Capitulo 15

Ana a Paula y Richard seguían en la clínica esperando para ver a magdalena, seguía sedada.

_¿De verdad te vas Ana?_

Richard aún no creía que la chica estaba dispuesta a irse, pero la entendía, Estaba llena de miedo por su bebé.

_Sí, tengo que cuidar a mi hijo, no vale la pena sacrificar mi vida o la de mi hijo por un hombre que no sabe ni lo que hace._

Él solo asintió, en eso tenía razón y sentía un poco de pena por él, desde la muerte de su padre y la ida de esa chica, su vida entro en depresión y cualquier cosa que lo hiciera olvidarse de ellos, era bueno.

_Ya pueden pasar a verla._

Ambos se levantaron.

_Pasa tu Richard..._

_Vamos los dos, estoy seguro de que está preocupada por ti, no debe saber si tomaste jugo también._

Los dos entraron, y tal como dijo Richard, su mirada baja al vientre de Ana, quien se acercó corriendo y la abrazo llorando, Richard se acercó y beso su frente.

_Estás bien? ¿Te duele algo?_

Ella negó.

_Ana..._

_No digas nada, gracias por salvar. Ami hijo, nunca olvidaré..._

Un nudo en la garganta no la dejaba acaso hablar.

_No te pongas así, yo sabía que esa culebra tramaba algo, pero se pasó... ¿No podré tener hijos?_

_Claro que sí, mi amor, de cualquier manera los tendremos._

¿Magda lo quedo viendo, ya en eso pensaba con ella? ¿Tan en serio va?

_¿Qué? ¿No quieres hijos conmigo? Más guapo no pueden salir._

_Si eres..._

_Guapo._

La cayó besando sus labios, un beso fugaz, pero lleno de amor.

_Nena, he decidido irme, hablaré con mi abuelo, ellos no descansarán hasta verme morir junto a mi hijo._

Solo decir esas palabras, le erizaba la piel, en ese juego del gato y el ratón, ella se arriesgaba a perder algo muy importante para ella, algo que no busco, pero llenaba su corazón sin tenerlo aún, en sus brazos.

_Te apoyo nena._

Richard pasó todo el día con ella, hasta que lo dieran de alta, Ana Paula fue a la mansión a recoger sus cosas, pía y Paolo también iría con ella por petición del abuelo, solo quedaría Lola a cuidar a Benjamín, con Vanessa sola, era capaz de envenenarlo o embriagar y robarle.

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_¿Vanessa, sabes lo que pasó con la secretaria de ana Paula?_

_¿Vas a decir que fui yo? Ya te estás dejando convencer de esa mujer._

Benja se quedó callado, Viéndola, ¿por qué sonaba a culpable? Si él solo decía algo sin culparla.

_¿Por qué te alteras? Yo solo te estaba diciendo, no era una acusación._

_Perdón amor, entiende que estoy frustrada, tenemos unos meses en este problema y nada se arregla, ¿hasta cuándo voy a aguantar esto?_

_No lo sé Vanessa, el más grave aquí, soy yo, tengo muchos problemas, soy un hombre enfermo._

Vanessa volteó los ojos, odiaba tener que estar en ese lugar, con un hombre que no me daba lo que ella quería, noche de placer, de fiestas, de compras.

_Saldré de compras._

Se fue sin ningún gesto de amor, eso Benja lo vio claramente y lo más curioso, es que no le importó.

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_Saldré un rato de compras ._

_Si lo decís para que te dé dinero, sabes que no tengo..._

_Yo tengo._

Isabel se fue, sin despedirse, con un beso como siempre lo hacía, pero para que, si siempre le volteaba la cara, eso Rogelio le causo curiosidad, pero imagino que se puso molesta, cosa que no le importaba.

_Desgraciado, ya verás._

Se subió a su auto y se fue al centro comercial más caro y lujoso, se arregló las uñas, el cabello, se hizo unos retoques naturales en la cara y horas después, fue por unas prendas de ropa.

