Diez

Ciara entró en la casa y no pudo dar ni un paso, cayó de rodillas sin poder sostener su cuerpo, el dolor que sentía dentro de su pecho era tanto que pensó que iba a explotar, cómo le había sucedido esto a ella, ella solo quería pasar página y olvidar que una vez había querido a Luciano y alejarse de todo lo que le recordara a él,  y la vida pareciera que estaba empeñada en jugar con sus sentimientos.

Se arrastró hasta el sofá y recostó la cabeza sobre este para seguir llorando.

Como pudo buscó dentro de la pequeña cartera que llevaba su teléfono y como pudo también,  intentando controlar el temblor de sus manos, le marcó a su padre.

- Hola pequeña mia- contestó el hombre con la alegría reflejada en su contestación.

- Papá- se escuchó la voz de Ciara entre sollozos.

- Ciara ¿ Que te pasa?- dijo el hombre asustado.

- Papá,  te necesito,  necesito que vengas a abrazarme, tengo algo que decirte, ya no quiero seguir como estoy.- la chica se escuchaba desesperada y el padre perdía la calma al sentirse tan lejos de ella.

- Ciara,  no me asustes, ya voy enseguida que pueda, ahora mismo llamo a la hija de la nana Eva y ella se queda contigo hasta que yo llegue- el hombre no sabía que más decirle para consolarla- ¿Puedo colgar ahora, vas a estar bien en lo que ella llega? .

- Si papá, voy a estar bien, te quiero.

Un instante después el teléfono de Luz comienza a escucharse mientras la mujer mayor venía literalmente corriendo por la calle, pues David en vez de ir para su casa,  había ido a avisarle que Ciara no se encontraba bien.

- Señor Parisi,- contestó la mujer casi sin respiración- ya voy llegando,  no la voy a dejar sola.- le dijo a Enzo sin que el hombre ni siquiera le explicara el motivo de su llamada.

- Gracias Luz, llegaré lo más rápido que pueda.- y colgó la llamada, cosa que la mujer agradeció pues no podía hablar y correr a la vez.

Luz entró a la casa sin necesidad siquiera de abrir la puerta y se encontró a la chica en el suelo, tirada delante del sofá.

- Mi niña ¿ Qué sucede?- se abrazó de ella dejándose caer a su lado- Ya no llores Ciara,  ¿ Qué pasó para que estés así otra vez?

- Luz, yo quiero morirme, no quiero seguir sufriendo.

- No mi niña, no digas eso, ven, vamos a tu habitación,  te acuestas un poco y cuando descanses vas a pensar bien en lo que sea que te tiene así.

- Luz, estoy embarazada,  no hay nada que pensar, no me bastó con ser la tonta que se dejó utilizar, también soy la tonta que se dejó embarazar y ya no quiero seguir así,  ya no quiero seguir sufriendo.

- Ciara, no sé que te sucedió en realidad,  por que nunca me contaste, pero la vida no se acaba por tener un hijo sola.

- Pero y el sufrimiento ¿ cuando se acaba?¿ No es mejor morir y ya?

- No quiero escucharte decir otra vez algo como eso- le reprendió duramente Luz a la chica- Por que aunque no sea tu madre te golpearé si tengo que hacerlo para que reacciones. Vamos a la cama- la mujer se levantó con algo de trabajo y le extendió la mano a la chica- ven, te arropo con las mantas y me quedo contigo.

Luz la llevó hasta su cama, la arropó contra su pecho otro rato más mientras ella seguía llorando y cuando logró que se quedara dormida, se levanto para hablar por teléfono para que ella no la escuchara, tenía que llamar a las chicas del club de lectura, Ciara necesitaba comer y tomar algún té que la calmara, pero con las cosas que le había dicho no quería dejarla sola ni para ir a la cocina.

Como era de esperar en un momento llegaron las tres, una se quedó en la habitación,  cuidando el sueño de la chica y las otras dos fueron con Luz a preparar algo para cuando despertara.

Enzo estuvo llamando cada una hora sin falta para saber que tal estaba su hija, y se sintió más calmado cuando Luz le dijo que estaba dormida.

David llamó también y en cuanto supo que las chicas del club de lectura estaban allí se apareció por la puerta de la cocina, él estaba muy preocupado y quería saber como estaba Ciara .

- Hola David,  gracias por avisarme, por suerte llegué pronto- le dijo Luz cuando lo vio entrar.

- ¿Y ahora como está ?

- Está dormida, la despertaré para que coma un poco.

- ¿Tú crees que puedas preguntarle si puedo subir a verla?- el joven quería ver a la chica.

- Le preguntaré,  si acepta seguramente le vendrá muy bien hablar con alguien más cercano a su edad.  Te aviso después que coma.

El chico se sentó en una silla y la mujer subió con una sopa, estuvo en la habitación con Ciara unos veinte minutos y regresó a la cocina.

- Dice que subas, que necesita hablar contigo.- le dijo cuando estuvo delante de el joven y él le contestó moviendo su cabeza.

David tocó la puerta y sin esperar que ella le contestara, entró,  Ciara estaba sentada en la cama, mirando a lo lejos, por la ventana abierta.

- Hola- le habló él- ¿ Estás mejor?

- Sí,  algo mejor. Quiero preguntarte algo, ¿ Por qué dejaste que el médico creyera que éramos pareja?

- No sé,  cuando él nos felicitó por la noticia y yo miré tu cara, me di cuenta que no era el momento de empezar a hacer aclaraciones.- el joven estaba apenado, no sabía que respuesta darle a lo que sintió cuando sin quererlo se vio envuelto en aquella situacion.

- Gracias- le dijo ella  con los ojos llenos de lágrimas otra vez y él corrió a sentarse a su lado.

- No llores- le pidió mientras ella volvía a recostar la cabeza en el pecho del hombre para llorar- No sé que te sucedió para que estés así,  pero estoy seguro que se va a arreglar- ella no contestaba- por favor, deja de llorar, esos ojos tan bellos no merecen estar detrás de tantas lágrimas.

- ¿ Puedes abrazarme,  sólo eso?

- Espera- el tomó las almohadas y las recostó en el cabecero de la cama- perdóname si te ofendo con lo que voy a hacer, pero así te sentirás mejor- se descalzó y subió a la cama,  se recostó y la atrajo hasta su pecho para acomodarla en él y abrazarla -     ¿ Estás cómoda así?- ella asintió una vez.

- Gracias- le repitió.

- Ahora si quieres duerme otro poco- le dio un pequeño beso sobre la cabeza y ella cerró los ojos queriendo que todo lo que le estaba pasando fuera un sueño.

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