capitulo: 2 el señor Hernández

habían pasado dos días desde la noticia de Juan Carlos a Roberto acerca del trato echó con el señor Hernández.

Roberto se encontraba hablando con un señor en una pequeña granja.

- joven todo está en orden ya se le dio de comer a su caballo, a las gallinas y a los tres lechones que trajo ayer -

Le decia aquel hombre de avanzada edad mientras se encontraban caminando así el corral donde se encontraban los lechones.

- gracias don Juanito van a pasar a dejar tres bultos de alimento para lechon y una paca de cebada para el caballo -

Le decía Roberto a don Juan mientras sacaba una cartera algo maltrecha y de ella unos cuantos billetes que le entrego a don Juan.

- con eso pagara lo que le mencioné y también está su paga, otra cosa su hijo donde se encuentra -

el señor Juan guardo el dinero.

- salió a ver el cultivo al terreno que rento joven -

mientras seguían hablando se escucho el pitido de un carro, al voltear la vista, vio aparcado el carro de Juan Carlos, este descendió del carro y camino asia la reja de malla.

Roberto se despidió del señor Juan, e igual camino hacia donde se encontraba Juan Carlos.

- que hay mi hermano pase a verte a tu casa salió tu mamá y me dijo que estabas aqui -

una ves llegó Roberto hasta donde se encontraba Juan Carlos se saludaron chocando su puños.

- sabes que este es un negocio que igual quiero hacer crecer -

- jajaja... vamos bro con el negocio que tenemos enfrente tendrás hasta para comprarte un rancho enorme -

le dijo mientras hacia énfasis a lo que le dijo con sus brazos abriendo los a todo su ancho

- igual y tienes razón pero cuando cosechas por tu cuenta todo te sabe mejor -

en ese instante el móvil de Roberto sonó, era un mensaje de Daniela, Roberto se apartó un poco para poder ver el mensaje y responder

mensaje:

hola mi vida, espero hoy tengas un buen día Juan Carlos paso a verme, mencionó que pasaría por ti para ponerse al tanto sobre el negocio que tienen en marcha.

respuesta de Roberto:

tranquila ya te dije que por mi parte yo a ti no te haré ningún daño vale, espero igual tu tengas un muy buen día si puedo pasaré a tu casa a verte.

Roberto volvió a guardar el móvil.

- bueno bro me parece que no pasaste solo a saludar dime hay planes -

Juan Carlos se había recargo en el malla, escupió un palillo que sostenía entre los dientes

- si así es, la reunión es en unos días y quiero pedirte que no hables nada yo me encargo de todo y como te lo mencioné hoy llega su prima de Esmeralda y me vi con la necesidad de pedir que fuéramos a recogerla al aeropuerto, esmeralda acepto pero me pidió que te llevará para que conocieras de una vez a su prima -

cómo si no fuera suficiente para Roberto el pensar en los planes que el tenía, también debía resolver sus planes de Juan Carlos

- bien vámonos súbete date prisa -

mientras Roberto y Juan Carlos tomaban dirección a la casa de Esmeralda para pasar por ella y poder ir a recoger a su prima al aeropuerto, en el pueblo Daniela acababa de llegar a su casa se encontraba en la sala revisando el mensaje que Roberto le había enviado.

- mi niña quieres jugo de naranja -

la vocecita chillona de una señora ya grande de edad aún que aún conservada,

Daniela volteo para responderle.

- si nana Mimi -

la nana Mimi se dio vuelta y camino hacia la cocina, Daniela la siguio.

- crees que puedas hacerme un sándwich nana -

le decía Daniela mientras tomaba asiento en el comedor.

- si mi niña de atun o jamón -

- que sea de jamón -

Daniela seguía viendo su móvil ya que seguía charlando con Roberto y al mismo tiempo estaba teniendo conversación con su madre

mensaje mamá de Daniela:

entonces saldrás a ver a Óscar

respuesta de Daniela:

si aún que a mi papá le pese Oscar le ayudo a llegar al puesto en el que se encuentra a hora

mensaje de Roberto:

ya vamos de regreso acabamos de recoger a la prima de Esmeralda

respuesta de Daniela a Roberto:

enterada saldré a ver Oscar para mencionarle lo que me has pedido.

la nana de Daniela le dejo el sándwich y su jugo en la mesa

- necesitas algo más mi niña -

Daniela tomo el sándwich hantes de darle un mordisco le dijo a la nana.

