3-Un adiós que cambio mi vida.

(Jazziel)

Llegár a casa hasta hoy había sido lo más anhelado para todos, porque realmente éramos tan felices, si teníamos problemas, pero siempre los resolvíamos juntos, éramos la familia superpoderosa.

Papá, un exitoso Profesor de Literatura, que da clases en la universidad y trabaja en una reconocida Editorial.

Mamá la más exitosa y creativa diseñadora y publicista.

Maxito a sus 10 añitos se convirtió en el niño genio que hizo que mi colegio ganará un concurso internacional, además de ser un deportista nato.

Y Yo la chica más inteligente y popular de mi colegio.

Éramos la familia perfecta, Mamá era el tesoro de todos y ahora nos quedamos sin ella.

Llego a casa, veo a Maxito en la ventana de su habitación viendo hacia la calle, es solo un niño, que está enamorado de su Madre.

Al verme bajar del vehículo, sale corriendo se que cuando entre a casa, ya estará en la puerta.

Y así es, entro y veo a Maxito, al ver mi cara con las evidentes marcas del dolor profundo que estoy sintiendo, me dice.

—Jazzi. ¿Dónde esta Mamá?

Es como si el presiente que lloro por Ella, o que algo malo está pasando.

No sé que decirle...

No sé cómo explicarle...

—Maxito, debemos ser fuertes

recuerdas lo que Mamá nos decía, de la fuerza que llevamos dentro de nosotros.

Ahora es tiempo de buscar dentro de nosotros.—Le digo a mi hermano.

—Jazzi, ¿que pasa?

Ya dime.—Me dice casi en un susurro, con sus ojos brillantes.

—Maxito... Mamá sufrió un accidente, como a las 4 pm.—Le digo pensando en las palabras con las que debo seguir explicándole

Suspiro profundo antes de continuar, pero trato de buscar la fuerza que Mamá decía.

—Donde mi Mamita, donde está Jazzi. ¿Quiero verla? le diré que se va a mejorar, le tenemos que dar amor; Ella dice que con amor sanamos más rápido, que el amor nos hace resistentes; llévame donde está Mamá.—Me dice con lágrimas saliendo de sus ojos.

—Maxito, Mamá...—Trati de decirle, pero mi llanto se hace más fuerte.

Maxito Mamá se fue al cielo, ella murió—Le digo con mis ojos viendo al piso.

Levanto mi vista, y veo a Maxito, abrir la boca y tratar de pronunciarse, pero está en Shock; trata de hablar, pero no puede...

Mi hermanito intenta decir algo, su rostro denota la angustia y el dolor, pero no puede hablar... se que es difícil lo que ha oído, es difícil de asimilar y de sobrellevar.

Lo abrazo lo más fuerte que puedo, veo sus ojos, sus lágrimas empiezan a brotar abundantes y solo veo que trata de abrir su boca para hablar, pero no puede; Pienso que le va a pasar empieza a balbucear, pero no se le entiende ni una sola palabra.

—Ven Maxito,— le digo a mi Hermanito y el camina jalado por mi.

Nos sentamos en el sofa, en un doloroso silencio y esperamos a que pase el tiempo, sin decir una sola palabra solamente llorando sin consuelo alguno.

No sabemos que vamos a hacer, ni siquiera sabemos como detener nuestras lágrimas, pues no cesan, ni este dolor que jamás en la vida había sentido, sé que Papá esta haciendo todos los trámites funerarios; y solo nos toca estár aquí en casa esperando.

Las horas se hicieron eternas, Maxito y Yo no dijimos ni una sola palabra, pero nuestros ojos expresaban el dolor tan intenso e infinito.

Después de una larga espera como a las 10 pm, mi teléfono móvil sonó, Maxito voltea rápido, trata de hablar pero solo balbucea, se que está aún en Shock y es tan entendible.

Es Papá le digo.

—Hola, Papá. —contesto la llamada.

—En unos 10 minutos llego, Hija prepárate y prepara a Maxito; para irnos a la funeraria.—Finaliza, mi Padre.

—Maxito, se que es difícil, pero tenemos que irnos la funeraria, tenemos que despedir esta noche a Mamá.—Le digo a mi Hermanito.

Yo acompaño a Maxito a su habitacion, y preparo algo de su ropa formal.

Le digo a Maxito, que no nos vestiremos de Negro, por que a Mamá no le gustaba ese color, iremos de blanco, es su color favorito y es el color que mejor la representa.

Maxito con lágrimas en su ojos asiente con la cabeza.

—Ve a darte un baño, hermanito, y te pones esta ropa.— Le digo y lo dejo allí, sin decir nada.

