Sin máscaras

Marcelo sonrió al ver a su padre llegar, pero su sonrisa no era de felicidad, sus miradas eran frias y la risa era llena de sarcasmo, Gisell que lo conocía muy bien sabía que Marcelo se traía algo entre manos, ella temió dentro de su corazón, porque Marcelo podía ser frío y sin piedad si el se sentía ofendido.

Darwin---: Hijo ya estás bien.

Marcelo---: Y te alegra que yo esté bien.

Darwin---: Por su puesto hijo (lo abraza) mira mi amor mi hijo está bien.

Marcelo---: Por lo que veo, ahora la que no habla es mi madrastra (sonrisa de medio lado)

Darwin---: Hay que celebrar que ya estás bien, porque no invitas a Oriana para celebrar tu recuperación.

Marcelo---: (Se ríe) tengo una mejor idea,... porque no invitamos a Gisell.

Darwin---: Hijo por favor no empecemos otra vez.

Marcelo---: Porque papá, porque no quieres a Gisell.

Darwin---: Porque quiero que te cases con la mejor es todo.

Marcelo---: Ella no buena para mí...(ríe)... pero para ti... esta bien.

Darwin---: No te entiendo.

Marcelo---: No entiendes papá...(mira a Gisell) y tú si entiendes verdad querida madrastra.

Gisell---: Yo...yo me retiro y los dejo que hablen a solas.

Darwin---: Está bien amor, mi hijo está un poco intenso.

Marcelo mira como su padre es afectuoso con Gisell e hizo una mueca de fastidio, por su parte Gisell miro a Marcelo con mucho temor, da la media vuelta para irse pero Marcelo se lo impide.

Marcelo---: Alto ahí, tu no te vas (dice con autoridad).

Darwin---: Porque le hablas así, ella es mi esposa y debes respetarla (enojado)

Marcelo---: Mi respeto, (ríe) MIRAME (le grita a Gisell).

Darwin---: Basta, me estás haciendo perder la paciencia.

Marcelo---: Que me vas hacer papá a golpearme, quiero de regreso mi herencia y que salgas de mi casa mañana mismo.

Darwin---: No se que te ocurrió pero daré el paso, además ya era hora que tomes responsabilidades.

Marcelo---: Si es así, me iré (camina hacia la puerta) espero que disfrutes de tu matrimonio, me gustaría saber que pensaría Gisell si tuviera aquí.

Darwin---: No permitiré que te cases con ella hijo.

Marcelo---: No papá, jamás me casaré con esa mujer codiciosa y una mujer así no quiero a mi lado, jamás perdonaré su traición, me olvidaba preguntarte algo que no me cabe en mi cabeza.

Darwin---: ¿Que es? (dice desanimado).

Marcelo---: ¿Que se siente, robarle la novia a tu hijo?

Darwin---: ¿Que te pasa Marcelo jamás haria eso? estás alucinando.

Marcelo---: (mira a Gisell y ríe) Estoy alucinando mi amor.

Darwin quedó sorprendido al ver cómo Marcelo se dirigía a su esposa.

Marcelo---: Te sorprende padre, pues si te presento a Gisell (señalando la)

Gisell---: ¡CÁLLATE! (grita).

Marcelo---: Los quiero a los dos fuera de mi casa mañana.

Marcelo salió de la casa con una gran sonrisa era como si realmente toneladas de carga pesada cayeron de su espalda, ingreso a su auto y salió directo a celebrar al fin pudo enfrentar a su padre y Gisell sin remordimiento alguno. busco el mejor bar de la ciudad el tenía que celebrar pero jamás pensó que encontrarse en aquel lugar a su verdadero rival Gabriel Aquino, que a lo contrario de él, Gabriel iba a hogar sus penas, ellos bebieron junto hasta la noche....

Mientras tanto al sur de la ciudad en unos de los escenario para mucho jóvenes que gustan del espectáculo de las motocross, Camilo y Yuleidy estaban listos para la competencia, Javier por su parte decidió colocarse muy cerca de Yuleidy, el quería disfrutar de unas horas de su compañía pero ella siempre lo evitaba.

Javier---: Tomamos algo después de la competencia.

Yuleidy---: No, tengo mucho que hacer.

Javier---: Hagamos un trato, si yo llego primero a la meta tu aceptarás mi invitación, pero si tú ganas yo no te molestaré más.

Yuleidy---: Hecho.

Camilo---: Estás loca, no vas a poder ganar con esa moto, mira la moto que tiene Javier es una KTM 250 SX-F de cuatro tiempo, mejor cambia de moto si quieres ganar.

Yuleidy---: Está bien, pero no permitas que el gane.

Camilo---: Seré su obstáculo está noche(ríe)

Cuando Javier vio que Yuleidy cambio de moto sonrió con sarcasmo, según él tenía todo las de ganar por la condición que se veía la moto de Yuleidy, Camilo lo miro y sonrió, no iba a permitir que Javier gane porque ya no quería ver a su amiga sufrir por un hombre tan sinvergüenza como él.

La competencia dió inicio, y Yuleidy sintió temor, porque ella conoce muy bien que Javier es competitivo y si él se propone algo siempre gana lo unico que le quedó fue confiar en su amigo que la ayude y llegar primero a la meta antes que él.

Camilo siempre fue el obstáculo de Javier en todas la vueltas, Yuleidy le llevaba buena ventajas pero aún así no se confía porque la competencia no terminaba, la adrenalina corría por sus venas pero a su vez se sentía frustrado porque un competidor se le había prendido como chicle y no lo dejaba pasar, Javier sentía que la sangre se le subía a sus ojos y las venas de la cabeza estaba. inflamada de tanto coraje, mientras que Yuleidy sonría porque cada vez se acercaba a la meta, pero Javier no se iba a dar por vencido hizo varias maniobras y dejo atrás a un Camilo que sentía que había defraudado a su amiga.

Cuando Yuleidy vio que Javier se le adelantó sintió como el sudor le corría por su columna vertebral hasta llegar a sus glúteos, todas sus esperanza de mantener alejado a Javier se desvanecía en medio de la oscuridad de la noche, necesitaba un milagro urgente pero ella no creía en los milagros se dió por vencida, cuando estaba aceptando su derrota, unos de los competidores hizo una maniobra alcanzando a Javier y a su vez lo tropezó desequilibrando su moto y cayó, mientras que Yuleidy llegó en un segundo lugar y llegando primero a la meta antes que Javier, ella se sintió triunfadora aunque no haya ganado.

Camilo---: Amiga fue un milagro, que le ganarás.

Yuleidy---: Hay que darle gracias a mi salvador.

Yuleidy se acercó al competidor para darle las gracias, pero el se fue de inmediato lo único que vio fue su número 159 solo espera volverlo a ver algún día para darle las gracias.

Por otra parte, Gisell buscaba un hotel ya que Darwin Calero la había sacado de la casa como un perro sarnoso, no era el momento de reclamar ni reprochar sus acciones.

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