El castigo

Después de su "confesión" no dije nada más y me enfoque en mirar a los invitados, como bailaban, hablaban, tomaban, pero especialmente, como nos miraban a nosotros y es que debe ser impensado que el hombre estuviera a mi lado.

Brandon- ¿Quieres ir a otro lado?

- ¿Podemos? Me siento incómoda.

Brandon- Conmigo puedes hacer lo que quieras.- Mi doble sentido se activó - Sí quieres irte, podemos hacerlo.

- Con solo salir de tantas miradas, es suficiente.

Brandon - Ven, te muestro un bonito sitio

Agarró mi mano con delicadeza y nos perdimos por unos pasillos oscuros, no aptos para la visita.

Brandon- Marisol, debemos subir unas largas escaleras - Dijo cerca de mi cara, no podía verlo, pero sí sentirlo.

- Ok- Siempre me quedo muda al tenerlo cerca, ¡mierda!

Se alejó de mí y empezó a caminar otra vez, sujete mi vestido para poder subir los escalones y él me fue ayudando.

Al terminar, abrió una puerta y el lugar estaba bastante iluminado por la luz de la Luna y las Estrellas, estábamos en el observatorio de la Mansión Belmonte, increíble.

-Esto es una belleza

Brandon- Como tú, Marisol.

-No es ideal que me sigas halagando

Brandon- ¿Algo me lo impide?

- Sí, soy tu empleada.

Brandon - Si es solo eso, te despido. - Me entró el pánico

- No, por favor, necesito el trabajo.

Brandon- Entonces, puedo seguir siendo coqueto contigo

- ¿Coqueto o pervertido?

Brandon- Ambas, pero noté que a ti no te molesta. Aceptas mis sonrisas o miraditas traviesas, como también mis toques - Se acercó desde atrás.

- No es que lo acepte, usted siempre me sorprende

Brandon- ¿No aceptas, entonces? - Corrió mi pelo hacia un costado y Susurró en mi oído.

- No - Mentí.

Brandon - Bien - Se alejó de mí y sentí sus pasos, me di vuelta y él estaba por irse.

Mi cuerpo actuó por sí solo, caminé hacia él y agarré su brazo para impedir que se fuera.

- No te puedes ir.

Brandon- Debo hacerlo, aquí nada me retiene y hay gente en el salón esperando por mí.

- No me has castigado. - Sentí que su cuerpo se tensó

Brandon - No lo haré. - Ignoré sus palabras y lo besé.

Yo lo inicié y él no estaba haciendo nada, no me correspondía. No movía sus labios, solo yo jugaba con los de él, los mordía y como última opción pasé mi lengua sobre ellos.

Como no respondió, me rendí, entendí que yo lo rechacé y estaba cumpliendo con lo dicho. Me alejé de él y me quedé en frente a unas enormes ventanas para mirar el paisaje nocturno.

Al no sentir la puerta, volví a mirarlo y él seguía en su lugar.

- Brandon, ¿Estás bien? - Me empecé a preocupar.

Él escuchó mis palabras y se quitó el saco, tirándolo al piso. Se acercó lentamente como un depredador, su mirada brillaba en plena oscuridad.

Estando enfrente de mí, me besó con fuerza y luego dejó mis labios para arrodillarse ante mí. Buscó la pierna que el vestido dejaba a la vista y empezó a darme besos húmedos.

Y fue ascendiendo de a poco con caricias y besos, sin llegar a donde requería más atención.

Se puso de pie y volvió a besar mis labios, despacio, con ternura, con caricias en mi cara, en mis brazos, en mi clavícula, me estaba torturando.

-Ahhh- Sin poder evitarlo, gemí. Estaba sintiendo un enorme placer con solo sus besos

Brandon- Eres deliciosa, pero te toca castigo por ocultar mi marca.

- ¿Qué harás? - pregunté coqueta

Brandon posó su mano en mi muslo interno y empezó a acariciarme hasta llegar a mi ropa interior, la cual tocó y no hizo nada más.

Deseaba que hiciera algo, me tenía deseosa, agarrando su cuerpo con desespero... Desabroche su camisa y pude ver el delicioso cuerpo que carga, la poca iluminación de la luna, me tenía hechizada en sus abdominales.

Se notaba que era un hombre fuerte y entrenado, pero tenerlo así de cerca, con su piel caliente por nuestra cercanía, me hacía quererlo tener en mi cuarto eternamente.

Brandon- Tócame - Pidió casi en una súplica, pero es que lo provoqué y después quedé idiota, quieta.

