Episode 7

Adela observo a sus pequeños durmiendo sobre las mantas que había tendido en el suelo del césped “todavía falta mucho para llegar a la cabaña, no puedo tener a los niños mucho tiempo montando a caballo por lo que seguramente llegaremos mañana durante la tarde” Después de unas horas Adela escucho el galopar de los soldados enemigos.

-Niños levántense, no hagan ruido, los soldados están cerca así que tendremos que adentrarnos en el bosque, podremos usar los árboles para ocultarnos.

Susurro Adela mientras acariciaba el rostro somnoliento de Dean y Colette. Dean no solía camina mucho y siempre le pedía a Adela o a sus tíos que lo cargaran por lo que fue un poco más complicado para el seguir el ritmo de su hermana o su madre.

-Mamá estoy cansado.

-Deja de quejarte, mamá también está cansada y si esos hombres vienen no podrá defendernos si te carga.

Dean observo molesto a Colette quien a pesar de su corta edad era mucho más sabia y considerada.

-Dean mi niño solo camina un poco más, mira al llegar a esa roca descansaremos lo prometo.

Dijo Adela mientras su hijo se animaba y comenzaba a caminar más rápido, fue en ese entones que escucho el cabalgar de los jinetes más cerca y tomo a sus dos pequeños entre sus brazos para correr a la roca que ella le había indicado a su pequeño, los soldados se escuchaban cada vez más cerca y Dean enterró su rostro en el hombro de su madre con miedo mientras Colette no podía quitar la vista de estos, Adela en su desesperación solo quería llevar a sus pequeños a aquella roca hueca para ocultar a sus pequeños fue en ese momento que sintió un pequeño tiron arrebatarle a Colette de los brazos.

-Te ayudo…lo siento no quería asustarte pero no creo que puedas correr con ambos tu sola.

Adela observo a su costado y vio a un joven vestido de negro cargar a Colette y corriendo junto a ella para ayudarla. Después de llegar al fin a un lugar seguro Adela bajo a sus hijos y los miro con dulzura comprobando sus estados “Gracias a dios no están tan nerviosos, mis niños que aria yo sin ustedes…ustedes son la luz de mi vida” pensó Adela mientras estos se sentaban para poder tranquilizarse, fue entonces que Adela recordó al joven que los había ayudado y volteo para poder distinguir su rostro, allí pudo notar dos ojos azules como zafiros y una tez limpia y morena, era un hombre extremadamente guapo incluso más alto que su hermano Darwin, con un cuerpo fornido y bien trabajado.

-Gracias por su ayuda.

-De nada señorita, déjeme presentarme, soy Alan trabajo… en el pueblo.

Por alguna razón Adela no podía creer completamente las palabras de Alan, pero no se atrevió a preguntar mas ya que este parecía determinado a no dar más detalles sobre él.

-Bueno Alan muchas  gracias nuevamente, la verdad mis hijos estaban un poco asustados y me preocupe.

-No tiene de que preocuparse señorita, es natural viendo que es una madre tan joven, aparte me hubiera sido imposible dejarla atrás junto a estos pequeños, los soldados de Santos no se detienen a pensar ni son piadosos ante los débiles, por lo que la mejor opción es huir si es posible.

Adela pudo notar que aquel joven hablaba del ejército enemigo como si realmente conociera detalles de estos.

-Joven Alan ¿Usted está escapando del ejercito? Quiero decir, ¿ellos atacaron a los aldeanos también?

-Si…se suponía que solo atacarían a los nobles del reino pero por alguna razón, no se limitaron  solo a ellos y mataron a algunos aldeanos inocentes.

Fue gracias a la respuesta de Alan, que Adela pudo estar mucho más segura que este tenía algo que ver con el ejército enemigo, era demasiado extraño que este supiera incluso que a quienes atacarían primero serian a los nobles.

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