Sultana madre

Cecilia de inmediato fue a ver a la sultana Asuman quien la esperaba ansiosa en sus aposentos, enseguida ingreso le hizo una reverencia y espero que la sultana le permita

levantarse.

- Querida no sigas así, necesitamos hablar.

- Sultana ¿sucede algo grave? – interroga Cecilia.

- Déjenos solas – las demás sirvientas salen de la habitación -, tenemos problemas, bueno

eso no es ninguna novedad, mi hijo quiere que lo sirvas.

- Sultana yo haré lo que usted me ordene.

- Eres tan pequeña, te tengo aprecio porque me has servido bien y te comportas de forma adecuada a mi parecer serias más adecuada para servir a mi nieto, pero no puedo poner a un padre contra su hijo por una mujer, así que tome la decisión de que en cuanto su majestad salga de cacería o alguna expedición te casaras con el hijo de algún pasha, no, debe ser el hijo de un gran visir, por el momento le enviaré a otra mujer, voy a tratar de protegerte.

- Sultana agradezco su bondad – sonríe -, seguiré sus órdenes y haré todo lo que me pida.

- Ahora ve a descansar, debes recuperarte por completo.

- Con su permiso sultana – hace una reverencia y se retira.

Al retirarse del lugar las sirvientas vuelven a ingresar junto a Asuman, Gamze y Leyla esperaban a Cecilia.

- Leyla: señorita – le hace una reverencia.

- Cecilia: no debes hacer eso, no estoy por encima de ti, si alguien te ve podrían mal

interpretarlo.

- Leyla: si necesita algo, cualquier cosa hágamelo saber estoy dispuesta ayudarla, por

cierto, debería ir a felicitar a Enise está embarazada nuevamente.

- Cecilia: ¿Cómo te llamas?

- Leyla: mi nombre es Leyla.

- Cecilia: es placer conocerte, me llamo Cecilia si me ayudas a mantenerme informada de cualquier situación te lo agradecería. De hecho, ven más tarde a mi habitación te tengo un obsequio – se retira junto a Gamze -, crees que sea una mujer confiable.

- Gamze: mientras la beneficie lo será.

- Gracias por la ayuda que me has prestado llámame Cecilia no señorita, eres mi única

amiga aquí.

- Está bien Cecilia, te tengo una noticia desagradable un guardia desea hablar contigo, dice que si no lo vas a ver les contara a todos que te vio junto al príncipe.

- No tenemos opciones, vamos a ver que desea.

Fueron al pasillo en el que le indico que se encontraría.

- Cecilia: que desea por su silencio.

- Cahil: que directa.

- Cecilia: Gamze segura que era este sujeto.

- Gamze: si Cecilia.

- Cecilia: no parece muy astuto, como nos pudo ver, fuimos muy descuidados.

- Cahil: sigo aquí.

- Cecilia: lo sé y ya me dirás que deseas…

- Cahil: dicen que eres la favorita del Sultán

- Cecilia: es una mentira, ni siquiera he pasado una noche junto a él, creo que te confundiste de persona.

- Gamze: Cecilia considero que tenías razón no es muy listo – Cecilia asiente.

- Cahil: mira mi silencio te costará un puesto mejor después, cuando tengas poder, no dire nada por ahora, ya que no me beneficia que te maten.

- Cecilia: que sabio, bueno permiso.

- Cahil: no dirás nada.

- Cecilia: ¿Qué podría decir? Me tienes entre tus manos – se da la vuelta -, o yo te tengo

entre mis manos, piensas que la palabra de un guardia sea más valiosa que la del príncipe heredero – pone una cara tristeza -, como una lamentable sirvienta puede hablar con el príncipe, de seguro es un plan de otra concubina para intentar hacerme daño de nuevo – le sale algunas lágrimas -, yo tengo prohibido cualquier contacto con un hombre que no sea el Sultán – sonríe -, ¿Qué te pareció?

- Cahil: si no fuera yo la persona que te vio diría que te están calumniando.

- Cecilia: decide deseas ser mi amigo o enemigo, no tengo mucha paciencia – se da la vuelta para marcharse.

- Cahil: espere, prefiero ser su amigo.

- Cecilia: Gamze tenemos un nuevo amigo – sonríe y Gamze ríe -, bueno como amigos, si

tienes alguna información que me ayude en algo no dudes en decirnos, hasta pronto amigo – se van del lugar, al alejarse lo suficiente vuelve hablar -, necesitó que me hagas algo por mí.

Al pasar por el salón en el que convivían las concubinas ven que festejan.

- Ecrin: no entiendo porque a una simple sirvienta le dan otra sirvienta.

- Cecilia: ahora entiendo porque el Sultán se hartó de ti, solo tienes la cabeza de adorno. Concubina Enise – hace una reverencia -, felicidades por su embarazo, que goce de salud y que su hijo traiga felicidad a su vida.

- Enise: gracias.

- Ayse: que te hace pensar que será un niño.

- Cecilia: que le hace pensar que solo usted puede concebir un niño…

- Dilara (madre de la segunda hija del Sultán): cuídate mucho Enise hay algunas aquí que

no les agrada la noticia de tu embarazo.

- Ayse: por qué no eres directa...

- Dilara: no es necesario que te ofendas, a menos que tengas motivos.

- Ayse: no me gusta que me difamen.

- Dilara: no he dicho ningún nombre. Si no habla no me doy cuenta de su presencia.

- Asuman: puedo saber qué sucede... – con ella llegan Beste y Cansu (hermanas del Sultan).

- Ecrin: madre nos preguntábamos por qué la señorita Cecilia tiene alguien a su servicio

cuando no es una concubina.

- Beste: tú tampoco, no considero que estás en la condición de preguntar eso.

- Cansu: están cuestionando las decisiones de nuestra madre… - las concubinas agachan la cabeza.

- Ecrin: no fue mi intención ofender a la madre sultana.

- Asuman: entonces no vuelvas a cuestionar mis decisiones, pensaba mandarte esta noche junto al Sultán, pero es mejor apartarte de él, incluso luego de meses de servirlo no has quedado embarazada. Ahora causas inconvenientes entre las mujeres del harén. Feriha no permitas que vaya a los aposentos de nuestra majestad desde ahora, si no está embarazada quiero que este fuera del palacio

lo más pronto posible – Ayse, Dilara sonríen por la noticia.

- Feriha: como usted lo ordene.

- Asuman: Cecilia no te mande a descansar, ¿Qué haces fuera de tu habitación?

- Cecilia: lo siento Sultana me detuve un momento a felicitar a la concubina Enise con su permiso me retiraré ahora.

- Sultán: no te puedes retirar – al verlo todas hacen una reverencia y se mantienen con

la cabeza agachada -, pueden levantarse.

...

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