Caoitulo 16

Después de que les mostré mi pequeño pueblo subterráneo como me gustaba llamarlo, salimos del lugar para mostrarles el campo que les había dicho anteriormente al hacerlo, ellos quedaron encantados por el extenso lugar y querían empezar a trabajar de inmediato, les dije que podían empezar cuando quisieran, así que los arquitectos empezaron a hablar y planear para hacer un invernadero, los campesinos hablaban sobre que plantar y como arreglar todo, mientras que los artesanos hablaban de como fabricar sus propias herramientas, les dije que no hacía falta que podía comprar todo lo que necesitaran, pero ellos insistieron en que querían hacerlo por sí mismos, luego de escucharlos decir aquellas palabras decidí dejarlos trabajar tranquilos, así que me retire a la mansión y cuando llegue me encerré en mi estudio rezando por que la respuesta que esperaba llegara lo antes posible, después de un rato deje ese tema de lado y tome un mapa que tenía de la prisión del palacio que tenía guardado en un cajón, lo expendí en la mesa y comencé a mirar el mapa mientras pensaba como podía rescatar a las personas que iban a estar en ese lugar muy pronto sufriendo mucho con las torturas, debía de encontrar una manera para sacarlos sin que se dieran cuenta los guardias, pase horas pensando un plan, pero nada se venía a mi mente hasta que al final termine por guardar el mapa en el cajón nuevamente y salí de mi estudio para relajarme.

Las semanas pasaban y yo ya tenía un plan para que las criaturas mágicas llegaran a mi mansión sin hacer sospechar a nadie y como haría para que la gente de la prisión también fueran salvados, al tener mi plan listo hice todos los preparativos. Desde que había rescatado a la gente que estaba en mi mansión habían ocurrido muchas cosas, la resistencia se hizo presente y me uní a ella, las personas que estaban en mi mansión hacían sus trabajos felices, pero a la vez preocupados por toda la gente que estaba muriendo.

Un día después de que reuní con la resistencia regrese a mi mansión, subí a mi cuarto y me senté en el balcón viendo al cielo con mirada suplicante, pero en ese momento vi un ave y eso me hizo sonreír, el ave, descendió hasta donde me encontraba, se paró frente a mí y vi que traía un mensaje en su espalda, tome el pergamino, le di algo de comer y me puse a leer el pergamino, una vez que termine de leerlo me levante de la silla donde estaba y comencé a saltar de felicidad, rápidamente salí corriendo, baje las escaleras y corrí al campo donde todos estaban trabajando.

- ¡¡al fin!! ¡¡al fin ha llegado lo que estaba esperando!!- grite muy alegre cuando llegue al campo

Todas las personas que trabajaban me miraron confundidos, se acercaron a mí.

- la confirmación del imperio de Babilonia ha llegado, ustedes se podrán ir y estar bien allá.

Todos se quedaron mirándome confusos como si no quisieran irse.

- ¿qué les ocurre? Van a ser libres- pregunté

- estamos bien aquí- dijo uno de ellos

- lo sé, pero ustedes deben seguir adelante, estar aquí es un peligro

- ¿usted vendrá con nosotros?- pregunto otro

- no, yo me quedaré para salvar a más personas, no puedo abandonarlas

- no nos iremos sin usted- dijeron todos

- les prometo que iré a Babilonia muy pronto, por favor vayan yo estaré bien

Todos dudaron un poco de mis palabras, pero al final aceptaron irse, después de que terminaron su trabajo fueron a prepararse pata marcharse, y una vez que estuvieron listos bajamos a mi pueblo subterráneo y yodos partieron, uno de mis sirvientes los guiaba por el camino, verlos marcharse me hizo sentir felicidad.

Luego de que ellos se fueran subí a mi mansión reuniéndome con mis sirvientes en uno de mis salones, al mirarlos me senté en una silla que había ahí.

- espero hayan hecho lo que les pedi- dije con una sonrisa

- si mi lady, lo hemos hecho- respondio uno de mis sirvientes

- perfecto, yo ya he enviado las pruebas necesarias y pronto enviaré la carta, solo debemos esperar

Tres dias mas tarde en la mansion principal un ave llego a una ventana, esta se abrio y Alex tomo el mensaje, lo leyo para despues ir con el tercer principe, al llegar a la oficina de su señor le informo sobre la carta enviada por la tercera princesa.

