La mañana había llegado y Charzo se había levantado temprano para cocinar, usando deliberadamente cada ingrediente que había en el refrigerador, preparando una cantidad extravagante esta mañana para luego poder ir de compras nuevamente.
Todos se reunieron en la mesa del comedor para el desayuno.
"Hoy has preparado todo un banquete, Charzo, no es típico de ti", comentó Edi, el esposo de Carin.
"Por supuesto, hermano, no suelo cocinar así, darse un gusto de vez en cuando no hace daño", respondió Charzo con una sonrisa.
"Así es, una persona que no trabaja debería ser hábil en la cocina, especialmente alguien que vive de comidas gratuitas", agregó Beni, el esposo de Carry.
Charzo permaneció en silencio, el comentario iba claramente dirigido hacia él, pero ¿acaso no entendían? Incluso una criada come gratis y además recibe un sueldo.
"Bueno, es necesario, no sé cuánto tiempo tomará que encuentren trabajo, es bastante difícil para alguien sin educación. Sería mejor si empezaras a buscar en la basura, eso es mejor que no hacer nada", bromeó Edi, mientras seguía disfrutando su comida.
Lena, por otro lado, no pudo evitar sonreír ante los insultos que otro pariente político lanzaba a Charzo. Clara se mantuvo en silencio y luego se levantó.
"Mamá, papá, me voy a trabajar, ya llego tarde", dijo Clara, alejándose de la mesa del desayuno y saliendo de la casa.
"Mira eso, Charzo, siento lástima por mi pobre hermana, trabajando duro para alimentar a un hombre sin valor como tú", comentó Carin.
¡Ring! ¡Ring!
¡Ring! ¡Ring!
El teléfono de Lena comenzó a sonar y ella se levantó rápidamente de la mesa, alejándose un poco.
"Hola, hermana, ¿qué pasa?", preguntó Lena.
"Sí, bueno, estamos a punto de ir a tu casa juntas", respondió la llamante.
"¿Ahora mismo?", preguntó Lena, con una expresión alegre en su rostro.
"Por supuesto, hermana".
"De acuerdo, estaré esperándolas a todas en casa", respondió Lena alegremente, luego se giró para mirar a Charzo.
"Tú, limpia esta casa y prepara mucha comida deliciosa. ¡Y recuerda una cosa! No te atrevas a llamarme suegra delante de mis amigas, eres un sirviente en esta casa, llámame Madame, porque tenerte como yerno es una vergüenza", dijo Lena con ojos fulminantes.
"Para preparar tanta comida, obviamente necesitaré muchos ingredientes. Necesito ir de compras primero al mercado para comprarlos", respondió Charzo.
"Limpia esta casa primero, luego puedes ir", ordenó Lena. Sus yernos se rieron burlonamente; disfrutaban de tener alguien a quien ridiculizar.
"Entendido, madre... Madame", asintió Charzo.
"Jejeje, ahora solo tenemos que esperar a que lleguen", murmuró Charzo con una sonrisa astuta. Los demás salieron a trabajar, mientras Lena y sus hijas se apresuraron a adornarse hermosamente para recibir a sus invitados.
Charzo limpió rápidamente toda la casa.
Ding dong.
Ding dong.
El timbre sonó y Charzo corrió a abrir la puerta principal.
- Deben ser esas amigas chismosas de la abuela - especuló Charzo internamente.
"Por favor, pasen, señoras", las recibió Charzo.
"Gracias, ¿dónde está Lena?" preguntaron las invitadas mientras entraban y se acomodaban, susurrando entre sí.
"Esta casa está muy pasada de moda, solo me hago amiga de ella porque necesito su ayuda. De lo contrario, no tengo interés en hacer amistad con alguien tan pobre como ella", susurró una mujer vestida de blanco.
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