- no nana eso es todo, por si me buscas no estaré en casa saldré un rato a dar una vuelta -

la nana no dijo más se retiró, mientras Daniela se quedó comiendo su sandwich.

a la distancia Roberto, Juan Carlos, Esmeralda y su prima descendieron del carro Esmeralda una chica alta de labios carnosos ojos grandes toda una chica de clase vestía una blusa rosa y un pantalón ajustado.

- bien Juan Carlos muchas gracias por llevarme a recoger a mi prima Elizabeth -

la prima de Esmeralda no tan distinta a ella igual alta pelo largo un cuerpo que seguro serviría para ser modelo ella trae puesto un vestido floreado que resalta mucho su silueta

- si muchas gracias enserio que detalle y el carro está super padre -

Roberto solo se quedó parado viendolos, más a Elizabeth a pesar de todo su belleza lo cautivo.

- bueno pasemos seguro que Elizabeth querrá descansar -

- a si un rato prima la verdad estuvo tedioso el vuelo empezando desde el abordaje muy lento -

los cuatro comenzaron a caminar hacia la casa, cuando entraron Roberto quedó sorprendido era una casa muy lujosa el piso tenía adoquín en las paredes habían cuadros colgando así como varios accesorios desde cabezas de animales hasta juegos de armas, en el centro unos sillones muy lujosos en color rojo.

de pronto el sonar de unos pasos detuvieron el silencio que había en la sala de estar por un pasillo apareció un hombre alto su rostro demostraba carácter vestía pantalones vaqueros un cinturón de piel camisa a cuadros y un sombrero blanco.

- vaya pero si ya llegó mi sobrina -

una voz grande y gruesa salió de aquel hombre

- tío muy buenas tardes disculpe las molestias -

Elizabeth se acercó hacia aquel señor y lo saludo de un beso en la mejilla

- Juan Carlos espero que no haya sido una molestia -

Juan Carlo igual se acercó y le estrecho la mano.

- no para nada don Casildo igual necesitaba salir un rato la vuelta me sirvió para distraerme -

- ha que muchacho y este quien es -

señalo el señor Casildo a Roberto Juan Carlos estiró la mano e igual señalando a Roberto.

- don Casildo le presento a mi socio Roberto el es del que le hable, -

- ok que tal muchacho -

Juan Carlos vio a Roberto y le menciono.

- Roberto el es el señor Hernández -

Roberto lo vio muy fijamente y estiró la mano para saludar al señor Casildo, Roberto permanecía con el semblante serio en esos momentos el pensaba que mostrar una postura segura haría mucha diferencia y no estaba equivocado. el señor Casildo lo analizaba como si viera aún rival más que un joven lo veía como alguien al que tenerle cuidado.

- a qué muchacho entonces tú eres el mentado Roberto, pero dime tengo una pregunta puedo notar tus zapatos -

Roberto bajo la mirada no se había cambiado los zapatos traía con los que asia el aseo de los corrales

- no muchacho no me lo tomes a mal, puedo decir que te gusta la granja los animales ho me equivoco -

Roberto volvió a alzar la mirada.

- si señor tengo una pequeña granja que herede de un tío en paz descanse hermano de mi madre -

- vaya que sorpresa seguro sabes mucho de animales de granja -

Roberto seguía con esa seguridad y no titubea ni un momento analizaba detenidamente al señor Casildo.

- Saver mucho no pero si me defiendo señor -

el señor Casildo volteo la vista a Juan Carlos y le tomo el hombro

- me cae bien tu socio pero bueno seguro que tendrán planes no saldrán con las chicas, recuerda que te encargo a mi hija entendiste -

Juan Carlos asintió con la cabeza.

- bueno nos vemos en la fiesta el sábado Roberto, vendrás no es así -

Roberto miro fijamente al señor Casildo.

- así será señor -

- bien pues hasta entonces, y no tan noche entendido -

- sii -

respondieron al mismo tiempo Elizabeth y esmeralda

el señor Hernández desapareció por el pasillo que llegó Roberto turbo que despedirse mencionando que tenía que revisar unas cosas asi pues se retiró del lugar.

Juan Carlos se quedó con Esmeralda en la sala se sentaron a platicar.

por si lado Elizabeth solo menciono que iría a ducharse y se acostaría.

los planes de Roberto cambiaron rotundamente desde el momento que conoció al señor Hernández, sabía que no sería fácil lidiar con el, pero ya no había tiempo y constantemente tenía que cambiar sus planes.

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