CAPITULO 10

Narra Bastián

Subo al elevador con Marco, mientras el me observa extrañado, no le pregunto el porqué de su expresión hasta que estamos en el auto rumbo al aeropuerto

− ¡bueno ya! ¡dilo! – espeto

− ¿Qué…? – se hace el desentendido

− Sé que tienes algo que decir ¡dilo ya!– le exijo

− Que no sé cómo has durado tanto Tiempo con Kenia – menciona

− ¿a qué te refieres? – le pregunto sin entender

− Pues que es muy hermosa, ¡sí!, pero es la clásica chica de las que te cansaste de tener a tu lado– dice con tranquilidad

− ¡explícate! – hablo con enfado

− Si te vas a enojar mejor no digo nada – me dice alzando sus hombros

− ¿Dilo, que quieres decir? – indago

− Pues que Kenia puede ser hermosa, pero es una chica que solo vive por mantenerse hermosa, se ha operado parte de su cuerpo para verse mejor, no le gusta trabajar, no es buena estudiante en la universidad, se la pasa de compras con sus amigas o de fiesta y ni que hablar de su mejor amiga, no se le ve interés por su carrera, no parece que tenga una meta clara en su futuro o que siquiera piense en la forma que debe vivir su vida si quizás tú y ella no pudieran estar juntos – habla de una mujer que desconozco

− Kenia no es así, creo que no la conoces bien – le hablo molesto

− No me prestes atención, talvez por primera vez en la vida estás enamorado de verdad y eso es algo bueno, quien soy yo para dañarte tu felicidad – dice pacificador y alzando sus manos en señal de rendición

− Ella es una mujer muy enfocada en sus metas, y a diferencia de todas las mujeres con las que estuve, ella si me ama de verdad, es una mujer incondicional, leal, comprometida, tierna, paciente, buena hija, buena hermana y una excelente novia. No creo que pudiera encontrar a alguien mejor que ella para compartir mi vida en el futuro – espeto

− Perdóname, no quise ser entrometido. Además no quiero dañar este gran viaje, este tiempo en esta nueva ciudad es crucial para mi futuro – dice con sus ojos llenos de expectativas

− ¿Por qué lo dices? – le pregunto

− En este viaje concretare a mi futura esposa – menciona y yo ruedo mis ojos, pues creo que enloqueció

Llegamos al aeropuerto y subimos a nuestro avión privado. Pasamos las horas de vuelo establecido y bajamos para ir rumbo al hotel, pero antes de registrarnos veo que marco se aleja para hablar por su móvil, espero que termine de hablar.

− Voy a descansar, nos vemos en tres horas para la reunión con los nuevos clientes – le digo para ir a mi habitación

− Claro, yo primero iré a comprar un regalo y te llego al restaurante – me dice alejándose

“comprar un regalo” – pienso, no hemos llegado y ya tiene una cita, este si me gano, ni yo logre algo tan rápido en un nuevo país en donde no conozco ni las calles, mientas marcos no ha terminado de llegar y ya tiene una conquista, la verdad es que yo me canse de vivir una vida vacía, estar con tantas mujeres me fastidio, al final siempre terminábamos igual, yo lastimándolas porque era obvio que no las llamaría de nuevo y ellas buscándome en la oficina exigiéndome explicaciones, esa parte de mi vida fue un caos, hasta que decidí sentar cabeza y comenzar una relación formal y quien mejor que la mujer que se pasó parte de su vida esperándome; desde que conozco a Kenia siempre ha estado dispuesta a esperarme, amarme y dar todo por mí, eso es lo que amo de ella.

Subo a mi habitación y me tiro en la cama para conciliar el sueño.

“me levanto de mi escritorio y voy rumbo a la oficina de Roberto Rizz, llego y no veo a maría su secretaria, así que me tomo el atrevimiento de entrar sin ser anunciado, pues debemos revisar unos documentos con suma urgencia, pero mi sorpresa es grande al ver aquella silueta que no ha salido de mis pensamientos desde la primera vez que la vi.

− Lo lamento creí que tu papá estaba – me disculpo con Kate al entrar sin avisar

− No te preocupes yo también lo estoy esperando – dice ella con su voz nerviosa

− ¿Cómo estás? – le pregunto mientras camino despacio hacia ella

− ¿Yo…? – pregunta ella señalándose con su dedo y mirando para todos lados

− Si, tu – le respondo con una sonrisa coqueta

− Bien, bien, gracias por preguntar – me responde nerviosa al ver mi cercanía

− ¿y…? ¿no vas a preguntar? – le pregunto con burla para entablar una conversación con esta hermosa mujer

− ¿Qué…? – pregunta sin entender

− Pues te pregunte como estas, se supone que tú debes devolver la pregunta o al menos por educación si alguien te pregunta como estas, tú le preguntas a esa persona como esta ella – le hablo en un tono tácito

− Perdón, tienes razón ¿Cómo estás? – me pregunta tranquila

− Muy bien, pensándote – le respondo cortando la poca distancia que teníamos

− ¿pensándome? – pregunta con incredulidad

− Si, pensándote, pensando que no nos hemos conocido bien – le digo tomando un mechón de su hermoso cabello y acomodándoselo detrás de su apetitosa oreja y su inusual olor a cereza inunda mis fosas nasales

− ¿Qué…, que haces? – pregunta inquieta

− Pues acomodo tu cabello rebelde – le respondo en su oído para acercarme más a ella y poder sentir su calor

− Ok – responde

− ¿te gustaría salir conmigo? – le pregunto y ella me observa con sus grandes ojos color esmeralda, no la dejo razonar y lentamente me acerco a ella para besarla, entrelazo mis dedos en su suave cabello y con la otra mano la tomo de su cintura para que no tenga como escapar, devoró toda su boca obligándola a besarme con la misma necesidad”

− ¡Bastián! – gritan al tocar la puerta, eso hace que me levante exaltado por aquel sueño que sentí tan real

− ¿Qué sucede? – le pregunto a marco con cara de pocos amigos, aunque no sabe el motivo de mi enojo, pero juro por Dios que quisiera matarlo, justo me saca del mejor suelo que he tenido en años

− ¿ya vista la hora? – me pregunta mirando su reloj

− ¡MIERDA! – espeto observando el mío

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