CAP 5 No confíes en nadie...

Mientras salíamos del motel, ya era de noche. Eran como las ocho de la noche cuando íbamos rumbo al carro y llegaron dos camionetas negras. Yo me asusté, pero el baby me tomó de la mano, me recostó al carro y fingió besarme. Como tenía la mascarilla puesta, nuestros labios no se tocaban. Incluso ellos se bajaron con arma en mano y no nos mostraron interés. Subimos rápidamente al auto y a toda velocidad. Mi corazón estaba acelerado por el susto de que nos encontraran.

—¿Cómo supieron que estábamos ahí? —pregunté mientras miraba al baby conduciendo seriamente y observando hacia atrás por si nos seguían.

—No lo sé, pero es la mafia. Ellos tienen forma de rastrear nos —respondió el baby mientras seguía conduciendo rumbo a Los Ángeles.

—Ya, tranquila —agrego él mientras sigue conduciendo. De vez en cuando me mira en la solitaria carretera.

Me quito la mascarilla.

—¿Dime por qué tu sangre es tan especial? —preguntó él mientras conducía. Yo suspiro.

—Mi sangre se llama RHNULL, más comúnmente llamada sangre dorada. Mi sangre no tiene los 45 antígenos presentes en los glóbulos rojos.— recalcando

—¿Eso qué es? —pregunta él confundido.

—Los antígenos Rh son los que nos dan el tipo de sangre, por ejemplo, si tu sangre tiene Rh, eso quiere decir que tu sangre es del grupo positivo y si no posee es del grupo negativo. Por eso, mi sangre posee un Rh nulo, lo cual hace mi sangre universal, ya que le sirve a todos los tipos de sangre, incluso lo más difícil de conseguir. Pero en mi caso, yo no puedo recibir sangre de nadie que no sea del mismo, lo que lo hace imposible de conseguir dado que en el mundo solo hay pocas personas —explico.

—Ahora entiendo por qué te buscan —dice el baby asombrado mientras conduce.

Finalmente llegamos a un pueblo, él se bajó y botó mi ropa y el envase de tinte.

Seguimos conduciendo hasta que me quedé dormida. Empecé a tener una pesadilla en la que fui atrapada por varios hombres vestidos de blanco. Me llevaron a una mesa donde yo podía ver cómo sacaban cada gota de mi sangre y mis órganos mientras mi corazón aún latía. Me levanté asustada mientras el baby detenía el auto para calmarme, hasta que me tranquilicé.

—Ya estamos llegando — dijo el baby mientras yo solo lo miraba.

—Gracias, sin ti estaría muerta — Él solo revolvió mi cabello.

—No olvides lo que te dije. En dos horas mi primo Tony vendrá por ti. Él es uno de los hombres de confianza del diablo — dijo el baby.

—¿El que sabe de mí? — pregunté.

—Le dije que eras una chica inmigrante, eres mi amiga, pero por que tu novio te trajo engañada de Colombia y aquí te abandonó pasando una mala situación y necesitabas trabajar — explicó el baby.

—No se te ocurrió otra cosa — él me miró.

—Es lo más creíble, además que quería que le dijera: Es una chica que la mafia de mala noche está detrás de ella como vampiro por su sangre—. Eso me hace reír, y él también. Hasta llegamos a un lugar para comer algo y luego ver al tal Tony.

Estábamos comiendo algo.

—Ya sabes, soporta lo más que puedas en ese lugar, no confíes en nadie ni en Tony. No le prestes atención a Tony, él es un mujeriego de lo peor — dijo el baby mientras comía sus huevos revueltos con tocino.

—¿Cuánto tiempo demora esto? — pregunté.

—No lo sé, gordi — dijo él.

—Pero apenas se calmen las cosas. Yo vendré por ti y te sacaré de todo esto. Lo prometo — Le sonreí. ¿Dime cuál es tu nombre? — Me preguntó de repente mirándome fijamente.

Yo le respondí: —Soy Talía Gómez Martínez, soy de Colombia—.

Él sonrió y dijo: —Ese va a ser tu nombre ahora. Nadie debe saber tu verdadera identidad—. Vi que sacaba el celular.

—Ya Tony nos espera—, pagó el desayuno y yo asentí con mi cabeza. Subimos al carro.

