4. El odio en sus ojos

NAKKSU

Entre tantos hombres entrenando, mis ojos no pudieron evitar sobrecaer en mi hermano, el cual se encontraba blandiendo una enorme espada que no tardé en reconocer ya que la conocía perfectamente.

Todavía mi sangre hervía cada vez que lo veía blandiendo la espada de mi querida madre. La espada que se suponía que debía ser mía. Mis uñas se enterraron con fuerza en el borde de la ventana, destrozándolas por completo hasta el punto de sacar sangre.

«Lo odio»

No sabía de donde venía tanto rencor, pero por alguna razón toda mi frustración caía sobre él. ¿Acaso lo envidiaba? ¿Acaso lo odiaba porque era el preferido de papá o porque se había adueñado de la espada de mi madre cuando claramente ella me la había legado a mi antes de morir? No lo sabía con exactitud. Tal vez no era una cosa en específico, tal vez lo era todo.

Pero sin dudas, lo odiaba… incluso hasta el punto de querer matarlo.

......................

TOBÍAS

La podía sentir.

Podía sentir su intensa mirada apuñalando mi nuca. A pesar de eso, no sé cómo me las arreglaba para actuar con naturalidad, como si no pasara nada. Sabía que la ventana de su habitación se encontraba justo encima del campo de entrenamiento, por lo que ya sabía que estaba ahí.

Y no era la primera vez que lo hacía.

Por supuesto que era consciente de lo que sentía hacia mi, pero a diferencia de ella nunca fui bueno mostrando mis sentimientos. Desde pequeño, me habían enseñado a ser frío e imperturbable como el hielo.

Los sentimientos eran una debilidad que no me podía permitir, de lo contrario terminaría como mi difunta madre.

No voy a mentir, adoro a mi hermana y estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ella. Me dolió mucho ver como padre le daba latigazos sin compasión. El dolor y el odio en sus ojos era tal que hasta me causó escalofríos.

A pesar de ser tan pequeña, sin duda tenía algo que provocaba que la gente se apartara de ella. Incluso las sirvientas de la casa y los mismos miembros de la familia la evitaban.

Era prácticamente una paria, una oveja negra.

Cuando ayer llegué de la última misión y me la encontré limpiando el vestíbulo con sus manos, no pude quitarle la vista encima. Recuerdo haber pensado en lo mucho que la había extrañado y en lo aliviado que estaba de finalmente verla después de tanto tiempo.

Había sufrido la muerte de algunos camaradas de la familia, y no había sentido absolutamente nada con su pérdida. Sin embargo, mi corazón late con fuerza cuando ella está cerca de mi. Sus ojos grandes y brillantes y su piel suave y pecosa, me provocan sensaciones que definitivamente no debería sentir un hermano por su hermana.

¿Estoy enfermo? Es posible.

Tal vez estoy a un paso de la locura, y ni siquiera me he dado cuenta.

—Tobías —escuché que alguien me llamó, haciéndome reaccionar de mis turbios pensamientos. Lo miré por encima del hombro y esperé a que terminara de hablar— Tu padre te espera en su oficina.

Asiento con la cabeza y le indico que ya se puede retirar. Dicho eso, guardo la espada en la armería y me pongo una camiseta antes de dirigirme a la oficina del jefe de la familia.

Pero antes de adentrarme a la casona, le doy un último vistazo a la torre donde se encontraba mi pequeña hermana. Tuve la esperanza por un segundo de que siguiera ahí. Casi podía verla sentada en el borde de la ventana, como antaño lo hacía cada vez que padre la castigaba. Podía ver su largo cabello rojo meciéndose de un lado a otro, vestida en su bata blanca casi transparente que no dejaba mucho a la imaginación.

Era una imagen demasiado para mi, pero la decepción de no verla como tanto mi imaginación imploraba, terminó por hacer que todo mi buen humor se esfumara.

Enojado, avancé al interior de la propiedad. Las mujeres que se encontraban haciendo tareas de limpieza detuvieron lo que estaban haciendo y dedicaron un momento para saludarme y preguntarme qué tal me había ido. Les respondí lo más amable que pude, después de todo, la mayoría eran esposas e hijas de los hombres que arriesgaban sus vidas todas las semanas para mantener esta sociedad a flote.

Éramos prácticamente miembros de la familia Clear, y nuestro deber al entrar a esta familia, ya sea por nacimiento o decisión propia, estaba escrito por toda la eternidad hasta que la humanidad dejara de existir algún día.

No tardé mucho tiempo en llegar a la oficina de padre. Golpee la puerta de madera y me adentré al recinto luego de escuchar su permiso para entrar.

—Ya te estabas tardando —replicó él cerrando con fuerza un libro que estaba leyendo.

—Lo siento —me disculpé rápidamente, sentándome en el cómodo diván frente a su escritorio de cristal templado. Era una de las posesiones más valiosas de mi padre, de hecho, todo en esta oficina era valioso.

Las paredes estaban llenas de estanterías con grandes cantidades de libros celosamente ordenados, sin duda alguna, la biblioteca de la ciudad se quedaba muy atrás comparado con esta colección. Después del Apocalipsis hace muchos años, se perdieron muchos conocimientos valiosos. Actualmente, poseer un libro o al menos saber leer, definitivamente era un lujo del que muchos no se podían permitir.

—Recientemente llegué de una reunión con el presidente y el Consejo Asesor de Estado —explicó él con tono pensativo—. Hemos tocado algunos temas que necesito hablar contigo, ya que es una cuestión de vida o muerte.

Sin poder evitarlo fruncí el ceño extrañado por sus palabras. Me dediqué a contemplar un poco su aspecto. Tenía enormes bolsas oscuras debajo de sus ojos, seguramente producto de tantos días sin poder dormir bien. Su cabello azabache estaba desaliñado y despeinado y tenía una sombra de barba cubriendo su mentón por completo, denotando que seguramente hace tres días que no se afeitaba correctamente.

Tenía algunas cicatrices viejas de batallas en su rostro, además de las que se había hecho recientemente las cuales ya estaban desinfectadas y vendadas correctamente.

La gente solía evitarlo también debido a su aspecto intimidante. De hecho, Nakksu y él se parecían mucho. Tenían el mismo temperamento difícil y la misma aura que prácticamente decía “Aléjate de mi o te mato”

Tuve el impulso de sonreír con eso en mente pero me contuve ya que estaba en presencia de mi padre.

—¿Qué fue lo que conversaron en el Consejo padre? —pregunté ante su silencio.

Mi padre, Ren Clear, suspiró profundamente antes de confesar.

—Es posible que… hayamos encontrado una forma de acabar con todos los Iskies en la superficie.

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Comments

13

13

me encanta ese amor incestuoso

2023-05-25

1

13

13

<3

2023-05-25

1

Ana Laura Ruiz Rivas

Ana Laura Ruiz Rivas

Posible no. DEFINITIVAMENTE

2023-05-19

2

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