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Pensamientos de Alejandro

La ira, el odio, se apodera de mi cuerpo. ¿Quién se cree que es esa disgraç@da? Necesito encontrar una manera de salir de aquí, empezar a tirar de mis brazos y eso nunca funcionará.

Alejandro: Joder, ¿qué hago?

Alejandro: Puta, te voy a matar, vuelve aquí.

Intento tirar de una cubierta con el pie, pero es imposible, está demasiado lejos.

Tendré que gritar, no, no puedo gritar, sería una pena. No hay otra manera, necesito salir de aquí.

Alejandro: Algueeeeeem

Alejandro: Suareeeeeeeez

Nadie me escuchará.

La música alta del lugar no permitía que nadie lo escuchara.

Con Daniel Suárez

Veo a Alejandro subiendo las escaleras con una chica hermosa, una que nunca antes había visto por aquí.

Algunos de los hombres de Alejandro están en el lugar, así que me relajaré y disfrutaré con hermosas chicas.

Daniel Suárez sube a una habitación con dos mujeres.

Horas después...

El celular de Alejandro suena varias veces lo que lo saca de sus casillas, queda poseído. Pasa el tiempo y el celular sigue sonando, hasta que escucha movimiento fuera de la habitación y decide gritar nuevamente.

Alejandro: Aquíiiiiii alguien. Sácame de aquí.

La manija de la puerta comienza a girar y nada.

Alejandro: Solo abre esa maldita puerta.

Habla con una rabia que asustaría a cualquiera, sus ojos brillan de odio, la sangre le hierve en las venas.

Hasta que alguien patea la puerta y cuando Alejandro mira es su abuela y Suárez, para su tristeza, Dulce está allí. Por un momento Alejandro considera preguntar por qué su abuela está allí, pero se detiene.

Dulce habla gritando.

Dulce: ¿Pero qué poca vergüenza es esa, Hernández?

Daniel mira incrédulo la escena y piensa en irse del lugar, pues imagina que puede haber una mujer en el baño, ya que no ve a nadie a su alrededor.

Daniel: Será mejor que volvamos más tarde.

Alejandro: Lárgate de aquí, que lo va a pagar caro.

Dulce: ¿Te caíste así? Pero que vergüenza.

Alejandro: Suárez quítame esas esposas inmediatamente, eso es una orden.

Suárez: ¿Dónde están las llaves?

Alejandro: Eso, esa perra se lo llevó, ahora arréglalo.

Dulce toma un látigo que está sobre la mesa y golpea a su nieto en la pierna.

Alejandro: Vieja loca, ¿qué crees que estás haciendo?

Dulce: Eres una vergüenza, si Yolanda te ve así desiste de casarse contigo, te persigue porque necesita organizar el noviazgo y estás en ese estado, desvergonzado cabrón.

Alejandro: Yolanda no me importa para nada.

Dulce vuelve a golpear con el látigo en la pierna a Alejandro y él la mira muy conmovido.

Suárez coge unas pinzas en una mesita y empieza a intentar abrir las esposas, pero Alejandro no deja de tirar de su brazo con ira, lo que lo hace más difícil, hasta que Suárez logra liberarlo.

Alejandro se levanta de la cama y pasea su ropa por la habitación mientras Dulce no deja de quejarse ni un segundo.

Se pone la ropa y se pone los zapatos.

Alejandro: ¿Adónde se fue, Suárez?

Suárez: No la vi salir.

Alejandro sale de la habitación y se dirige a la sala de vigilancia, quita del cuello al chico que estaba sentado en la silla y comienza a buscar la hora en que la chica salió él mismo de la habitación.

Alejandro: ¿Dónde están las imágenes de hace 4 horas?

Está a punto de golpear al vigilante.

Vigilante: No sé señor, se lo juro, quería cambiar de turno.

Alejandro empuja al hombre de la silla y mira a Suárez.

Alejandro: Quiero la cabeza de la perra más tarde en mi mesa, encuéntrala ahora.

Dulce: Un poco de vergüenza.

Alejandro: Suárez si te ríes tu cabeza rodará junto con la de ella.

Suárez bloquea el progresivo y se muerde el labio inferior para ocultar una sonrisa.

Alejandro se va y empieza a dar órdenes a los guardias de seguridad.

Dulce mira a Suárez.

Dulce: Puedes reírte.

no se rieron