No es un cuento de Hadas

Llegue a California la universidad Berkeley me recibió, uno de los requisitos era dominar el inglés algo que mi antigua universidad me enseñó muy bien.

Llegue al Campus y me registré, me informaron de los costos por vivir ahí y me pareció descabellado, acabaría mi dinero en un solo mes. Habían letreros sobre habitaciones en arriendo, muchos de los estudiantes vivían así. Llame al primero pero me seguía pareciendo costoso. Hasta que escuché una dulce voz.

“Nueva”

Lucia: ¿Soy muy obvia verdad?

Ana: Me llamó Ana, ¿y tú?

Lucia: Soy Lucia, encantada

Estrechamos nuestras manos, Ana era una mujer bella, tenía el típico perfil de las mujeres de aquí, blanca cabello rubio ojos color cielo.

Ana: Donde yo vivo hay una habitación disponible, es más económica que lo que vez en los carteles, incluso el dueño del lugar tiene un bar, el nos da trabajo, es dinero extra.

Lucia: Vaya es como ganarme la lotería

Ana me llevo a la residencia, quedaba a solo 10 minutos a pie, era una casa antigua muy grande, me presento el dueño, un señor ya de edad muy amable, me dieron una habitación pequeña pero tenía una ventana que daba hacía la ciudad, se veía tan hermoso el paisaje.

Los días pasaron, me concentré entre el estudio y los trabajos en el bar, era mesera junto con las chicas de la casa. Los fines de semana encontré un trabajo en un restaurante, la verdad el costo de la vida era alto y no pensaba pedirle a mi madre. Dirán que era agotador pero aún era joven así que podía exigirme un poco. Con Ana nuestra amistad creció, compartíamos todo, es como la hermana que nunca tuve, se la presente a mamá por video llamada. Cada mes sin falta le enviaba el dinero que ganaba en el restaurante, le dije a mi mamá que ahora era poco pero después enviaría más, ella me dijo que lo estaba guardando para mis hermanos. Mi madre siempre astuta.

Mis estudios iban muy bien, comencé a manejar la bliblioteca de la universidad, sabían que tenía un sistema efectivo para registrarlos y archivarlos, me daban puntos adicionales en mis materias. Estar metida en los libros hizo que conociera al amor de mi vida, bueno en ese momento lo era.

Un día casi caigo de una escalera cuando ordenaba libros, no llegue al suelo pues unos brazos me recibieron. Su nombre era Andrew también era el típico niño estadunidense. Un rubio alto y precioso.

Esa inesperada situación desencadenó que nos hiciéramos amigos y después novios. Andrew venía de una familia acaudalada, él decía que me podía ayudar con dinero pero no creía que era lo correcto pedirle, mamá me enseñó a trabajar.

El tiempo pasó entre los dos, faltaban solo un par de meses para acabar la universidad, yo estaba emocionada, Andrew y yo hace dos meses que vivíamos juntos. Mi sueño se estaba cumpliendo, pronto tendría mi título y tenía a mi lado un gran hombre.

El día que descubrí que estaba embarazada fue una montaña rusa de emociones, estaba feliz pero horas después mi corazón se rompería en mil pedazos.

Decidí que no iría a trabajar esa noche, quería darle una sorpresa a mi amado, compre ropa de bebé, una caja con un lindo moño y la prueba de embarazo.

Llegue a casa sin hacer ruido, llevaba la sorpresa junto a unos globos, caminé lentamente a la habitación, efectivamente Andrew estaba ahí, pero no estaba solo, mi mejor amiga y casi hermana Ana estaba en su regazo. Los dos se estaban entregando a la pasión.

Tome la caja, se la tire a la cara, comencé a maldecirlos en español, siento que tenemos más diversidad en insultos. Comencé a llorar como loca, Andrew se levantó dijo que no sabía lo que estaba haciendo, que lo perdonara que me amaba. Salí corriendo de la casa, creo que solo pude avanzar un par de calles cuando me desplome.

Recuerdo abrir mis ojos en el hospital, Andrew dormía a mi lado.

El doctor llegó y me informó que había perdido a mi bebé, tuve una emoción muy fuerte mi tensión arterial se descontrolo y tuve un aborto espontáneo. Me quería morir, la verdad estaba ilusionada en comenzar una familia con el.

Andrew cada día me visitaba en casa o en la universidad, me pedía perdón de todas las maneras posibles. Ana hizo lo mismo, yo acepté sus disculpas por el simple hecho que no tenía más familia en ese país, la relación con Andrew no fue la misma, no le permití que me tocara de nuevo, con Ana hablábamos de lo necesario. El día de la graduación llego, yo estaba emocionada, Andrew hizo una gran reunión, sus padres estaba orgullosos de mi, ellos se enteraron de lo qué pasó entre los dos, estaban muy agradecidos por darle una segunda oportunidad. Ese día vi a Andrew jugar con un sobrino, imaginaba a nuestro bebé, llegue a pensar que quizás podía volver a Intentar tener la familia que deseaba. Andrew se portaba como el novio Perfecto, yo era todo en su vida, había pagado muy caro su error. Un día el rector de la universidad me llamó, dijo que había un puesto en Washington en la biblioteca más importante del país, debía enviar a su mejor historiador y él me había recomendado. La cantidad de dinero que recibiría era increíble, podría traer a mi madre pronto.

Sali corriendo, buscaría a Ana, quería entregarle a ella mi puesto actual en la biblioteca universitaria, se que ella lo quería. La busque por todos lados hasta que por fin la escuché al final de un pasillo, ella estaba discutiendo con alguien, me acerqué poco a poco, si estaba en peligro le ayudaría, pero vaya sopresa era Andrew, ella le reclama que debían hablar conmigo, pronto se le vería el vientre y lo mejor era que yo lo supiera. Otro balde de agua fría me cayó, estos dos seguían juntos, pero que ganas de fregarme la vida. Salí de mi escondite y los enfrente, esta vez pensé en el bebé, no quiero que a esa mujer le pasara lo mismo que a mi, los hijos no tienen la culpa, los mande a volar a los dos de la manera más tranquila y educada posible luego abandone el lugar.

Fui a casa, aliste mis cosas, me daba golpes de pecho por que no fui como mi mamá, ella mandó a mi papá a volar a la primera. Andrew llegó de nuevo pidió perdón que había sido solo una recaída. Valiente excusa, lo mande a volar y salí. Ese día jure que no sería una estupida, haría lo que mi madre siempre me decía, a veces hay que tener malicia indígena. Un dicho popular, dice que es bueno desconfiar un poco de las cosas.

Me espera un nuevo trabajo en Washington y detrás de ello la mejor aventura de mi vida.

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Comments

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

😂🤣😂🤣 y si los separamos por regiones , se encuentran insultos para cada ocasión...😂🤣😂🤣🇦🇲🇦🇲🇦🇲

2024-04-09

2

Lía Thiago

Lía Thiago

sobretodo cuando un pronuncia la Ñ recordándole a la madre 😂🤣🤣🤣

2024-02-06

3

💞joanna águilar💕

💞joanna águilar💕

par de descarados desleales! asquerosos!!!🤨

2024-01-30

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