodrigo, tomaría mucho cuidado, después de todo no hay secreto que no sea expuesto, yo aún no tengo pruebas, pero sé de lo que eres capaz. Y tú Leonardo, ¿no tienes tu casa no? Si yo fuera tú tendría mucho cuidado con quien estás caminando, pero sabes qué, no me importa tu vida. Disculpe señor Martin, perdí el apetito, estoy asqueada de tener que comer cerca de personas podridas.

Ella sale de la mesa y el mayordomo cada vez más la admira, él prepara una bandeja y la lleva hasta el jardín, donde se encontraba Grace.

-La señora no puede quedarse sin desayuno, necesita una alimentación saludable, ahora que lleva una nueva vida en su vientre.

-Señor Edgar, yo no sé si estoy embarazada, puede que no sea eso-ella habló, sentada en el césped en que estaba acostada.

Continúa...

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***