CUATRO

...🎶 Pandora-Downtown Binary 🎶...

—Bien muchachos, hemos terminado con la clase de hoy. Antes de que vayan a sus dormitorios o a donde sea que les guste pasar la tarde, tengo algo que informarles —el profesor Marcos cerró su laptop—. Iniciaremos este ciclo escolar con la visita de algunos alumnos de la universidad a la que está ligada esta preparatoria. Por eso, están todos invitados a pasar al auditorio, tendremos una pequeña reunión con toda la escuela. Es todo, pueden irse.

Guarde mis cuadernos y salí del salón de clases. Por el pasillo se sentía mucho frío, mis compañeros caminaban cerca de mí y todos debíamos llegar al segundo piso del edificio. La entrada estaba algo concurrida y mi celular empezó a timbrar.

—¿Que pasó? —Respondí a la llamada, era de Daniel.

—¿Donde estas?

—Llegando al auditorio ¿y tú?

—Estoy en el auditorio. En el segundo bloque de la parte de enfrente. ¡Corre! Te estoy apartando el lugar. ¡No tardes!

Me tomó al menos diez minutos poder llegar hasta el segundo bloque de enfrente. ¡La plataforma se veía bastante bien desde ese sitio!

—¿Y los demás? —Pregunté al ver que solo estaba él.

—Se fueron a buscar la cena de esta noche.

—¡¿Que?! —Me impacte por lo que ellos hicieron.

—Sí. No te preocupes, ya sabes que todos aquí tienen el futuro comprado. Sus padres no se van a molestar con pagar bastante dinero para que sus hijos vayan a la universidad.

De cierto modo, Daniel tenía razón.

—Bueno, como sea, nosotros ya estamos aquí.

Asintió. Me senté a su lado y entonces el evento empezó.

La neta no estaba prestando mucha atención a todo lo que estaban diciendo, mi mente estaba imaginado cosas del pasado. ¡Y eso me dolía!

Pensar en la habitación oscura de mi sueño era algo que a veces no logró controlar, me aterraba mucho la idea de volver a entrar allí. ¡Me dolió el corazón de repente! Sentí mi alma desfallecer cuando vi a mi sombra entre mis pensamientos y el auditorio.

—Yo, me iré. No me siento bien —informe a Daniel.

—¿Que tienes? Irwin, espera, no...

Pero mi angustia era muchísima y no quise continuar allí. Me levante a toda velocidad y huí del auditorio. Sentí que todos me miraban, me dio igual lo que ellos pensaran de mí.

Llegué a la puerta de salida que está al costado izquierdo, el pasillo estaba un poco oscuro y justo cuando iba a doblar para el pasillo principal, choque con él.

—¡Discúlpame! —Mire sus ojos, estaba atento a mí.

—Fue culpa de ambos, tranquilo.

¿Tranquilo? Eso era lo menos que podía pensar, en el fondo de mi ser la tranquilidad no podía permanecer.

—Bueno, me voy. ¡Hasta luego!

Me disponía a seguir con mi camino, pero algo pasó y eso cambió todo.

—Eres el chico de hace rato, él que me regaló sus Cheetos.

Me reconoció y eso me sorprendió.

—La neta es que ya no me acordaba de ti, pero sí, hace rato regalé unos Cheetos.

—¿Como te llamas?

—Irwin. ¿Y tú?

—Orlando. ¿Te aburrió la conferencia?

—La verdad no, pero de pronto no me estoy sintiendo bien.

—¿Te pasó algo?

—Ammm. No, solo cosas que no puedo explicar. ¡Pero no importa!

—¿A donde irás?

—Pensaba ir a mi habitación.

—¿Y si te invito un trago?

Su pregunta me sorprendió mucho. ¿Invitarme a beber? ¿De donde había salido este tipo? No parecía ser de preparatoria.

—¿Alcohol?

Sonrió.

—Bueno, conozco un lugar cerca de aquí donde puedes pedir una chamoyada en vez de beber un trago. ¿Te late la idea? Creo que es muy temprano cómo para beber alcohol. ¿No crees?

Mi celular empezó a vibrar, Daniel me estaba marcando y yo no quise contestarle.

—Está bien. ¡Vamos! —Quise que mi temor por la sombra de mis sueños, desapareciera con una chamoyada.

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