- mi señor, la princesa quiere que le enviemos algunos de los traidores a su mansion- dijo preocupado el mayordomo

- entonces envía a veinte de ellos- respondió con tranquilidad

- pero señor ¿y si los traidores le hacen algo a la princesa?

- no le haran nada- dijo el principe sonriendo- ¿no has escuchado los rumores sobre mi esposa?

- tiene razón príncipe- dijo el mayordomo y se marchó- iré a preparar a los prisioneros

Los rumores que habían creado los sirvientes junto a Liv habían llegado a los oídos de todos en la mansión del príncipe; al principio nadie en la mansión lo creyó, pero luego de que el príncipe se enterara mando a investigar el asunto y sus hombres le trajeron las "pruebas" de que los rumores eran reales, el príncipe lo creyó, pero aun con las pruebas las concubinas no se lo creían y cuando se enteraron de que el príncipe le mandaría a su esposa varios prisioneros, las tres enfurecieron, ya que ellas habían hecho el mismo pedido y él se los negó, las tres se prepararon para ir a la mansión de la tercera princesa y cuando los prisioneros iban a ser llevados, las concubinas se subieron a un carruaje y también fueron, ellas querían ver con sus propios ojos si era verdad, y si no lo era la iban a desenmascarar delante de todos además de humillarla públicamente.

Pov.: Liv

Me encontraba en el balcón de mi habitación celebrando mientras bebía una copa de vino, ya que había rescatado a varias personas, y además pensaba en mi plan y sonreía.

Hace unos días mientras reflexionaba en como sacar a las personas de la cárcel se me ocurrió como atraer a los prisioneros a mi mansión, para que ellos vengan, debía convertirme en un ser malvado y despreciable como lo habían hecho todos en el imperio, es por eso que les ordene a mis sirvientes que hicieran correr varios rumores y pruebas sobre las atrocidades que "había hecho", los rumores corrieron muy rápido y en solo tres días se me consideraba un ser demoniaco y despiadado; en ese momento mande la carta donde pedía a varios prisioneros para según la carta divertirme un poco.

Pasaron algunas horas y vi una caravana de personas que venían a mi residencia, cuando esta llego a mis puertas los guardias dejaron a los prisioneros con mis guardias y baje para verlos, mis soldados los llevaron a un gran salón de fiesta para que pudieran descansar, pero cuando les pregunte como estaban ellos me respondieron que estaban aterrorizados. Después de oírlos me encaminé al salón y cuando entre, vi que todos estaban muy mal, sus ropas estaban rotas, sucias y llenas de sangre, ellos estaban seriamente heridos y sus miradas eran de terror puro.

Camine entre ellos y me daba mucha tristeza verlos en ese estado, al llegar al final del salón los mire a todos haciendo que me prestaran atención.

- sean todos bienvenidos, mi nombre es Liv, soy la tercera princesa- al escucharme vi aún más terror en sus ojos- sé que todos habrán escuchado los rumores sobre mí y quiero decirles que son todos falsos, son rumores que he creado para que personas como ustedes sean traídas aquí sin levantar sospecha alguna, soy parte de la resistencia y los sacaré de este imperio para que sean libres.

Cuando acabe de decir aquello todos me miraron sin creerme pero cuando iba a decir algo para que me creyeran, las puertas se abrieron de golpe, haciendo aparecer a seis mujeres.

- al fin nos vamos a deshacer de ti- dijo la primera concubina entrando el salón con una sonrisa de triunfo- el príncipe te va a matar cuando se entere de todo

- ¿y como se va a enterar?- pregunte con una sonrisa oculta

- le diremos al principe, le nos va a creer- dijo la tercera concubina

- ¿ustedes creen que van a salir de este lugar?- en ese momento chasquee los dedos, haciendo cambiar toda mi mansión convirtiéndolo en un laberinto- ustedes no saldrán de aquí, al menos no con vida- dije con una sonrisa maquiavélica y ellas dejaron de sonreír

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