Mantis religiosa

Los días pasaban, yo seguía en la cocina con Verónica ella ya había aceptado que me faltaba un tonillo pero aún así me apoyaba en todo.

En las noches hablaba con Camila, las dos nos preguntábamos por las 4 Virgenes no las volvimos a ver.

Camila: ¿Tu crees que estén muertas?

Lucia: No lo sé, ¿será que el rey después de quitarle la virginidad las asesina?.

Camila: Las chicas que trabajan conmigo me dicen que escucharon a las virhens gritar esa noche que nos separamos , al parecer es cierto él les quita la vida.

Lucia: Entonces es como una mantis religiosa.

Camila: ¿una que?

Lucia: Es una animal que cuando se aparea la hembra mata al macho, en realidad se lo va comiendo durante el proceso.

Camila : ¡Que! Se los come. Entonces el rey…

Lucia: No lo sé…

Camila: Yo seguiré investigando.

Lucia: Bien igual yo.

Cada día después de terminar mis labores caminaba por el castillo, había algo aquí que me atraía.

Pasaba mi mano por las paredes era piedra tallada , habían jeroglíficos, comencé a detallarlos uno a uno, podía ver que hablaba de la luna y el sol, una tormenta. Yo seguía pasando mis manos seguía el camino. Había una gran tela cubriendo la historia. Trate de lenvantar un poco para seguir observando.

Lucia: ¿Una batalla? ¿Pero de quién?

“Mía”

Una voz ronca sono justo en mi espalda.

Lucia: ¡Dios santo!

Mi grito tuvo que escucharse en todo el castillo. Al girarme había alguien detrás de mi, se veía alto, pero cuando fui hablarle se escondió en la oscuridad. ¿Acaso lo usaste? Me pregunté.

Lucia: Espera no te escondas, te pido perdón si mis gritos te asustaron. Soy Alice, ¿como te llamas?

No había respuesta, seguía en la oscuridad.

Lucia: Por favor háblame, se que lo haces.

“¡Es mejor que te marches!”

Su voz era fuerte, de verdad estaba enojado.

Lucia: Si señor, espero verlo de nuevo.

Salí corriendo de ahí, por hoy no seguiría explorando, lo mejor era no adelantar mi muerte.

Volví a la cocina, Verónica ya tenía mil tareas para mi.

Lucia: Verónica jamás he visto al rey, ¿tu si?

Verónica: La verdad niña es que no, la comida la dejamos en la puerta de su habitación, nunca lo vemos caminar por el castillo.

Lucia: Pero el Rey estuvo en el salón el día que llegue, así que salio.

Verónica: Así es, pero se hace en un lugar oscuro, no deja que lo vean. Solo Bernart conoce su identidad.

Lucia: Señora Verónica discúlpeme si la molesto, ¿usted sabe qué pasa con las mujeres Virgenes que traen aquí?

Verónica: No mi niña, ellas entran a una sala, jamás las vuelvo a ver.

“Entonces si es una mantis” pensé

La verdad no me puedo quejar, este lugar es agradable, tienen una biblioteca inmensa la cual a veces me escapo para estar allí, ya he leído un par de libros, son de historia pero nada que ver como la que yo estudié. Aquí había magia y fantasía.

También descubrí que este reino se llama Mortua, toda su existencia ha sido una tierra hostil, los reyes siempre son derrocados por el pueblo, aunque yo creo que es por los ministros. El último rey era Alejandro V, al parecer esa fue la única vez que otro rey le quitó el reino. Por supuesto hablo del rey muerto

No hay mucho de este último, no se sabe cómo llegó aquí, solo que acabó con todo a su paso, también dice que trajo más tierras. Solo hay historias de los ministros. Incluido mi supuesto padre, ese si que es el peor, siempre apoyo los motines contra los reyes.

Busque a mi supuesto esposo, Lord James Veron, hijo de poderosos ministros, alguna vez su abuelo fue rey pero lo destronaron. Supongo que desea volver a tener poder.

Seguía leyendo con dedicación hasta que de nuevo mi corazón tuvo un micro infarto.

“No voltees”

Deje caer los libros que tenía en mis manos.

Lucia: Señor algún día me matará del susto, se lo aseguro.

Comencé a levantar los libros que había dejado caer.

“¿Qué haces aquí?

Lucia: Solo leía, le juro que estoy en mi tiempo de descanso señor.

¿Muéstrame que lees?

Levante mis manos, una a cada lado mostrando los libros, era sobre los linajes reales, estaban ordenados por fecha todos los 20 reyes que tuvo el imperio.

“Interesante, dime cuál es tu opinión de ese libro”

Lucia: Bueno señor creo que son hienas hambrientas de poder, no conocen la palabra lealtad.

“Interesante, sabe que yo también usurpe el trono ¿verdad?”

¡mierda! Es el rey muerto.

Lucia: Pues señor no sé cuáles fueron sus intenciones para tomar este lugar, lo único que le puedo decir es que no es hambre de poder.

“¿Por que estás tan segura?”

Lucia: Por que su majestad no tiene familia nacida en este reino, parece que aquí habita la envidia así que no debe tenerla en su corazón.

Sentí como se acercó a mi espalda. Podía sentir su respiración, luego se acercó a mi oído.

“Yo no tengo corazón”

Después de escucharlo creo que el mío se detuvo por completo, luego escuché sus pasos, se que se iba de la biblioteca así que hablé.

Lucia: Señor aunque usted lo niegue sé que tiene uno.

Espere unos minutos, deje los libros en su puesto y salí corriendo.

Creo que poco a poco voy cavando mi propia tumba, pronto morire eso es fijo.

Al llegar a la cocina Verónica estaba más activa que nunca.

Verónica: ¡Niña te estaba buscando!

Lucia: ¿Por que? ¿Pasó algo?

Verónica: El rey ha pedido una cena especial, debemos ir a prepararla de inmediato.

Lucia: Bien, vamos.

Al llegar a la cocina todos estaban como locos, no entiendo porque tanto alboroto.

Lucia: Señora Verónica por que es tan especial, ¿acaso no todos los días el rey come? Por que tanto caos en esta cocina.

Verónica: Anda a cambiarte ese vestido, estás muy sucia, yo terminaré aqui, vuelve en media hora.

La verdad si estaba sucia, tenía encima el polvo de la biblioteca más las manchas de los alimentos de la cocina.

En mi cama había un vestido todo negro, era bonito, sencillo y no apretada tanto. Me sentí yendo a un funeral. Me recogí el cabello con una coleta un poco desordenada. No necesitaba maquillaje para verme bien.

Lucia: Aquí estoy señora Verónica.

Verónica: Bien, toma la bandeja y ve a la habitación del rey.

Lucia: ¡Que! ¿Por que yo?

Verónica: No lo sé mi niña, su majestad así lo pidió, ahora ve no lo hagas esperar.

“Entonces es cierto hoy es mi propio funeral, lo siento Alice pero no pude recuperar a tu bebé”

Tome la charola, fui a encontrarme con mi destino.

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