Tony:

Empiezo a conducir temprano para hacerle un favor a mi primo Erick. Si no fuera porque creció junto a mí y lo quiero como un hermano, no haría este favor por que no puedo contratar a personas sin investigarlas. Primero, si algo sucede con esta chica, yo debo responder ante el jefe.

Antes trabajaba para Kalet Arenas, conocido como "el Satán". Al irse lejos, pasé a trabajar con Brahiam Arenas, al que todos llaman "El diablo" Ahora soy su hombre de confianza. Aunque él se encuentra de viaje, yo solo espero que esta chica no cause problemas. Llego al parque donde quedé en recogerla, me bajo del auto, me pongo mis gafas de sol mientras tomo un café y me recuesto a esperarlos.

Hasta que observé a mi primo bajar del auto con una chica. Los saludo, mientras que la chica baja. Preguntó cosas hasta ver a la chica. Solo quedo impactado al verla. No es gorda pero tampoco flaca, su cuerpo es curvado, tiene esos labios rosados y provocativos, su cabello negro y un poco desordenado, y esos ojos negros que brillan. Pero su voz me saca de mis pensamientos.

—Mucho gusto, soy Talía Gómez.—

—Llegamos al lugar, ya sabes, llámame cada tres semanas para saber que estás bien—, dijo el baby.

—Por favor, cuídate y no confíes en nadie—, me dio un beso en la frente, —Ya sabes que a partir de ahora estás sola—. Me miró y agregó.

—Ya nos estás esperando—. Yo volteo y lo observé, la verdad es bastante guapo: alto, buen cuerpo, ojos café oscuro, cabello castaño claro; lo observé saludar al baby, hasta que me mira, pero siento que me desnudó con la mirada. Así que me presento diciendo.

—Mi nombre falso—. Abrazo al baby y lo veo irse, quedo con este hombre que es un extraño para mí. Ahora empiezo una vida como empleada de servicios de un mafioso, rodeada de personas que no conozco, sin poder confiar en nadie y sin saber qué me espera. Él me sonríe.

—Soy Tony, vamos y te explicó en el camino sobre tu trabajo—. Yo miro a mi alrededor y suspiro, subiendo al auto.

En otro lugar, todos los hombres se encuentran nerviosos, cagados del miedo para ver al jefe y decirle que perdieron el rastro de la chica. El hombre mayor sale con una aura fría y despiadada, sin mostrar ninguna emoción en su cara. Sale al jardín de su gran mansión, donde sus hombres están formados en filas. Hasta que el hombre mayor se para al frente, uno de los hombres le pone una silla y el hombre saca su arma y se sienta, mientras que los hombres siguen formados en filas. El hombre solo los ve en silencio hasta que uno de ellos se anima a salir al frente, nervioso.

—Jefe... jefe—, el hombre lo mira fríamente.

—Te haré una pregunta, ¿dónde está la chica?—. Observando fríamente al hombre que prácticamente se orina en sus pantalones.

—jefe, la perdimos—. El hombre se para al escuchar a su hombre decir esas tres palabras, le dispara y muere al instante, mientras que los otros están aterrados, pero tratan de ocultarlo. El hombre sigue como si nada, se sienta como si nada y señala a uno de ellos.

—Tú, ven aquí—, el tipo no se atreve a ver al jefe a la cara.

—¿Dime qué pasó? —El hombre acariciaba su arma Magnum.

—Jefe, perdimos a la chica. Una de las pandillas la protegió. La perdimos, pero tenemos hombres peinando toda la ciudad por ella.—, el hombre apunta y dispara a los pies del hombre que lo hace brincar varias veces.

—Partidas de ineptos—, dice entre dientes de la rabia. Mira a todos.

—Quiero a esa chica viva al precio que sea—, mira a uno de sus hombres.

—Quiero que vayas al hueco y ofrezcas una cantidad razonable de dinero. La quiero viva y sin ningún rasguño, si no hay dinero.— Se levanta y patea al hombre que está en el suelo.

—Recoge esa porquería que ensucia mi jardín—. Mientras el hombre que estaba parado y lo hizo bailar con los disparos, se orinó en sus pantalones, el hombre lo miró con asco, le tocó el hombro a uno de sus hombres.

—Encargarte de él—. El hombre sube las escaleras sin expresión y sonríe al escuchar un disparo...

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