Sistema de Riqueza del Yerno Despreciado

Capítulo 5

"¿Cómo funciona?" preguntó el curioso dueño del cibercafé.

"Es un juego que he creado recientemente. Es completamente nuevo; ¿te gustaría probarlo primero?" preguntó Charzo.

"Claro." El dueño del cibercafé asintió, se sentó en la silla de Charzo y jugó el juego.

"Esto es absolutamente increíble; muy bien, vamos a colaborar. Voy a promocionar este juego entre mis clientes; les va a encantar", dijo el dueño del café, sonriendo de alegría.

"De acuerdo, ahora somos socios. La próxima vez, cuando tenga la oportunidad, crearé un juego nuevo para que no se aburran con los mismos de siempre. Repartiremos las ganancias a partes iguales", declaró Charzo.

"¿Estás seguro de que quieres dividirlo por la mitad? ¿Qué tal si lo hacemos a tres partes?" bromeó el dueño.

"Está bien, sin tu cibercafé, mi juego no funcionaría sin problemas", respondió Charzo.

"Muchas gracias, espero que nuestro negocio de juegos prospere", expresó el dueño con esperanza.

"Yo también lo espero", asintió Charzo.

Y así, ese mismo día se firmó el contrato que sellaba su sociedad, y el dueño comenzó a presentar el último juego de Charzo a sus clientes para que lo jugaran.

El juego creado por Charzo se volvió muy popular entre los clientes, siendo exclusivo de ese cibercafé y no disponible en otros lugares ni en línea, lo que garantizaba un aumento de visitantes en el local.

Sin darse cuenta, el reloj marcó las 11:00 AM.

"Dios mío, he pasado demasiado tiempo aquí. Debería regresar ahora", dijo Charzo apresurado.

"¡Espera! ¡Déjame tu número de teléfono!" llamó el dueño.

"Claro, dame tu número y me pondré en contacto contigo", dijo Charzo, mientras el dueño anotaba su información de contacto y se la entregaba a Charzo.

"¡De acuerdo! Te llamaré", Charzo se despidió con una mano y corrió tan rápido como pudo.

"Tengo que llegar a casa rápido, o esa bruja desatará su hechizo definitivo en mí", murmuró Charzo mientras corría.

Efectivamente, al llegar, sus sospechas se confirmaron. Lena lo estaba esperando en la puerta, acompañada por Carry y Carin. Lena lucía furiosa, con los ojos ardiendo de rabia.

"Hmm... como pensé, ya está aquí", se acercó Charzo, notando la presencia de Lena en la puerta.

¡Splash!

Lena empapó a Charzo con un cubo de agua.

"¿Dónde has estado?! ¡En lugar de cocinar, has estado de paseo! Te he advertido que no te fueras. ¡No nos avergüences si quieres quedarte aquí más tiempo!" Lena frunció el ceño a Charzo.

"Sí, suegra", asintió Charzo a Lena, imperturbable ante la mirada intimidante que usualmente lo asustaba, sin mostrar miedo en absoluto hoy.

Charzo luego entró en la casa, dirigiéndose directamente a la cocina.

"Carin, ¿no te parece que hay algo extraño en Charzo?" preguntó Carry, agarrando el brazo de Carin mientras esta se disponía a marcharse.

"Hmm? ¿Qué hay de extraño en ese hombre inútil? No sirve para nada, siempre ha sido así y siempre lo será. De todos modos, voy a cambiarme; estoy sudando a mares con esta ropa gruesa. Ugh... hace un calor insoportable últimamente", Carin se abanicaba la cara como si estuviera en llamas.