Le dejo en su cama la ropa que usará todo en color blanco sin excepción, el traje sastre color blanco, zapatos blancos.

Y me voy a prepararme también; al salir al pasillo veo a Papá.

Nos quedamos viendo por varios segundos... Yo no puedo decirle nada, no puedo pronunciar palabras, tampoco puedo abrazarlo, no puedo hacer más que mirarlo.

—Me prepararé.—es lo que me dice con una voz que a duras penas salió de su garganta.

Yo asiento, lo veo caminar despacio, como si no quiere llegar a su habitación, allí donde era si lugar favorito junto a Ella.

Cuando por fin se decide entrar le digo.

—Papi, a Mamá no le gusta el color negro.—Mi Padre al oírme,

hace un leve intento por sonreír pero se le hizo imposible; lo único que logró fue asentir con la cabeza, y continúa.

Yo entro a mi habitación, busco mi vestido Blanco uno de los favoritos de Mamá.

Me meto a la regadera y allí, lloro como jamás en mi vida lo he hecho, mis lágrimas se confunden con las gotas de agua.

A mi, nunca me gusto el agua fría; pero esta vez es la que mejor le cae a mi cuerpo.

El agua cae y cae, y mis lágrimas tampoco desisten.

Despues de varios minutos, salgo de la regadera, me preparo, me arreglo para Mamá, me peino pensando en ella y como siempre lo hacía en las ocaciones que necesitaba tacos, voy a su guardarropa por unos, ya que en el mío solo hay zapatos tenis e informales.

Ella siempre decía, es una suerte usar el mismo número, así tú te pones mis zapatos y yo me pongo los tuyos.

Cuando, toco la puerta, y escucho a Papá dar su permiso entro, Él está sentado en la cama, con un camisón de Mamá en sus manos. Me acerco y le doy el más fuerte de los abrazos, lloro con Él y después le doy un beso en su cabeza.

—Tomaré unos zapatos.— le digo y sin esperar respuesta, los tomo y camino hasta la puerta.

—te esperaremos abajo.— Le vuelvo a decir entre lagrimas.

Ya lista, salgo de mi habitación, voy en busca de Maxito, toco suave y abro de una vez.

Lo veo ya cambiado sentado en la esquina de la cama, sentado con su cabeza agachada llorando en silencio.

—Maxito, es hora de irnos. Le digo dándole un beso en la cabeza también, lo tomo de la mano para empezar a caminar.

Cuando llegamos a la sala ya Papá está abajo, cuando nos ve nos abrazamos y lloramos varios minutos, después nos vamos...

A la funeraria...

La noche a sido larga, la más larga de mi vida, pero por fin está amaneciendo, Maxito no dijo nada en toda la noche, y tampoco durmío, como a las 8 am Papá nos dijo que debíamos desayunar, ya que ninguno cenó, y que a Mamá no le gusta que estemos sin desayuno...

Nos vamos a casa, Papá pasa comprando algo de comer, al llegár a casa comemos en silencio, para mi es el desayuno más amargo.

Despues de eso, nos vamos a nuestra habitación a preparamos para irnos al cementerio.

Les digo a Papa y a Maxito, que nuevo vestidos de Blanco.

Despues de varios minutos, estamos listos, nos vamos a decirle al cuerpo de mi Hada Madrina el adiós más triste de nuestra vida, un adiós que es tan difícil de pronunciar...

Llegaron muchísimos arreglos, de flores, y muchísima gente.

Papá llamó a la mejor amiga de Mamá para que se encargara de avisar a la empresa y a los amigos, Mamá era hija única, a su papá no lo conoció y su mamá murió hace un par de años, así que con la única familia que contamos es con mis abuelos paternos y mi tía Linda hermana de Papá y sus dos hijos, que viven en Italia.

Veo a mis compañeros y a mi amiga que se entero ahora en la mañana,

Se acerca a mí, me abraza y da su pésame.

Veo que Fernando se acerca, pero doy la vuelta hacia donde Papá; porque no quiero ni siquiera escuchar su voz.

Veo a la que decía ser una mejor amiga junto al que me juro amor.

Los veo y me da igual, ellos para mi sencillamente no existen, son nada más que personas ajenas.

El funeral terminó despedimos a Mamá, despedí a nuestra Hada, pero también despedi a a Jazzi, como ella me decía.

esta Jazziel ya no será la niña ingenua que todos admiran por buena.

Despedí a Jazzi a la que traicionaron el mismo día que mi madre murió.

Despido a Jazzi que era feliz, que era cálida, y dulce.

Ahora, estoy fría, estoy vacía y triste,

se que tengo a Papá y a Maxito pero ya no tengo la magia de Mamá...

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