Cap. #7

Aurora y Lamya se dirigieron al centro de la ciudad.

-Quiero una casa grande, donde mi pequeño Samael pueda ser el mismo. _ Aurora sonríe mirando a Lamya.

-Sé de un lugar donde te conseguirán la casa más adecuada. _Lamya la arrastra al lugar.

Aurora y Lamya estaban revisando la casa que comprarían.

-Señora, este lugar es muy adecuado, está en medio de la ciudad y solo personas muy ricas pueden vivir en esta área. _ El vendedor le ofreció una casa segura, como Aurora necesitaba.

Aurora necesitaba más dinero. Ella fue a un espacio cerrado dentro de la casa donde nadie la viera y pegó su frente con la del Pequeño Samael.

-Bebé, mi amor. Sé que debería ser yo quien tendría que proveerte los recursos necesarios para vivir. Necesito mantenerte a salvo de personas que no entienden quién eres y debo comprar esta casa para ti. _ Aurora sollozaba, quiere darle lo mejor a su hijo, pero no tiene recursos.

De repente el pequeño Samael desaparece de las manos de su madre. Aurora se asustó y salió en busca de Lamya, quien estaba esperando con el vendedor de bienes raíces.

-Señor, deme un momento a solas con mi amiga. _ Aurora habló educadamente, sonriendo.

Aurora y Lamya se dirigieron al espacio donde desapareció el pequeño Samael.

-Mi bebé desapareció. _ Aurora está preocupada y llora.

-Tranquila, el único lugar donde iría es donde está su padre, o bajaría al infierno donde su abuelo. _ Lamya sonríe confiada.

De repente aparece Lucifer cargando al bebé.

-¡Oh!...¡WOW! _Aurora se asusta y se desmaya.

Señor de la oscuridad, bienvenido. _Lamya se arrodilla.

_ Puedes levantarte. _ Lucifer mira a Aurora y la despierta. _ Ya sabes quién soy. Mi pequeño nieto no quiere hablar con ese estúpido de mi hijo y se dirigió hacia mí. Ya que mi nieto te aprecia tanto, te daré los recursos necesarios para vivir junto a él. Si necesitas ayuda, llámame.

Lucifer le entregó al pequeño Samael.

-Gracias. _ Aurora se acercó nerviosa.

-Recuerda que eres inmortal y hay cazadores de demonios. Cuídense bien, ya que mi hijo no está para protegerlos. Lamya te los encargo. _ Lucifer volvió al infierno.

Cuando salieron de la habitación, el vendedor le entregó las llaves.

-La casa es suya. Firmen los papeles.

Aurora firmó los papeles y recibió las llaves de su nueva casa.

Después de comprar la casa, fueron a buscar un lugar para trasladar la cafetería y sus flores a un lugar más cercano.

El mismo vendedor les consiguió un buen lugar, cerca de su nueva casa.

Lamya y Aurora cubrieron bien al pequeño Samael y fueron de compras. Necesitaban comprar lo necesario para su nuevo hogar y ropa para los tres.

En el centro comercial, Aurora y Lamya se midieron muchas prendas de vestir. Por un momento, Aurora dejó al pequeño Samael al cuidado de Lamya y esta dejó al descubierto sus pequeños cuernos.

-Mami, mira ese niño tiene cuernos pequeños en su cabecita. _ Un niño de unos 7 años.

La madre del niño se acercó a verlo. En ese momento, Aurora cargó al pequeño Samael y lo cubrió.

-Señora, déjeme ver a su hijo. _ habló la madre del niño.

Aurora la ignoró.

La madre del niño se enojó y por esta acción de Aurora, la madre insistió en ver al niño.

-Señora, déjeme ver a su hijo. _ la madre del niño empezó a gritar llamando la atención de todos.

Usted golpea a su hijo y tiene que tener la frente hinchada del golpe. Mi hijo vio los dos golpes abultados en su frente y creyó que eran cuernos.

-¿Le arrancó la cabeza? _ Lamya quiere deshacerse de la mujer.

-No, Lamya. _Aurora mira a la madre del niño. _ Señora, mi hijo acaba de nacer. Tiene dos días y usted dice que lo golpeé. _ Aurora se enoja.

-¿Dos días? _La madre del niño se sorprende. _ Usted se robó ese niño, no tiene porte de haber dado a luz hace dos días.

-Él es mi bebé. ¿Cómo podría golpearlo? _Aurora está nerviosa y asustada.

Aurora, ¿le arrancó la cabeza? _ Lamya quiere protegerlos y Aurora la detiene agarrándola por una mano.

-Muestre el documento de nacimiento. _ La madre de la niña sigue con la insistencia.

Aurora no tiene documentos legales del bebé.

Cada segundo se reunían más personas, Aurora tenía miedo de que su bebé fuera a ser descubierto. Aurora miró alrededor y notó que había varios demonios a su lado.

-¿Le arrancó la cabeza?_ Lamya está enojada y Aurora la tiene agarrada con una mano.

Un demonio de rango mayor al de Lamya se acercó a Aurora.

-Su alteza, permítame. _ El demonio tomó al pequeño Samael en sus brazos y se acercó a la señora.

-Aquí está el bebé, dejé de hostigarla. _El demonio le enseña al pequeño Samael.

-Perdóname, el bebé no tiene nada, mi hijo se equivocó. _ La madre vio al bebé y fue hipnotizada por él.

El demonio se acercó al niño de 7 años y le enseñó al pequeño Samael. El niño le acarició el rostro al pequeño Samael y de inmediato al niño de 7 años le salió una marca en su cuello sin ser notada por los presentes.

-Hola hermoso bebé, perdón vi mal. Soy Derek. _ Derek sonrió.

Después de semejante escándalo, todos se dispersaron menos los demonios. El demonio mayor entregó al Pequeño Samael a los brazos de Aurora.

-Su alteza, es un placer servirle al príncipe de la oscuridad y a su madre. _ El demonio se arrodilla y todos los demás ir igual.

-Por favor, levántense. _Aurora acomoda al bebé en sus brazos.

Los demonios se levantaron y dieron sus saludos al pequeño príncipe y Aurora.

Aurora estaba siendo tratada como la esposa de Paimon. Todos reconocían al pequeño Samael y Aurora tenía impregnada el aroma y el aura demoniaca de Paimon.

Después de ese suceso, Aurora y Lamya se dirigieron a casa.

Un mes después...

Paimon estaba enojado, no podía encontrarlos. Lucifer había prohibido decir dónde se encontraban. El bebé hizo un trato con su abuelo, debe darle 50 almas humanas a cambio de no decir su paradero.

El pequeño vio el rechazo de su madre hacia padre y el maltrato de la familia. El pequeño Samael no quería que su madre fuera lastimada y la quería lejos de todos ellos.

Aurora y Lamya todas las mañanas abrían la cafetería y vendían sus flores. El pequeño Samael lo mantenían en una sala creada solo para él y a su gusto.

Los demonios visitaban la cafetería y era como un punto de relajación para ellos.

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