Confieso que me intimide y lo toque muy despacio, casi con miedo, como si fuera la primera vez que tocaba a un hombre; me estaba comportando virginal.

Nos volvimos a besar y pasó mis brazos por detrás de su cuello para levantarme y sentarme en algo, ¿En qué? no sé con exactitud, pero no importaba, este ha sido el mejor castigo de mi vida.

Mi vestido colaboraba mucho en esta situación porque gracias a la abertura podía verse todo, acariciar lo que quisiera y de pasó, no impedía que se colocará entre mis piernas.

Podía sentir algo duro a la altura de mi intimidad y sé lo que es. Él está deseando esto igual o más que yo.

Sus manos pasan por todo mi cuerpo, pero no por donde más lo necesito para calmar este calor.

¿Sí está esperando a qué le dé una señal? -Se me cruzó eso por la mente y puede que sí, que justo sea eso. Que él como un caballero espere una palabra o acción mía para avanzar aún más, pero ¿Todo esto no le demuestra lo qué deseo?

¡Dios, acabemos con esta tortura!

Mis manos recorrieron sus abdominales, pasaron por su cuello, y descendieron por sus brazos quitando la camisa. Sus besos están en mi mentón, bajando hacia mi cuello y susurrando algo que no podía entender, sentía que sus besos se volvían un poco agresivos y succionaba con fuerza varias veces, pero seguro era lo que quería, dejar varias marcas.

Mis manos viajaron a su pantalón, más puntualmente al cinturón para que entendiera de una vez lo que necesito... Él se alejó un poco y me miró directo a los ojos.

Brandon - ¿Estás segura?

- Sí, termina este castigo - Dije jadeante. No puedo respirar bien, tampoco pensar, pero es lo que quiero.

Me Sonrió y volvió a meter su mano en mis piernas hasta por fin tocar mi intimidad, me sentía en la gloria, este hombre sabe que hacer y no podía pedir algo mejor.

Desabroche su cinturón, por consiguiente el botón y el cierre; una monstruosidad enorme podía sentir en la mano, pero ¿Ya Qué? Atenerse a las consecuencias.

Mi ropa interior salió volando y yo bajé su ropa, no era totalmente indicado, pero sería algo rápido y satisfactorio.

Me acercó a un más a él y empezó a introducirse, despacio, consciente de su tamaño, supongo.

Brandon- ¡Eres mía, solo mía!

- Tú eres mío.- Respondí

¿Cómo su ex permitió el divorcio con algo así? Pasó por mi mente pensar eso, pero lo borré enseguida, era un beneficio para mí que estuviera divorciado.

Ambos jadeábamos, gemíamos, nos besábamos y marcábamos, era nuestro momento y un rico castigo.

...

Cuando terminamos la acción nos empezamos a reír por la locura recién cometida.

- Debemos volver, los invitados esperan por ti.

Brandon - Ellos no importan; debemos ir por tu hija, debe estar preocupada por no verte.

- Es cierto - No lo dije, pero me sentía mal por olvidar a mi hija y pensar en mi calentura con el jefe.

Busqué mi ropa interior y no la encontré por ningún lado.

- ¿Dónde está mi...?

Brandon- ¿Esto? - Me la mostró.

-Sí, gracias - Quise quitársela y la guardo en su bolsillo del pantalón. - Maldito pervertido.

Brandon- Podría decir lo mismo, yo solo planeaba jugar y vos pasaste ese límite.

- ¡Te costó tanto resistirte! - Dije sarcástica.

Brandon- No puedo cuando estoy contigo

- Esto no volverá a suceder.

Brandon- Aquí, pero sí es otro lugar, se lo aseguro.

- ¡Estás loco!

Brandon -Igual que tú, pero cumpliré lo que dije.

- ¿Qué, de todo? - Ya estaba dudando

Brandon- Serás mi futuro, como yo el tuyo.

No le contesté, salí del observatorio y bajé las escaleras.

Brandon- ¡Espera! Debes ir al baño.- Supongo que no estaba muy presentable

- Sí, ¿Dónde está?

Brandon me dirigió a una puerta y abrió para mí. Entré, prendí la luz y me coloqué enfrente al espejo.

No solo mis pelos estaban mal, sino que tenía muchas marcas notorias, más que nada en el pecho y clavícula.

Revise todo el baño, pero no encontré maquillaje, solo un peine y lo use para arreglarme un poco.

Salí muy enojada, sin abrir la boca y ese pervertido me dio su saco para cubrirme aunque sea un poco. Tenía que agradecerle, pero no lo hice, fue su culpa y para su obligación, debía darme una solución.

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