_Tiempo sin ver la señora Isabel._

Ella solo sonrió, la chica era una trabajadora de la tienda y quien atendía a Isabel siempre.

_Lo mismo digo, quiero algo cómodo para este verano._

La chica buscó junto a ella y mostraba, Isabel vio una cabellera muy conocida.

_No me dejes ver con esa pareja que viene._

La chica la escondió y si, frente a ella pasaba aún hombre mayor, pero con mucho dinero y junto a él, la señorita Vanessa, la supuesta pobre y fiel novia de su hijo, los dejo que entraran más al fondo y salió del montón de ropa.

_Confió en tus gustos y sabes mi talla, mándalo a la mansión, esta es mi tarjeta para que te cobres._

Isabel le dio y salió, no quería que se dejara ver, ya iba viendo la otra cara de la moneda, padre e hija, cortados con la misma tijera, llegó a casa y ya su esposo no estaba, aprovecho para ir a la empresa y hablar con su padre, también empezar un horario de trabajo.

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_Hija mía, que gusto verte aquí, estás muy hermosa._

_Gracias padre._

Isabel le dio un beso en cada Mejilla, tomo asiento y se quedó viendo a su padre.

_¿Tienes algo que preguntar o decir hija?_

_Papá, tú sabes que mi esposo tiene una amante y la novia de mi hijo también, verdad.?_

El viejo se quedó callado, pero le pareció raro que su hija no se viera quebrantada.

_Tu esposo una sola, y tu nuera varios._

El viejo saco una carpeta y se la mostró, eran fotos de Vanessa con varios hombres.

_¿Por qué no le has dicho a tu nieto?_

_Quiero que recuerde todo lo que pasó, él sabe que esa mujer casi lo mata, pero no lo recuerda y si le muestro esto así, solo le hará daño._

_Pero yo no veo que mejora papá._

Isabel se levantó de la silla y caminaba intranquila.

_Si lo hace cariño, solo que no dice, sabes que esa mujer intento que ana Paula abortara, pero fue su secretaria y amiga quien terminó perjudicada._

_¿Qué? Y ¿cómo está, Ana Paula?_

_Está bien, pero decidió irse un tiempo._

_Tú crees que sea hijo de Benjamín?_

Misael se quedó viendo a su hija, estaba a punto de decirle que sí, que tenía prueba, pero decido que mejor no, el bienestar de Ana y su bisnieto era lo más importante.

_No lo se, hija, pero igual la veo muy segura._

Isabel pensó lo mismo, ya empezaba a tener muchas dudas.

_Empezaré a trabajar otra vez papá._

_Eso me alegra, pero quisiera que ayudaras a Benja en la sucursal que le dejo tu mamá, Ana Paula se va de reposo y no quiero que se vea presionando, tenemos que cuidarlo._

_Está bien papá, no te preocupes._

Se dieron un abrazo y salió rumbo a casa, a verle la cara de mentiroso a su esposo.

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_¿Nana, Ana Paula no ha llegado?_

_Si mi niño, vino por sus cosas y se fue, no vendrá en unos meses, su doctora le exigió reposo._

Eso fue una gran sorpresa para Benjamín, no pensó que le dolería no verla más, le gustaba escuchar su caminado, su voz imponente, sus sarcasmos y esa mirada que le parecía conocido, solo que no eran el color de ojos que él adoraba.

_¿Gracias nana, puedes mandar a llevar mi ropa a su habitación?_

Eso le sorprendió lola, pero sintió que era un avance a todo ese odio que sentía al principio, un odio que ni él sabía por qué lo sentía.

_Por supuesto mi niño._

No espero mucho y mando a llevar todo, Benjamín ya no quería tener la presencia de Vanessa siempre, hasta su olor estaba empezando a molestarle, necesitaba privacidad.

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