Campo de entrenamiento

Al otro día me levanté por los ruidos de afuera, de gente entrenando.

Salí y vi a Mauro mirando hacia arriba y me vio.

"Saludo a la joven maestra".

"..."

Fue extraño, ayer me hablaba de tu y ahora hablaba con formalidad.

"Háblame normal".

"...Bien".

Después de eso me dio ropa para cambiarme.

"La espero para guiarla al comedor".

"...Está bien".

Entre y me cambié rápidamente, era ropa de entrenamiento de niño, aún así fue cómodo de usar.

Salí para que Mauro me llevará.

"Realmente necesita alimentarse mejor".

Me vi con rostro de no estoy tan mal pero bueno es necesario que tenga fuerzas para usar una espada.

"¿Quién es?".

Todos vieron rápidamente mis rasgos pero nadie formalizó nada y despues Mauro me explico, me imagino que por cortesía.

"Las charolas están ahí y despues allá dan el menú, almorzare con usted hoy pero solo hoy".

"Si".

Por alguna razón el es amable pero no importaba si era o no fingido el punto era comer algo.

Me dirigí por la charola pero fue cuando me di cuenta, es pesada para mí y Mauro lo supo.

"¿Cómo podrá ella ser fuerte para levantar una espada?".

Varios preguntaron como diciendo estás perdiendo el tiempo pero no me importo.

"Ven, conozca a la gente que forma el ducado".

"...De acuerdo".

Me senté a lado de los que me habían dicho de cosas y me puse a comer.

"¿Que hace una niña como tú en este lugar?".

El hombre de unos veinte años sonrió al verme para burlarse.

"Comiendo".

"Pero no tienen chef en la mansión o ¿cómo?".

"Hay chef pero yo soy una excepción".

"¿No se supone que el duque ama a su hija?, ¿para que enviarla acá?".

Fue Mauro que respondió.

"Ella no es la segunda hija, les presento a Alicia Cib".

"¿Alicia?".

"Si la primer hija del duque".

"..."

No solo ellos me voltearon a ver, el comedor quedó prácticamente callado y Mauro continúo.

"A diferencia de la segunda hija, Alicia es diferente, su situación en el ducado es diferente a cualquier otro joven maestro".

Yo los ignore, pensaba que el puré de papa era delicioso, no había probado está comida en esta vida.

"Parece que lo disfruta".

"¿Que comía la joven maestra?".

"Un plato de sopa al día".

"..."

El rostro cambio drásticamente.

"¿El chef no busco una vez una receta de sopa con muchos nutrientes?".

"..."

Uno de los caballeros murmuró.

"Dijo que tenía que mantener a alguien con vida ".

Las miradas cambiaron al verme disfrutar la comida, al parecer le debo mi vida al Chef.

"¿Ha probado el pollo?".

Negué con la cabeza.

"Dejala, está disfrutando el puré de papa".

Después de eso poco a poco comí comida rica por parte de los caballeros.

Cuando porfin tuve fuerzas Mauro me dio una espada y dijo.

“Mi entrenamiento es espartano”.

“Solo tengo una condición”.

La actitud de Mauro se volvió fría al escuchar eso de mi.

“No se olvide llamarme cuando coman”.

“...¿Qué?, obvio no lo olvidare”.

“Joven maestra, le dire al mayordomo que usted entrena con nosotros”.

“De acuerdo, si no queda de otra está bien".

“...”

Empecé con el entrenamiento del arte de la espada con los principiantes, no se si era por los genes o algo así pero rápidamente avance.

“Joven maestra, concéntrese”.

“Si”.

Las lecciones de los aprendices abarcaban de la edad de siete años hasta los 15, depende de como avances es como subes de clasificación.

“Pensé que aún no gozaba de buena salud pero ahora se ve mejor que antes".

"Si".

“Al parecer el problema es interno, si sigue como va puede superar a los dos jóvenes maestros”.

Al principio la gente me miraba con curiosidad, los otros dos hermanos tenían su propio maestro de arte de la espada y yo estaba aquí con ellos aprendiendo.

Los maestros de principiante e intermedio platicaban mientras me veía practicar con los demás.

Había una regla, si quieres aprender el arte de la espada no hay discriminacion, todos somos iguales ya que en un campo de batalla todos no hay diferencia si eres o no mujer.

“Joven maestra”.

Un niño habló con respeto y le dije.

“En este instante tu y yo somos iguales soy Alicia”.

“Señorita Alicia”.

“...”

“Vamos practiquemos”.

El niño de cabello y ojos marrones me miraron como un objetivo, Sergio empezó su ataque como siempre.

Mi instinto decía que se contenía un poco al principio pero cuando empecé a tomar fuerzas él empezó a atacar con todo.

La mayoría de aquí eran plebeyos, por eso no importaba que estuviera aquí nadie del ducado entraría más que el duque pero él siempre tenía trabajo.

Mauro le había dicho que si había un mensaje para mi se lo dijera, por ejemplo el día de la cita con el príncipe tenía que salir e ir a cambiarme ropa extravagante.

“Sigamos”.

No había visto al príncipe desde ese día, habían dicho que recibía clases de muchas áreas y que estaba ocupado.

Viví con los caballeros principiantes hasta el examen para pasar a intermedio.

“Dicen que el examen es complicado”.

Estábamos sentados en grupo mientras hablaban de la prueba.

“¿Señorita?”.

“¿Qué?”.

Alfred me habló y volví a verlo.

“¿Está lista para el examen?”.

“Si”.

“Dicen que el duque puede ir a ver”.

“El duque estará lejos por unos dias, eso me dijo el mayordomo cuando me lo tope”.

“...¿Por qué le llama duque?”.

“El me dijo que le dijera duque”.

“No entiendo al duque por ser así con su primera hija”.

“Shhh”.

Todos callaron a que había hablado de más.

“No importa, es mejor estar aquí”.

Durante los seis meses que he vivido en este lugar había sido cómodo, no podría no ser feliz teniendo una habitación aquí, comidas e incluso conocidos y amigos.

‘Al menos es lo que creo’.

Ellos se mostraron apáticos pero después de un tiempo todos empezaron a ser amigables.

El examen a intermedio sería mañana así que hoy fue un descanso para tener fuerzas para el otro día, bueno muchos hicieron ajustes a su estilo de combate.

Al otro dia en el examen estábamos algo nerviosos.

"Cómo vaya diciendo su nombre pasarán a competir".

Una competencia como una especie de torneo, primero haría la clasificación y poco a poco íbamos a ir compitiendo para saber quién es el mejor.

El examen tomaría dos días como mucho.

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