Lo que detonó mi decisión

Aquí sentada en esta banca ya han pasado varias personas y me preguntan si estoy bien, les digo que sí, pero en realidad no, quisiera morir y olvidar que existo así no le estorbo a nadie, ese gusano de la depresión aparece en mi cerebro diciendo que acabe con mi vida, no sé lo único que hago es llorar no tengo claro que hacer, suena mi celular y es mi padre diciéndome, vaga, irresponsable, que como se me ocurre faltar al trabajo, que mantenerme a mí es como mantener a cuatro personas más, no sé estalle y le dije viejo doble cara, que lo vi y no precisamente con las chicas que estaban ahí, le dije que era un asqueroso, que con razón era amigo del señor Wilson si son iguales.

De mi boca salió papá, yo no sabía que a ti te gustaban los penes y no solo eso, le dije que se lo diría a mi madre.

Mi papá me amenazó y me dijo que no se me ocurrieron volver a la casa. Que si abría la boca él se iba a encargar de tumbar todos mis dientes.

Mi día cada vez empeoraba, decidí ir a una iglesia que estaba cerca y ahí se encontraba un sacerdote que a pesar de estar mayor era muy guapo, por Dios en que estoy pensando me voy a quemar en el infierno y otra vez comencé a llorar el sacerdote se me acercó y por instinto me abrazó luego me habló.

Sacerdote: dime preciosa porque lloras

Mailyn: padre, está mal desear la muerte de uno mismo.

Sacerdote: muchacha que cosas dices tú tan bella y llena de vida pensando en estas cosas.

Mailyn: perdón padre, es que no soporto más mi vida, mi familia, todo lo que me rodea es una porquería.

Sacerdote: dime preciosa porque dices que tu familia.

Mailyn: mis padres no me quieren, les doy asco y se avergüenzan de mí.

Sacerdote: creo que el problema son ellos, ¡no, tú! Yo veo una chica bella y llena de vida, dime preciosa, ¿estás casada, tienes hijos?.

Mailyn: No padre nunca he tenido novio menos me han besado y para tener hijos primero te tienen que besar para seguir con el siguiente paso, luego llegan los hijos.

Sacerdote: tienes razón lo que no entiendo cómo es que los hombres están tan ciegos hoy en día, porque te digo algo si tú hubieras aparecido, cuando yo estaba en el seminario lo hubiera abandonado por ti.

Mailyn: ja, ja, ja, ya entendí, este es el método que utilizas cuando una chica está triste.

Sacerdote: No soy de los que dicen algo solo por decirlo y si te dije eso es porque lo sentí de corazón, ¡dime! ¿Cómo te llamas?.

-Me llamo Mailyn.

Sacerdote: que hermoso nombre, ¡sabes que significa! ¡Precioso jade!.

Mailyn: no lo sabía.

Sacerdote: bueno, preciosa, jade te tengo que dejar porque hoy me toca cuidar a mis abuelos que ya están muy viejitos.

Mailyn: una pregunta padre, ¿cómo te llamas?.

Sacerdote: mi nombre es Aarón, hija espero volverte a ver por aquí.

Mailyn en su mente pensó lo siento Aarón, pero ni con todo lo que me dijiste cambiaré de opinión. Luego comenzó a pedirle perdón a Dios por lo que estaba pensando hacer. Luego de orar ya sentía un poco de paz en su interior y pensó que lo pensaría mejor, talvez Aarón tenía razón y la vida es hermosa.

Pero cuando salió de la iglesia y se sentó en el parque, la llamó su madre, le decía ladrona que si volvía a la casa la mandaría a la cárcel, Mailyn no entendía nada.

Mailyn: ¡mamá, cómo qué ladrona!.

Mamá de Mailyn: si eres una ladrona ya tu padre me dijo por qué él no volvió anoche, ¡dime.! Cuánto tiempo llevas robando a tu familia.

Mailyn: No soy una ladrona y si tú quiere creerle a mi padre ese es tu problema. Y no te preocupes, no volverán a saber de mí.

Mama de Mailyn: eso espero.

Mailyn volvió a llorar como podía sacarse ese deseo que tenía en su cabeza de acabar con su vida y comprendió que su propio padre prefirió inventar algo para que su madre no le reclamará.

Comenzó a decirse ella misma, ¿qué hago a dónde voy?. Con ese pensamiento se quedó dormida en el parque, ya cuando era de noche un guarda la despertó y le dijo que ya estaban cerrando ese lugar, que ya no podía estar ahí. Mailyn tomo sus cosas y fue de nuevo a la iglesia para ver si podía volver a hablar con el sacerdote, pero nadie la atendió.

Otra vez ese gusano de la depresión se hizo presente en su mente, luego ella se volvió a decir, ya no me queda nada para que vivir. Vio un edificio de más de treinta pisos y decidió entrar ya el lugar estaba cerrando ella se escabulló y entró aprovecho que el guarda de la entrada estaba ocupado coqueteando con una chica, se metió al baño a esperar que todos los empleados salieran y que no quedará nadie espero como treinta minutos, luego salió, ya el edificio tenía la mayoría de luces apagadas, busco las escaleras, no quería que nadie la viera, subió poco a poco fijándose bien, no quería encontrarse con nadie, al fin llegó a la azotea la mayoría de veces esos lugares están cerrados con llave, pero este no, cuando entró vio un lugar muy bonito, tenía plantas con frutos pensó que seguro lo tenían para consumo propio se sentó en el suelo e hizo una oración pidiéndole a Dios la perdonará que ya no quería vivir más y que tampoco tenía por quién vivir lloró pidiendo perdón.

Luego se subió al muro, que era una protección que tienen la mayoría de las azoteas para evitar accidentes, subió, le costó mucho, pero después de quince minutos de intentar, lo logró, volvió a hacer otra oración, cerro sus ojos, cuando iba a impulsar su cuerpo hacia el vacío sintió una corriente por su mano, ella se negaba a abrir los ojos, pero, esa voz le trasmitió mucha paz.

.

Padre Aarón

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***