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Capítulo 18

Hace casi un mes que Alex no veía a Silvina, estaba todo el día metido en el trabajo o en la casa cuidando a Anya, por lo que no había podido ir a verla. Se había comunicado con ella por teléfono, pero no era lo mismo, necesitaba estar con ella cara a cara, verla, sentir su piel contra la suya, por lo que decidió darse un pequeño descanso e ir a verla al departamento de ella.

Salió más temprano del trabajo y fue hasta allí, en compañía de su chofer. Al llegar bajo del auto con muchas ganas de ver a su amada, así que se encaminó directo al ascensor para poder subir al piso de ella.

Cuando logra bajar en el piso indicado, se acercó a la puerta de Silvina y la abre con la llave de la puerta que él tiene en su poder, desde hace años.

Al entrar se saca el saco del traje dejándolo sobre el sofá y se encaminó a la habitación, ya que ella no esta en la sala. Cuando esta por tocar la perilla de la puerta para abrirla, escucha un ruido que lo detiene en seco. Era obviamente un gemido, luego otro más se escuchó.

El oír esto, hace que su corazón empiece a latir con rapidez, por lo que su mano tiembla. Ya sabe que es lo que esta pasando allí adentro, pero necesita la confirmación visual para darse cuenta de que ha sido un idiota que fue engañado por esa mujer todo este tiempo.

Aun con su mano en ese estado de temblor, logra abrir la puerta con sumo cuidado, sin ser escuchado ni visto, ya que la pareja que estaba en la cama estaba de lo más entretenida. Silvina, estaba sobre la cama arrodillada, con la cara sobre el colchón y sus manos en la espalda, sujetas por las manos del hombre, quien desde atrás bombeaba mientras entraba y salía de su interior, con mucha brusquedad.

El verla en esa situación hizo que su corazón se llenara de odio por ella, no entendía como es que había sido tan idiota al estar tanto tiempo al lado de ella. Sin embargo, a pesar de todo lo que estaba sintiendo en ese momento, no hizo un amague a separarla de ese hombre, solo los dejo seguir continuando hasta que cuando se iban a ir, su celular de golpe empezó a sonar, atrayendo la vista de la pareja.

Ellos al verlo parado en la puerta se sorprendieron tanto que de la sorpresa se separaron.

Ella al verlo ahí se quería golpear por ser tan tonta, es que ella misma se cavó su propia tumba en este asunto, ya que ella había invitado a su amante a su departamento, sabiendo que Alex tenía las llaves para entrar y salir de allí a su gana.

-¿Alex? Cariño, yo te puedo explicar.

-¿Qué es lo que me vas a explicar? ¿Lo zorra y manipuladora que eres? Por dios, Silvina, mejor olvídate de mí y desaparece de mi vida. Ya no me vuelvas a buscar. Si lo haces me veré en la obligación de destruir tu carrera y la empresa de tu familia.

Le dijo él con mucho desprecio en la mirada que le estaba dando, ocasionando que se le helara el corazón.

-Espera Alex, mi amor. ¡No te vayas!

Dijo ella mientras él se iba sin volver a mirarla.  Ella ya tenía una idea clara de que se le había acabado el Alex tonto, que hacía todo lo que ella quería, a cambio de un poco de cariño por parte de ella. Lo que él le demostró en ese momento, solo fue un hombre que sentía desprecio por ella.

Cuando escucha la puerta de entrada cerrarse, Silvina escucha a su amante decir...

-¿Ese era tu novio? Creo que ya no lo tienes más en tu poder.

-¡Cállate, idiota!

Le dijo ella muy enojada, por lo que él le decía. No podía entender como fue que el destino se ensañó tanto con ella en este día. ¿Cómo era posible que justo el día en que ella invita a su amante al departamento, Alex tenía que venir, si hace más de un mes, que él no venía a verla?

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