CAPITULO 9

Narra Bastián

Cinco años después…

Flashback

Estoy de vuelta en la cuidad y me siento inquieto por saber la respuesta de Kate y aunque las ansias me ganen, debo llegar primero a casa para anunciar mi llegada, veo a juan el conductor de la casa y voy directo a él para que me lleve directo a casa.

− ¡Bastián! – saluda mi papá con efusividad

− Papá – lo saludo

− Hermano – saluda Nicolás mi hermano menor

− Cabeza hueca – me saluda Maya mi hermana

− ¿Pero qué hacen ustedes dos en casa? – les pregunto con felicidad

− Quisimos venir a verlos – dice Maya

− Me alegro que estemos todos juntos – les respondo con un abrazo

− Vamos a cenar todos juntos – propone papá

− Si papá, pero primero debo salir un momento, si quieren yo les llego al restaurante – le indico que tengo un pendiente por resolver y el asiente

Subo a mi habitación y dejo el equipaje, para luego bajar corriendo y tomando las llaves de mi auto emprendo la marcha a la casa de los Rizz, paso el portón y estaciono para bajarme y tocar la puerta, pero antes de tocar el timbre siento unos brazos rodearme

− Bastián no sabes cuánto te extrañe – me saluda con Kenia con un abrazo por mi espalda

− ¿Cómo estás? – le pregunto con alegría de verla

− Feliz de verte – me responde al tiempo que me suelta y se pone en frente de mi

− ¿Cómo va todo por acá? – le pregunto mientras acaricio su cabello

− Bien – me responde con una sonrisa

− ¿y? – le pregunto por mi encomienda

− ¿Qué? – me pregunta con desconcierto

− ¿Qué dijo Kate de mi nota? – pregunto

− No lo sé, ese mismo día se la deje en su habitación, pero el día que se fue vi que la dejo en el mismo lugar que antes, no dijo nada, creo que no la leyó, es más, en el tiempo que estuviste fuera no pregunto por ti, se la paso con Sofía y Marco – me cuenta y eso me cae como un golpe en mi estomago

− Está bien ¿aun tienes la nota? – le pregunto

− Si – me responde

− ¿Me la podrías dar? – le pido

− Claro, pasa y me esperas te la entrego – me dice invitándome a pasar cosa que hago sin mucho ánimo ya que mi estado emocional se volvió gris con aquella respuesta y espero por algunos minutos hasta que me la entrega

− Gracias – le digo con una falsa sonrisa de resignación

− No te preocupes, quizás no tuvo tiempo, si ella llama le diré que tu preguntaste por ella – menciona

− No, no por favor no le digas nada y tampoco le digas que te pedí la carta – le hablo casi en un grito de enojo

− ¡perdón! Solo quería ayudarte – me dice con un puchero

− Lo se pequeña y lo lamento, lamento alterarme así, no es tu culpa, quizás he sido un tonto – le digo como si diciendo esas palabras fuera a desahogar mi frustración

− ¿y si la llamas, quieres que te el número? – indica y dudo por un momento, pero decido dejar las cosas así

− Gracias Kenia, es mejor dejar las cosas así, por favor no le digas a nadie de la existencia de esta carta o de esta visita – le suplico

− Con una condición – me apunta con su dedo

− ¿Cuál? – indago

− Que me invites a comer helado y que pases más tiempo conmigo – me dice con sus ojos de niña mimada

− Claro que si – acepto – pero ahora me tengo que ir – me despido con un beso en su frente

Fin de flashback

Tiempo actual

Cuatro años han pasado desde aquel bochornoso momento en el que me deje llevar por mis impulsos, pero hoy en día creo que es un asunto superado o eso quiero creer. A Kate no la tengo ni en mis redes sociales, pero si escucho de ella por Marco quien no ha abandonado la idea de convertirla en su novia algún día.

Por mi parte me he comprometido con Kenia, en todos estos años se volvió una mujer hermosa, inteligente, tierna, amorosa y muy dedicada a nuestra relación, en la cual llevamos un año. Todo inicio con la idea de crear una mejor alianza comercial y unir las dos empresas, el compromiso no es oficial en los medios aun, ya que quiero que Kenia termine sus estudios en 3 años y pueda vivir cada etapa de su vida. Aunque ella dice que no quiere ejercer su profesión y que solo quiere dedicarse a mí, la verdad quisiera que ella fuera un poco más independiente y menos codependiente de mí, en ocasiones siento que centra su mundo solo en el mío, siempre quiere hacerse algo nuevo para verse más hermosa, según ella para mí, lo que Kenia no entiende es que no es necesario ya que yo la quiero como es, cuando no le doy la razón o tenemos alguna discusión, sus crisis emocionales y existenciales me asfixian.

− Amor, vamos a comer a un nuevo restaurante con mis amigas – me propone Kenia al tiempo que entra a mi oficina para sentarse en mis piernas

− No creo que pueda – le respondo mientras la levanto

− ¿Por qué? ¿no te gustan mis amigas? Ellas quieren conocerte en persona, además serán nuestras damas de honor – me dice con un puchero

− Kenia, aún falta mucho para eso, además creo que tus amigas necesitan un objetivo en su vida, no se la pueden pasar solo gastando los bolsillos de sus padres – le expreso el motivo por el cual no me agradan

− ¿entonces no quieres que salga con ellas? – me pregunta

− Yo no he dicho eso, sabes que no soy un hombre posesivo o imponente y puedes tomar tus propias decisiones, pero solo espero que te enfoque en tus estudios – le digo con un tono reflexivo

− Si amor lo sé, sabes que por ti hago todo, absolutamente todo – me responde con un tierno beso en mis labios

Ese beso va subiendo de tono y comienza a tornase apasionado, así que decido frenar la situación, termino aquel beso y ella se molesta conmigo

− No sé porque no te dejas llevar, tal parece que no me deseas – me reprocha

− Claro que te deseo, pero quiero que tu primera vez sea especial y no creo que estés preparada aun – le explico y ella me observa con sus ojos llorosos

− No quiero que por esa razón otra mujer me lleve ventaja y te aparte de mi – dice molesta

− No seas insegura, estoy contigo y no quiero estar con nadie más, además aprecio mucho tu primera vez, eres la primera mujer con la podre experimentar algo tan hermoso – le hablo con ternura para apaciguar su furia

− Está bien, pero prométeme que cuando regreses de tu viaje te quedaras conmigo todo el fin de semana en nuestro nuevo apartamento – me indica con un tono autoritario

− Yo te lo garantizo, es más te prometo que lo cuidare por ti – dice Marco al tiempo que entra a mi oficina

− ya se me hacía extraño que no aparecieras – le dice ella con una gran sonrisa

− les estaba dando espacio para que se despidieran como merecen, eso para que después no digan que soy un mal amigo – dice con un guiño Marco

− por favor no tardes más de lo necesario – me dice mi dulce novia y termino de despedirme con un beso suave

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