Capitulo 4 se dejan llevar por la Pasión

Virginia no quería creer todo lo que le estaba pasando. Había pasado solo un día desde que su mamá se había ido con un amante, según su papá, y para completar su calvario, su papá le pidió ayuda con la empresa y ahí comenzó todo. Conoció a Javier y todo se le vino abajo. Él se obsesionó con ella, la maltrató y como si fuera poco, la violó. Ella ya no quería vivir, sentía que las fuerzas se le iban, pero recordaba a su padre que no podría soportar la noticia de quedar sin nada.

J: ¿Qué tanto piensas, dime? ¿Estás pensando en Moises? ¿Te gusta tanto?

V: ¿De qué hablas? Él es mi amigo nada más. Solo pienso en qué pasará después. Ya obtuviste lo que querías. Déjame la vida en paz. Quiero regresar a mi casa. Necesito hablar con mi padre.

J: Pues lo lamento, mi princesa. Te dejaré ir con la condición de que te cases conmigo. Si no, dejo a tu padre en la calle. Ya sabes que la mitad de la empresa es mía y la junta directiva está a mi favor. Tú decides, Virginia.

V: Yo solo quiero estar sola. Déjame en paz. Me siento mal. Nadie me había tratado así, Elias. ¿Por qué no puedes escoger otra mujer? Me jodiste la vida.

J: No hables así. Solo te pido dos meses para enamorarte y hacerte la mujer más feliz del mundo. Te escogí a ti porque desde que te vi, me enamoré. Eres una mujer sumamente hermosa y lo sabes, y más ahora que sé que soy tu primer hombre y último.

V: ¿Qué te garantiza que serás el último? Te odio más que nada. Solo quiero que esto termine. Además, me estás forzando a un matrimonio sin amor solo para complacerte a ti. ¿Acaso no tienes corazón?

J: Claro que lo tengo. Por eso quiero que conozcas y así decides quedarte. Yo sería el hombre más feliz. Piénsalo dos meses. Si en esos dos meses no te enamoras de mí, yo te dejo libre.

V: Está bien, ¿qué más da? Solo te pido dos cosas. 1) Tengo que terminar mi carrera de administración. 2) Deja que mi padre siga con la empresa. Tú no necesitas eso, porque lo que sé de ti es que tienes tu vida asegurada.

J: La primera la pensaré, porque no quiero que te encuentres con Moises, porque soy capaz de matarlos. Lo segundo, estoy dispuesto. Si te casas conmigo, lo mío será tuyo, como la mujer del hombre más poderoso de España, después de mi padre, claro está.

V: Está bien, solo te recuerdo que no me tocarás si no quiero. Después de esa experiencia, no te quiero cerca de mi cuerpo. No puedo con él. Apurada, puedo caminar.

J: Está bien, solo déjate llevar por el placer que te puedo dar. No te de vergüenza, ya te conozco completa. 😉

El cuarto solo respiraba deseo y lujuria por parte de Javier, pero una Virginia que todavía no sabía qué hacer. De algo estaba segura: no se lo pondría tan fácil. Pero su cuerpo y mente se estaban dejando llevar por el deseo que sentía.

Javier comenzó a besarla con mucha ternura y la dejó otra vez desnuda. Ella estaba sintiendo deseo y se estaba mojando. Comenzó besándola y luego llegó a su monte de Venus. Le empezó a dar oral y ella, tímida, no quería, pero fue perdiendo ante el deseo que sentía. Una corriente estaba por venir cuando él le dijo: "Déjate llevar, siente". Y más pasaba su lengua por su zona y le metió un dedo. Ella se movió, quería más y más. Le dijo: "Javier, no aguanto, siento una corriente".

J: "Sigue sintiendo, dame tu primer , mi princesa dorada".

V: "Siento algo muy rico, Javier. Uff, no pares, no pares, sigue, sigue🔥🔥. Me estoy llegando, mi primer orgasmo".

J: Me levanté y sé que ella disfrutó del oral que le di, pero me mira con nervios. Ya es mía completamente. Ya por hoy, la dejaré que descanse. Mañana será otro día.

V: Siento que mi cuerpo le encantó lo que me hizo. Estaré pensando. Me estoy volviendo loca.

Ya eran las 2 de la tarde y no habían comido. Javier salió de la habitación hasta la cocina. Ese día, él le había dado permiso a su empleada, la señora Julieta, que siempre estaba al pendiente de todas las cosas de la casa 🏡. Le tenía un cariño enorme, como una madre, ya que ella llevaba muchos años trabajando con su familia y lo vio crecer. Pero cuando Javier decidió vivir su vida aparte, ella lo siguió y él la quería como una segunda madre.

J: ¿Qué estoy haciendo? Ninguna mujer me había hecho sentir esto. ¿Qué dirá mi mamá Julieta? Así le digo desde que tengo uso de razón. Ella se encargó de mí y de mi hermana cuando mamá murió.

J: Le haré una rica lasaña. Ya había comenzado a cocinar y tengo todo un desastre. ¿Qué voy a hacer con este desorden?

J: Ya está lista la lasaña, se la llevaré a mi princesa. Voy a lograr que se enamore de mí, pero ya tengo que inventar algo porque quiero que se mude conmigo desde mañana. Me tocará hablar con su padre.

Javier sube las escaleras y llega a la habitación, pero no está. Ve la cama vacía.

J: Pero esta mujer, ¿dónde se metió? Baja las escaleras y le da por entrar al despacho.

J: Con que estás aquí, mi princesa. Mira, te traje lasaña. Espero que te guste. No soy un chef, pero por ti hago lo que sea.

V: Lo estoy mirando. Bajé las escaleras y entré al despacho. Me dio curiosidad. Es tan hermoso, todo ordenado, libros y demás. Cuando me doy cuenta, lo tengo frente a mí con un pasticho delicioso. Se le ve bien. Gracias. No debiste molestarte, pero hecho por ti, no creo que esté delicioso.

J: Pues déjame decirte que hago muchas cosas deliciosas. ¿O se te olvida lo de hace un momento, princesa? Como me decías que sentías una corriente que querías que no parara. ¿Si quieres te lo recuerdo?

V: Ya basta. Está bien, comeré. Muchas gracias.

J: Come, mi hermosa princesa. Tenemos unas cosas que hablar y quiero que estés tranquila y con el estómago lleno. ¿Sabes algo? Siento que te amo, aunque no me creas, mi hermosa princesa.

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