capitulo 10

En el hotel, Marion se encuentra trabajando como de costumbre, pero alerta por si ve a su amado. Solo ha pasado una noche y ya lo extraña. De repente, entra por la puerta Alexander.

Alexander: Hola Marion, ¿cómo estás? - le toca la mejilla con sus suaves manos.

Marion: Ahora muy bien porque te vi, no sabes cuánto te extrañé.

Alexander: Y yo a ti, no dejo de pensar en tus labios, tu cara, tu cuerpo.

Marion: - se pone roja - Alex, ¿qué cosas dices?

Alexander: Es la verdad. Bueno, te dejo, tengo asuntos que resolver. - Sube el elevador para dirigirse a la oficina de Brenda.

Alexander: Hola Brenda.

Brenda: ¿Qué te trae por aquí? ¿No me digas que Marion?

Alexander: Si fuera así, ¿qué tiene de malo?

Brenda: Ella, en serio, ni chiste tiene. No es tu tipo.

Alexander: - se ríe - Ya estás alucinando. Bueno, solo pasé a recoger el reporte. ¿Lo tienes?

Brenda: Sí, aquí tienes. ¿Salimos en la noche?

Alexander: Lo siento, tengo cita con un pastelito. - Alexander sale del despacho y Brenda se queda muy enojada y maldiciendo a todos.

En recepción, Alexander le dice a Marion: "Salimos a dar una vuelta en la noche".

Marion: Me encantaría. ¿Pasas por mí?

Alexander: Claro que sí, a las ocho de la noche. Ponte hermosa.

Transcurre el día y Marion debe irse a casa.

En su casa, Marion le pregunta a su madre: "Madre, me invitaron unos amigos a salir. ¿Puedo ir?"

Madre: Sí, pero quiero que lleves a tu hermana.

Marion: Pero mamá, ¿por qué debo llevarla?

Madre: O la llevas o no vas. Tú decides.

Marion se va furiosa a decirle a su hermana que se aliste porque en la noche van a salir.

Salomé: En serio, qué emoción. ¿A qué hora?

Marion: A las ocho nos vamos. Ya debes estar lista, ¿entendido?

Salomé: Claro, no soy retrasada mental.

Llega las ocho y es hora de irse. Marion no está muy de acuerdo en que debe llevar a su hermana, pero no le queda de otra. En el auto de Alexander, Marion le dice: "Buenas noches amor, me pusieron chamberete. Ella es mi hermana Salomé".

Alexander: Claro, no hay problema, sube.

Ambas suben al auto y él maneja hasta llegar a un mirador.

Alexander: ¿Qué te parece? ¿Te gusta? Sentémonos aquí.

Marion: Es hermoso, pero es más porque tú estás aquí conmigo.

Alexander se inclina para darle un beso y poner su mano en la pierna.

Marion: Solo déjate llevar, disfruta mucho el tacto de él, cómo te toca y cómo estás tan emocionada.

Cuando es interrumpida por Salomé.

Salomé: Estoy aburrida, no vine a pasear, ya me quiero ir. Llévame a casa.

Marion: Solo un poco más, ya casi nos vamos. ¿Recuerdas que quisiste venir?

Alexander: Si quieres, te presto mi celular para que te entretengas un rato.

Salomé: Sí, sí, lo quiero.

Le dan el celular a Salomé para que ellos sigan disfrutando el momento... Después de unos cuantos minutos, Salomé regresa.

Salomé: Ya no lo quiero, llévame a casa ahora.

Marion: Está bien, vamos a casa.

Llegan a casa, todo está tranquilo. Su madre duerme y su padre aún no llega. La velada fue un gran fracaso, ella quería llegar más allá con él, quería experimentar cosas nuevas, cosas que con nadie más se había atrevido.

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