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Alejandro llega a su edificio y entra en el ascensor privado que lleva directamente a su penthouse.

Cuando las puertas se abren, se encuentra cara a cara con su segura abuela y sus ojos se posan en él de inmediato.

Dulce Hernández, abuela de Alejandro. Una dama muy influyente con la mente siempre un paso por delante de todos, fundó el arma energética de la familia y es considerada la reina de la mafia y los negocios. Dulce, perdió a su esposo por un grupo rival hace unos años, Alejandro ni siquiera había pasado cuando todo sucedió. Después de la muerte de su esposo, sorprendió a todos con sus actitudes, Dulce logró deshacerse de todos los que estaban detrás del evento y solo aumentó sus aliados a través de su perspicacia.

Pasó su legado a su nieto, pero sigue en acción siempre.

Dulce se ve nerviosa y pronto comienza a hablar.

Dulce: José Luís me llamó y me dijo que estabas de fiesta.

Alejandro se sienta en el sofá y mira con frialdad a su abuela, él ya sabe lo que va a decir, a Dulce no le importa y se mantiene firme.

Dulce: Yolanda va a volver.

Alejandro: Llevo un tiempo escuchando esto y ella siempre pone excusas para no volver.

Alejandro sonrió.

Dulce: Sabes que no puedes volver atrás.

Alejandro: Dulce, juré casarme con ella, pero ella tendría que aceptarlo y no creo que quiera eso.

Dulce: Yo me encargo, ahora trata de comportarte, es una buena chica y sabe que no la puedes engañar.

Alejandro: Así que debo disfrutarlo mientras pueda, me voy a casar con una mujer fea y astuta.

Dulce: Han pasado los años, ya no es la misma.

Alejandro resopla con los labios.

Alejandro : Ese es imposible de cambiar.

Yolanda estudió en el mismo colegio que Alejandro y siempre fue el “patito feo del colegio”, incluso él, insistía en no ser amable con ella, precisamente para que en el futuro no aceptara casarse con él.

Yolanda fue enviada a estudiar al extranjero por su padre y en ese momento eso era todo lo que quería, no tener que casarse con Alejandro.

Alejandro: Puedes irte, el mensaje fue dado.

Dulce: Ingrato.

Alejandro: ¿Qué pasa, abuela?

Dulce: No me llames así Hernández, soy joven para ser abuela de un hombre adulto como tú.

Dulce se levanta irritada y Alejandro sonríe.

Alejandro: ¿Cuántos años tienes realmente?

Dulce: Sabes de dónde te saqué, malagradecida.

Alejandro: Ahí va ella comenzando de nuevo.

Alejandro fue criado por su abuela, pero ante tantas decepciones con su madre, se escapó de casa y se metió en el mundo de las drogas. Dulce, a su vez, lo sacó de allí y lo trató a la fuerza.

Después de recuperarse le enseñó todo lo que sabía y finalmente cuando vio que estaba listo le pasó su legado.

En ese momento, Dulce le echa todo en cara a Alejandro mientras él pone los ojos en blanco de aburrimiento.

Dulce: Eres lo que eres gracias a mí.

Alejandro: Claro, de drogadicto a rey de la mafia, me salvaste.

Alejandro sonríe y se levanta, besa a Dulce en la frente.

Alejandro: Buenas noches, abuela.

Dulce resopla irritada y él se va a su habitación silbando.

Dulce: Vuelve aquí Hernández, no he terminado.

Ella no ha terminado, pero él sí, así que se va sin preocuparse.

...

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