Seré Tu Arma Letal
Abrió los ojos un segundo, en aquella esquina abrazaba sus rodillas, quería ser muy pequeña, tan pequeña que no pudieran tocarla. Podía escuchar las voces de aquellos hombres a las afueras del frío y húmedo callejón. Cerró los ojos y deseo estar muerta, pero aún faltaban dos años, un tiempo bastante corto, pero que resultaba muy doloroso para ella.
Levantó el rostro y sus ojos sin algún rastro de luz, de aquella vitalidad que era común en los recipientes, observó la luna, recordó el amor que sentía por él, las palabras tan dulces que siempre le susurraba en sus oídos.
“Mi pequeña y dulce flor”
Ahora podía entender el significado detrás de aquellas palabras. Lo odiaba, lo odiaba tanto que lo quería ver muerto. Soltó una pequeña risa.
—¿Cómo matas a un vampiro? —Susurró tan suave para sí misma.
Algo que no debió decir, aquellos hombres en la entrada del callejón no eran humanos. En ese mismo momento giraron su cabeza y escucharon con tal claridad las palabras dichas por el recipiente rechazado.
Los pasos no se hicieron esperar y ella pudo notar la punta de unos zapatos viejos y llenos de porquería, de heces de ganado. Soltó un pesado suspiro, ella ya sabía qué iba a pasar, apretó con fuerza sus rodillas.
—¿Me quieres matar, vagabunda? —Dijo con burla el desconocido.
Ella guardó silencio y sujetó con más fuerza sus piernas, una fuerza que para ellos no era nada, escuchó como él ordenaba a los demás que la sujetaran. Ella intentó poner resistencia y evitar aquel sufrimiento del cual nunca se acostumbraría.
—Eres una zorra —arrastró sus palabras mientras sujetaba su rostro con fuerza.
Sus rodillas se rasparon contra las piedras de aquel callejón, quería llorar, pero ya no tenía lágrimas. Llevaba meses sin comer e incluso sin beber una gota de agua, su cuerpo cada vez estaba más débil y podía sentir como su corazón latía más despacio.
Había escuchado de algunos recipientes que morían antes de su mayor año de longevidad, había algunos que morían a la edad de 145 años. Ella llevaba 148 años, —¿podría ser que la muerte se iba a apiadar de ella? —, sintió como empezaron a arrancar su ropa, que eran pedazos de tela sucia que alguien le había tirado tiempo atrás. Cerró sus ojos y empezó a reírse.
—¡Cállate! ¡Maldita puta! —Gritó el vampiro enardecido.
Ella rio con más fuerza y fue ahí cuando él metió un pedazo de tela en su boca, sintió como su mandíbula se partió, su risa se esfumó y sintió como aquel vampiro profanaba su cuerpo, no opuso resistencia, no dijo nada, hizo lo que siempre hacía, quedarse quieta, fingir estar muerta. Pero podía sentir como su mandíbula se movía y chocaba con fuerza contra sus dientes.
Cerró los ojos cuando sintió que empezaron a cambiar de lugar y duró horas así, hasta que el sol iluminó el alba. Aquellos vampiros acomodaron sus ropajes y salieron del callejón con grandes sonrisas en los rostros.
Ella duró tirada en el suelo durante horas, cerró los ojos y sintió como el cansancio podía con ella, acercó su mano a su mandíbula y la acomodó en su lugar, el dolor que sintió fue mínimo. Se masajeó un poco y siguió en la misma posición en la que la dejaron.
Muchas veces solía tener sueños, pero aquella noche soñó con él, con el amor de su vida:
“Él sujetaba su mano mientras con orgullo la mostraba como su compañera. Los demás vampiros no lograban entender cómo era posible que un gran vampiro como el Duque de Larx tuviera a un recipiente como compañera sentimental, como su duquesa.
Verbena vivía con todos los lujos a su disposición, era envidiada por otras vampiresas, siempre fue el centro de las críticas, pero su exuberante belleza y su cercanía más la protección del duque, nadie se atrevía a hacerle nada.
En los bailes que hacía Larx, siempre había multitudes de vampiros con sus recipientes, los cuales siempre llevaban un collar donde su dueño y amo los guiaba por el lugar. Ningún recipiente podía apartarse de su dueño, tampoco podían conversar con los demás invitados y mucho menos mirar a los demás, su visión era limitada a solo mirar zapatos y tacones.
Pero Verbena era una excepción, ella bailaba en el centro del gran salón y hablaba cálidamente con los invitados. Su Duque se lo permitía y nadie podía negarle ninguna petición que ella hiciera por lo más descabellada que fuera. Aunque no siempre fue así, los primeros años que Verbena estuvo junto a Larx, nunca pronunció una sola palabra, él no permitía que ella hablara.
Pero una noche, mientras Larx se fue de la gran mansión, dejó a Verbena sola en aquel lugar, ella se había vuelto dependiente de él, aunque nunca hubieran tenido una conversación decente. Aquella noche ella estaba en el jardín mientras entonaba una dulce melodía en susurros.
El Duque había llegado esa noche en silencio y la había escuchado cantar, su voz lo enamoró y su relación empezó a avanzar con una gran velocidad. La primera vez que ella apareció en la alta sociedad como compañera y duquesa de Larx, todos los vampiros lo miraron con horror, pero guardaron silencio.
Solo hubo uno, un vampiro que estaba empezando su marquesado y no conocía al Duque, se había burlado de Verbena y había dicho todas las fechorías que cruzaron su diminuta cabeza. Larx se había mantenido inmutable y Verbena estaba horrorizada con todo lo que aquel hombre decía de ella, fue la primera vez que Verbena lloró delante de Larx.
Allí en ese momento todos presenciaron la muerte de un vampiro que era un ser inmortal, bajo las manos del Duque de Larx ningún vampiro era inmortal.”
Verbena abrió los ojos al sentir las gotas de agua sobre su piel, soñar despierta se había vuelto un pasatiempo poco favorable. Se sentó y apoyó su espalda contra la pared. Abrió su mandíbula y sintió un leve crujido, al parecer aún podía regenerar su cuerpo. Se levantó notando la sangre que bajaba por sus piernas, sangre que estaba café por el tiempo que llevaba al aire libre y que además estaba seca. Sujetó su ropa y empezó a hacer nudos con aquellas telas.
Cuando su ropa estuvo en su lugar, levantó el rostro y estuvo dispuesta a irse de ese lugar, estaba segura que ellos iban a volver, y su cuerpo no podía aguantar más maltratos. Además, ellos no podían saber que su mandíbula se había curado, así que nuevamente durante el día emprendió su viaje hacia el siguiente pueblo.
Mientras caminaba con los pies descalzos y escuchaba como algunos nobles murmuran cosas por su apariencia y su terrible olor, pudo notar como lo que ella una vez tuvo en sus manos le afectaba directamente, aquellos nobles se apartaban con sus sombrillas llenas de finos bordados y encajes.
La lluvia era muy leve, pero podía notar como aquellos nobles subían en sus carruajes con emergencia y como arrastraban sus recipientes desde sus collares.
Ese día Verbena se prometió a sí misma, matar a un vampiro.
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Updated 62 Episodes
Comments
Derlany
Hola bonita 😻
2024-01-30
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