PRÓLOGO

Maddisson Foster

Al sentir la brisa fresca sobre mi rostro no puedo evitar que una sonrisa se dibuje en mis labios.

París, la ciudad de los mil nombres, la ciudad Luz, la ciudad del amor, y quien sabe cuántos calificativos más que engrandecen la belleza del lugar… Estar aquí hace que me envuelva una sensación de satisfacción pero también de inquietud ante la vida que me espera.

Jamás imaginé que una ciudad que para muchos podría parecer un destino cliché pudiera llenarme de tantas sorpresas. Aceptar esta oferta profesional ha sido de las mejores decisiones de mi vida.

Cinco años han pasado desde que dejé atrás mi hogar, Denver, con todo lo que implicaba, dejar lo bueno, dejar lo malo, a mi familia, a mis amigos y a él…

Los recuerdos, el miedo, el dolor y la culpa parecen ahora tan lejanos, sin embargo en ocasiones regresan con fuerza… es una batalla que peleo día a día, esperando alguna vez ganar definitivamente…

No puedo negar que al enterarme de que mi destino laboral sería Francia, lo primero que vino a mi mente fue su nombre.

Dejé Tokio hace ya dos semanas, el lugar que fue mi hogar durante cinco años. Los primeros meses allí fueron difíciles, un país completamente diferente en todos los aspectos, pero fue todo lo que necesitaba para reiniciar mi vida, reconstruirme y por fin lograr ser quien soy en estos momentos.

Fue la mejor decisión, tanto que lo que inició como un viaje por un año, terminó siendo la mejor decisión de mi vida, mis estudios, mi realización como persona, como profesional, todo me fue posible lograrlo gracias a ello.

No niego que aún hay pedazos de mi vida que son una obra en construcción, aquellas que implican mis emociones y sentimientos, pero confío en que tarde o temprano lo lograré.

En ocasiones el caos de la vida llega y se instala como un inquilino permanente, se hace presente por temporadas y luego finge desaparecer. Mi caos particular ha dejado huellas que nunca se borrarán, huellas que tienen nombre propio, pero intento aprender a vivir con ellas.

No ha sido fácil confiar, por eso mi círculo es bastante reducido, una que otra amistad de la universidad, algunos compañeros de trabajo, mi familia y mis viejos amigos de la escuela.

He procurado mantener el contacto con mis amigos, tener noticias de ellos a través de mis hermanos y mi padre… Anhelé por mucho tiempo saber de él, incluso intenté averiguar qué había sido de su vida, sin embargo decidí que lo mejor para ambos era la distancia y el tiempo… Tal vez de esa manera encontraríamos ambos la paz que nos fue arrebatada…

Estuve tan perdida y agobiada durante mucho y al empezar a superar lo ocurrido, me fue imposible recuperar lo que sea que hubo entre nosotros. Los recuerdos de la última vez que lo vi aún producen una sensación de vacío en mi estómago, y no precisamente porque haya sido bueno…

Me pregunto qué será de él, si logró sus sueños, se habrá enamorado, estará casado, tendrá hijos, habrá alcanzado las metas que yo aún no alcanzo, porque sin darme cuenta até lo poco que quería para mi futuro a la mínima posibilidad de permanecer a su lado, una posibilidad que desapareció aquel día…

Se que sus planes incluían venir a este país por algún tiempo y luego regresar a Estados Unidos para iniciar sus estudios universitarios, pero luego de lo sucedido  estoy segura de que su decisión cambió.

Aún así, me ilusiono imaginando que él estuvo aquí, en los mismos lugares que he recorrido desde el momento en que llegué a la ciudad, me ilusiono pensando que aún guarda un pequeño espacio en sus recuerdos para mi, como lo hizo siempre.

Desde lo alto de la torre Eiffel donde me encuentro en estos momentos puedo ver a muchas personas, me pregunto si sus vidas habrán sido tan complicadas como la mía, cuáles serán sus sueños y sus traumas, o si éstos los visitan en forma de pesadillas algunas noches.

¿Amarán?, ¿Odiarán? o simplemente vivirán cada día con la esperanza de que el mañana sea mejor, al igual que yo.

Pienso en mi familia, mis hermanos, mi padre, sus vidas están encaminadas, aman y sufren, viven como lo haría cualquier otra persona, no puedo decir lo mismo de mi…

Mi trabajo es lo único que me genera satisfacción, me siento plena al lograr mis metas profesionales, y estar aquí es una de ellas.

Solo espero que París me regale aquello que durante tiempo ha sido esquivo para mi, el amor, la felicidad, la tranquilidad… esa que por momentos es secuestrada por los recuerdos del pasado…

Para muchos podrá ser fácil superar algún evento traumático, para otros como yo, no lo es… más si implica la pérdida de alguien muy amado, en mi caso a mi madre… y el hecho de que con ella se perdió también mi vida.

Mi verdugo no solo me la arrebató a ella, sino que me robó la posibilidad de ser alguien normal, de vivir como alguien normal, de amar, de sentir… y de poder tenerlo a él…

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